Si la política son gestos, como aducen los expertos en lo que se denomina "comunicación política", Carlos Mazón está demostrando una gran amplitud, y dominio, de los recursos. Un día después de que el PSPV negara la posibilidad de alcanzar grandes pactos a causa de la asociación del PP con Vox, y de que Compromís se negara a acudir al Palau, el president concretó su voluntad dando marcha atrás a medidas que afectaban al futuro económico y organizativo de À Punt, se acercó al escaño de Joan Baldoví para entregarle sus propuestas a dialogar e incluso citó a Joan Fuster: "Tota política que no fem nosaltres, la faran per nosaltres".
Sucedió en les Corts Valencianes, en la sesión de control, y con estos gestos se evidenciaban dos cosas que apuntan personas del entorno de Mazón: "El president quiere tener su propia dinámica con la oposición al margen de la política nacional y su alianza con Vox está controlada y no debe impedir explorar grandes acuerdos con la oposición". La misma fuente añadía otro dato: "Carlos Mazón sabe que esta es la legislatura del debate territorial, lo que no se consiga ahora en financiación o inversiones puede ser que no se consiga nunca".
Estrategia
El president quiere tener su propia dinámica con la oposición al margen de la política nacional
La dinámica lleva activa dos semanas, y sus secuencias han sido detalladas en este diario. Carlos Mazón ofrece un pacto al PSPV y a Compromís para defender, de forma coordinada, la "agenda valenciana" ante el Gobierno. En un momento en el que el pacto de Pedro Sánchez con los independentistas catalanes ha abierto el melón de la financiación y el de la quita de la deuda; dos cuestiones en los que la Comunidad Valenciana se ha situado en el ranking de las peor financiadas y de las más endeudadas.
El PSPV, y Ximo Puig al frente, observan esta oferta incompatible con la tolerancia negacionista e involucionista, además del acoso a sedes y militantes socialistas, de Vox. El líder de los socialistas valencianos entiende que una cosa va ligada a la otra, y que no es posible discriminar el deterioro de la calidad democrática que propugna el partido de Santiago Abascal la posibilidad de alcanzar acuerdos en las materias señaladas y otras como el agua o la atención de la infrainversión en Alicante, territorio-feudo del PP valenciano.
Pero ayer Carlos Mazón insistió en que su "determinación es permanente", que tiene la "mano tendida" y que esta actitud la mantendrá "hasta que se hiele el infierno". Mazón indicó nada más empezar su intervención (a raíz de la pregunta del propio Barrachina) que la ronda de contactos "no acaba hoy; no es la ocurrencia de la semana pasada, la determinación es permanente". "Es mi obligación y nadie me va a bajar", añadió el president.
Y en aras de suavizar sus propuestas y buscar la entente con los rivales políticos, el PP ha decidido cambiar -con el sorprendente aval de Vox- su actitud respecto a À Punt. No solo, los dos partidos que gobiernan juntos la Generalitat han optado por asumir la deuda tributaria de la televisión pública valenciana para no mermar el contenido de su parrilla. Ayer, en otro giro de guion, Mazón anunció que el PP retiraba su enmienda para cambiar las mayorías y rebajar el tope de inversión en la cadena.
Dos propuestas que dan argumentos a la posición que fuentes de la Generalitat ya expresaron a La Vanguardia con motivo de la efeméride del cierre de Canal 9. La hoja de ruta del Consell de Mazón no pasa por cierres ni privatizaciones ni tampoco se ha intentado o se va a intentar condicionar sus contenidos o influenciar en À Punt políticamente. Ese es un gesto importante, a pesar de la presión de Vox.