A las puertas de las elecciones autonómicas y municipales del próximo 28 de mayo todos los análisis y crónicas apuntan a que esta cita electoral será decisiva y que la Comunidad Valenciana será uno de los focos principales. Lo cierto es que lo que pasa en Valencia lleva años determinando el panorama político nacional.
Las últimas elecciones autonómicas se celebraron en 2019. El president de la Generalitat, Ximo Puig, hizo coincidir la cita electoral autonómica con las elecciones generales. El PSOE se jugaba mucho, por lo que la tensión era evidente. Puig se jugaba repetir como president y Sánchez se jugaba formar gobierno tras haber ganado una moción de censura casi un año antes. Ambos se lo jugaban meses después de perder poder territorial en las elecciones andaluzas que permitieron formar gobierno al PP y a Vox irrumpir por primera vez en el panorama institucional.
Palau de la Generalitat Valenciana en la actualidad
Con todo, Puig consiguió volver a liderar el pacto del Botánico y convertirse de nuevo en president de la Generalitat. Por su parte, Sánchez, aunque meses más tarde y tras una repetición electoral, consiguió ser de nuevo investido presidente del Gobierno. Podría parecer que el destino político de ambos está unido.
El president de la Generalitat ha liderado durante dos legislaturas un gobierno de coalición entre distintas fuerzas políticas. Juntas han desarrollado un programa de gobierno progresista que ponía fin a una larga etapa de gobiernos del partido popular marcados por la corrupción.
Por su parte, Sánchez, ha tenido en la Comunidad Valenciana el mejor de los apoyos y referentes. El pacto del botánico ha sido la mejor experiencia de éxito en la que inspirarse para formar el primer gobierno de coalición de la historia de la democracia y desarrollar un programa de gobierno en torno a la regeneración democrática.
Ya en 2023 y a las puertas de las próximas elecciones autonómicas, sus destinos parece que siguen unidos. Sanchez necesita que Puig lidere, por tercera vez, el pacto del botánico. Sin poder en territorios tan importantes como Andalucía, Madrid, Galicia o Cataluña, volver a presidir el gobierno valenciano es vital para el PSOE de cara a las próximas elecciones generales de final de año. De momento, según algunas encuestas, al PSPV no le iría mal, ya que conseguiría mejorar los resultados de 2019. En este sentido, a nadie se le escapa que, entre todos los presidentes autonómicos socialistas, Puig es uno de los que más valor aportan a Moncloa y a Ferraz.
De todas formas, a pesar de que el resultado obtenido por los socialistas valencianos fuera bueno, todo apunta a que no bastaría. Para poder volver a firmar el Pacto del Botánico, necesitaría sumar, al menos, con Compromís.
Para Compromís estas elecciones son una prueba de fuego. La pérdida de un actor tan potente en el panorama político valenciano y tan significativo en la construcción del pacto botánico, como es Mónica Oltra, ha sido un golpe del que pretenden salir airosos con el liderazgo de Joan Baldoví. La incógnita es si lo lograrán. No por falta de tablas por parte del actual diputado, sino porque Oltra era mucha Oltra.
El 28M también se despejará la incógnita de qué posición ocupará Unides Podem en toda esta ecuación. La fuerza morada está pendiente de saber si tendrá representación parlamentaria o si finalmente se quedará fuera de las instituciones. Ya en 2019 no sacaron un resultado muy abultado, pero lo cierto es que gracias a ellos el pacto del botánico pudo tener su segunda versión. Hay que ver lo determinantes que serán en esta ocasión, pero lo que ya sabemos es que si Unides Podem quedase fuera del parlamento valenciano pondría en peligro que el pacto del Botánico pudiera reeditarse por tercera vez.
lo que pase en este territorio será determinante de cara a las próximas elecciones generales de finales de año y condicionarán el liderazgo de Pedro Sánchez"
Sea como sea, lo que está claro es que la Comunidad Valenciana será el epicentro de las próximas elecciones del 28M, porque lo que pase en este territorio será determinante de cara a las próximas elecciones generales de finales de año y condicionarán, de una forma u otra, el liderazgo de Pedro Sánchez.