La Comunidad Valenciana se erige como tierra de festivales con más de un centenar de propuestas
Música
Los eventos musicales buscan recuperar las cifras de antes de la pandemia cuando la música en vivo facturó 58 millones de euros y la Comunidad Valenciana concentró a tres de los cinco festivales con más público
La marca pública Mediterranew Musix supera los 100 festivales inscritos que se reparten en cuatro categorías para ordenar la distribución de ayudas
Durante este fin de semana se celebra en Benidorm el Low Festival con artistas de la talla de Izal, Nathy Peluso o Primal Scream. A menos de 100 kilómetros, en la playa de Tavernes de la Valldigna, está en danza desde hace unos días el Iboga Summer Festival con más de 20 artistas internacionales, mientras que en los escenarios de Viveros (València) no paran de subirse grupos a la espera de que la semana que viene empiece el Arenal Sound, una de las principales (sino la principal) cita del verano musical en la Comunidad Valenciana. Este año con Mike Towers y C. Tangana, entre otros.
Y es que la Comunidad Valenciana se ha convertido en tierra de festivales. Más de un centenar aparecen ya registrados en la marca turística Mediterranew Musix, creada por Turisme Comunitat Valenciana para promocionar espectáculos musicales. Los hay de todo tipo y para todos los gustos.
Grandes festivales
El Arenal, el FIB, el Festival de Les Arts, el Medusa Sunbeach Festival, el Rototom y Low son los macrofestivales más destacados
De hecho, se han establecido hasta cuatro categorías en función de si se trata de un 'gran fest' (20.000 personas y un presupuesto de, al menos, un millón de euros); un 'fest' (los requisitos para obtener este certificado son un aforo igual o superior a las 10.000 personas y un presupuesto de, al menos, 350.000 euros); 'Fest lite' (Eventos musicales de menor tamaño); o 'Experience' (eventos singulares que consiguen con sus propuestas, elevar el espectáculo a la categoría de experiencia turística).
En el primer gran bloque se encuentran los grandes buques insignia como el FIB, el Festival de Les Arts, el Medusa Sunbeach Festival, el Rototom Sunsplash y los ya citados del Arenal y el Low. De hecho, según los últimos datos de la Asociación de Promotores Musicales, en 2019, tres de los cinco macrofestivales con más afluencia de público se celebraron en la Comunidad Valenciana con cifras de 200.000 y 300.000 asistentes
Para ayudar a la celebración de estos conciertos (tanto a los de gran formato como a los más modestos), el programa de impulso a eventos musicales, deportivos y culturales de impacto turístico destina 2,5 millones de euros en ayudas. Cada solicitante puede presentar una única solicitud para un único evento y, según las bases acordadas, la subvención puede alcanzar el 70% sobre el coste, hasta un máximo de 100.000 euros.
La argumentación de la secretaría autonómica de Turismo es la siguiente: “Los espectáculos musicales en directo se han convertido en una actividad cultural de gran impacto turístico generando empleo y riqueza en los destinos en los que se realizan y en las poblaciones cercanas”. Con todo, reconocen que el mercado en el que se mueven ambas industrias, musical y turística, es altamente competitivo y se deben decidir estrategias de diferenciación basadas en la mejora de la satisfacción y experiencia del usuario a través de la calidad del servicio. Y en ello trata de intervenir el Ejecutivo.
Los espectáculos musicales en directo, se han convertido en una actividad cultural de gran impacto turístico generando empleo y riqueza en los destinos en los que se realizan
No siempre montar un festival es fácil ni sinónimo de éxito. Pese al boom que parece haberse retomado tras la pandemia, con la gente dispuesta a recuperar el tiempo perdido pese a la inflación galopante y los malos augurios económicos, no siempre la fórmula funciona. Un ejemplo fue la cancelación a pocos días de su celebración del Diversity Valencia.
Desde el equipo organizador del festival se ponía de relieve, en el comunicado en el que se anunciaba su cancelación, que “los últimos años han sido difíciles de afrontar y nos hemos topado con la compleja situación que el sector de la cultura y más concretamente el de la música está atravesando a nivel global”.
Esos mismos días se conocía la cancelación del concierto de Bryan Adams por "imprevistos y problemas en la producción técnica que no garantizan el desarrollo del concierto con la calidad necesaria".
Con todo, la mayoría de festivales ha resurgido con fuerza tras la pandemia con una notable afluencia de público y con un impacto económico todavía por medir.
Según el último estudio de Turisme Comunitat Valenciana sobre el impacto elaborado antes de la covid, los grandes se habían convertido en “un importante foco de atracción de visitantes, tanto al lugar concreto en el que estos tienen lugar como al conjunto de la zona turística en la que la localidad sede se enmarca, recibiendo además un importante número de asistentes provenientes del extranjero, motivo por el cual un muchos de nuestros municipios, conscientes del impacto económico que los festivales tienen, se promueve su celebración como instrumento para posicionar al destino en los mercados turísticos”.
Impacto económico
Según los datos de Turisme Comunitat Valenciana de 2019, festivales como el Arena, Les Arts o el Rototom tienen un impacto económico de 40 millones
Por estos motivos, explican, los festivales han tenido los últimos años un importante auge tanto en España como en la Comunitat Valenciana, convirtiéndose en reclamos que cada vez atraen más viajeros con comportamiento turístico.
En este informe -recordemos que con datos de antes de la pandemia- se calculaba que el impacto de los grandes festivales como el Festival de Les Arts, el Medusa, el Arenal o el Rototom alcanzaría los 40 millones de euros.
Asimismo, según los datos del Anuario de la Música en Vivo 2022 de la Asociación de Promotores Musicales, la facturación de los conciertos celebrados en la Comunitat Valenciana en 2021 ascendió a 11,9 millones de euros, solo superada por Catalunya, Andalucía y Madrid.
Una cifra que muestra cierta recuperación respecto a los datos de 2020 (11,7) pero que todavía está lejos de llegar al récord prepandemia que se alcanzó en 2019 con 58 millones. Una cantidad a la que podría volverse este mismo año dadas las ganas de bailar de la ciudadanía.