Los festivales se reinventan ante la incertidumbre

reclaman protocolos claros

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Después de las primeras cancelaciones de 2021, los promotores buscan alternativas con formatos más pequeños para no repetir las pérdidas de 100 millones del año anterior

Demandan a las Administraciones ayudas directas y qué se aclare qué se puede y qué no se puede hacer

Muchos artistas ya están contratados y se les ha pagado un anticipo del caché. Un festival mediano tiene alrededor de 30 grupos firmados

“Lamentamos mucho informaros que debido a la pandemia y como consecuencia de la situación sanitaria actual y las restricciones derivadas a nivel nacional e internacional a causa de la Covid-19 (en particular en Europa y USA donde residen la mayoría de los artistas que tenían previsto actuar en nuestro festival), el festival 4ever Valencia Fest 2021 no podrá celebrarse ni en las condiciones que deseábamos, ni en las fechas que teníamos previstas”.

Con este comunicado, los organizadores anunciaban la cancelación del primero de los grandes festivales de la Comunidad Valenciana. Otros, sin embargo, todavía albergan esperanzas de poder celebrar sus eventos para no repetir las nefastas cifras de 2020.

El comunicado de 4ever Valencia Fest

El comunicado de 4ever Valencia Fest

Sergi Almiñana, presidente de la asociación promotores musicales de la Comunidad Valenciana (MusicaProCV), destaca que, tras un detallado estudio, los promotores calcularon unas pérdidas en el sector de la música en directo, hasta septiembre, de 54 millones.

No obstante, en declaraciones a La Vanguardia, Almiñana lamenta que estos números se quedaron cortos pues “el verano fue peor de lo esperado y la cuantía global de pérdidas de 2020 se acercó a los 100 millones”.

Las cifras

Los promotores estiman unas pérdidas en el sector de la música en directo de 100 millones en 2020

El estudio, explica el promotor, analizaba el impacto de 20 festivales de gran formato como el Arenal, el Medusa, el FIB, el Rototom o el SanSan. A ellos, subraya, hay que añadir las perdidas por las programaciones culturales, los ciclos de música o las actuaciones en las fiestas populares que no se celebraron.

Y es que la paralización total de la venta de entradas a conciertos y, en general, la cancelación o aplazamiento de la mayor parte de las programaciones musicales en 2020 golpearon con dureza al sector. Hubo una bajada del 80% de la facturación.

El público en uno de los festivales de 2019

El público en uno de los festivales de 2019. 

Nerea Coll

Tras un año sin beneficios, el 2021 está lleno de incertidumbre y todo se fía, comenta Almiñana, a que las vacunas traigan una cierta normalidad y permita algunas actividades.

En esta línea, admite que los macrofestivales serán complicados de celebrar. Con todo, pide a las Administraciones una serie de protocolos para estar preparados por si la evolución de la pandemia mejorara y la eficacia de la vacunación cambiara el actual panorama.

“Lo que pedimos es empezar a ver qué marco de trabajo podemos tener. La cultura es segura y que los protocolos han funcionado. Necesitamos una base para trabajar poder trabajar”, señala.

Reivindicación

Los organizadores piden a la Administración que aclare los protocolos para poder trabajar en un marco de mucha incertidumbre

Joanvi Díez, de la asociación de Promfest -que agrupa promotores de festivales de pequeño (hasta 4.000 personas) y mediano formato (hasta 15.000) como el Festardor, el Music Port Fest o el Montgorock- también subraya las dudas a las que se enfrentan.

“Necesitamos que la Administración nos diga qué se puede y qué no se puede hacer”, indica. Díez explica que un festival de dos o tres días, con varios escenarios, tiene una media de 30 artistas firmados.

A ello se añade que la mayoría de grupos cobra por anticipado un porcentaje del caché -del 25 al 50%, en función de la banda- y muchos cantantes les piden que les digan si se hará o no el concierto para buscar alternativas porque “lo que quiere un artista es actuar”. Otro problema añadido es qué hacer con los proveedores o con las entradas ya vendidas.

Problemas

Los artistas ya están contratados y se les ha pagado un anticipo del caché. Un festival mediano tiene cerca de 30 grupos firmados

Almiñana cree que si disminuyen los contagios y se controla la situación sanitaria se podría convertir los recintos de los festivales espacios seguros e incluso realizar test rápidos a todos los que adquirieran una entrada.

En esta línea, insiste la elaboración de los protocolos porque para montar estos proyectos se necesita tiempo. Aunque explica que los promotores siguen trabajando y muchos de los artistas contratados son los que no pudieron actuar en 2020, la promoción y la venta de entradas necesita un tiempo.

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En uno de los conciertos del año pasado en el Arenal Sound. 

Terceros

Con todo, este promotor apunta que, como ya se intentó sin éxito el año pasado, algunas fechas se podrían posponer a después del verano para ganar tiempo y esperar a una mayor inmunización de la población. El Gobierno ha prometido que en verano el 70% de la ciudadanía estará vacunada, aunque las primeras semanas de administración de las dosis no son demasiado halagüeñas.

Así las cosas, admite que serán más viables los festivales de menor formato. Al igual que ha funcionado con el teatro o el cine, indica, los aforos son más controlados y se puede organizar la disposición del público, la distancia entre ellos y la forma de acceso y salida del recinto o auditorio.

Joan Gregori Maria, presidente de Valencian Music Association (VAM!) y responsable de la organización de la Fira TROVAM! reconoce que, en una situación de pandemia, cuando más multitudinario sea un evento más problemas tendrá para realizarse.

“Seamos realistas. Este tipo de festivales necesita un tiempo de preparación y a ello se añade la inseguridad jurídica que una cancelación fuera de un Estado de Alarma puede generar para el promotor”, señala el presidente de esta asociación de mánagers. “No es tan fácil romper un contrato ni pelear con un seguro para ser indemnizados tras una cancelación”, resalta.

No es tan fácil romper un contrato ni pelear con un seguro para ser indemnizados tras una cancelación

Joan Gregori MariaPresidente de Valencian Music Association

A todo ello, se añaden otras dificultades como “las restricciones de movilidad de los artistas internacionales o el hecho de que haya grupos a los que no les renta hacer conciertos para 800 personas”. El caso del 4ever Valencia Fest es un claro ejemplo.

Es un negocio, continua el presentante de VAM!, que “se basa en la venta de miles de entradas y, a día de hoy, eso no es posible”. Y va más allá: “No es que este año se puedan anular, sino que, a dos años vista, ¿alguien puede asegurar al 100% que vaya a haber grandes conciertos? Ojalá”, suspira. La aparición de nuevas cepas o el retraso en las vacunas le hacen ser precavido.

Por el contrario, Joan Gregori Maria explica que hay eventos más modestos que sí que se podrán hacer. Un ejemplo es la Fira Trovam que a finales de año sí que se pudo celebrar, aunque con restricciones. ¿Cómo? Se apostó por un evento semipresencial, con una feria virtual y los conciertos acotados para los profesionales del sector.

Los festivales se reinventan ante la incertidumbre Video

En cambio, los conciertos para el público se retransmitían en streaming. Paralelamente, explica, se lograban unos recursos audiovisuales muy útiles, sobre todo, para los grupos con menos capacidad para registrar un directo.

En este contexto, señala que la Fira de 2020 ha sido la que más impacto ha tenido pues, días después de su celebración, los eventos han seguido difundiéndose en la red. En esta línea, la idea es repetir este año el formato ampliando los aforos dentro de las limitaciones sanitarias.

También en Promfest ya se preparan para reorganizar sus eventos de 2021. La idea, apunta Joanvi Díez, pasa por convertir estos festivales concentrados en un fin de semana, en un ciclo de más larga duración que permita cumplir con los artistas ya contratados y espaciarlos en conciertos de pequeño formato más seguros y adaptados a esta nueva coyuntura.

Y es que los festivales saben que, al menos hasta que vuelva la verdadera normalidad, van a tener que reinventarse. Aunque no hagan tanto ruido como otros sectores, explica Díez, “nosotros llevamos casi un año sin trabajar y tenemos muchas ganas de hacer cosas en el formato que nos digan y nos autoricen”.

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