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Siurana, leyenda e historia entre montañas

La ruta de los pantanos (XXVIII)

El embalse recibe las aguas de un afluente del Ebro en uno de los pueblos con más encanto de Catalunya

Pantano de Siurana

iStockphoto

“Allà dalt és Siurana, aspra i ardida,/ ben arrapada a la salvatge altura,/ coronada d’espais, d’abims cenyida,/ tota daurada i negra de vellura…”. Con estos versos Josep Carner dejó plasmada la eterna belleza de Siurana, una auténtica joya del Priorat que, igual que al poeta, enamora a quien la vea. Un pequeño pueblo repleto de historia y leyenda, rodeado de majestuosas montañas y situado en lo alto de un risco vestido por el pantano de Siurana.

El embalse con el mismo nombre, que se acabó de construir en el año 1972, estanca las aguas de un afluente del Ebro en Tarragona, el río Siurana, que dibuja en este punto una privilegiada estampa. Y es que las claras aguas del pantano, que puede llegar a almacenar hasta 12,2 hectómetros cúbicos, combinadas con la altura desde la que las preside el pueblo, hacen de la zona una imagen única de Cornudella de Montsant, municipio en el que se encuentra el embalse.

Situado en lo alto de un risco, el pueblo de Siurana preside el embalse con el mismo nombre en un entorno único del Priorat

Así, allí, y aún sin quererlo, disfrutaremos de forma incansable de preciosas vistas. Un paisaje en el que el broche final lo ponen la sierra de Montsant, la Gritella y las montañas de Prades. Formaciones que emergen de las tierras tarraconenses para dar cobijo y protección al pantano y al pueblo de Siurana, y que se han convertido con el tiempo en uno de los destinos preferidos para los incondicionales de la escalada.

Pero además de este deporte, para el que el entorno de Siurana ofrece una gran variedad de vías, en el embalse también se puede practicar kayak, siendo una de las rutas más interesantes la del Toll del Forn. Con ella se llega hasta el final del embalse, por donde entra el agua del Siurana, y donde se puede disfrutar de una limpia poza en la que darse un baño.

Las rutas de senderismo tampoco podían faltar, con interesantes travesías por la sierra de Montsant, símbolo del Priorat declarado Parque Natural por la Generalitat de Catalunya, y las montañas de Prades, con una variedad de actividades lúdicas, deportivas, culturales y gastronómicas. Igualmente, existe la opción de recorrer tranquilamente el perímetro del pantano hasta llegar al Toll de la Palla, una piscina natural en la que también está permitido el baño.

En días de verano se convierte en un buen plan acercarse al pantano para refrescarse y pasar un día en familia. Pero el resto del año la zona no desdibuja su magia y sigue mereciendo la pena por ver el paisaje teñido por las estaciones y descubrir su embrujo más escondido. En este sentido, subiendo el sinuoso camino que conduce a Siurana podremos adentrarnos en la historia del que dicen que es uno de los pueblos catalanes con más encanto.

La gran cantidad de paredes rocosas que rodean Siurana han convertido el entorno del pantano en una zona destacada para la práctica de la escalada

Marcado por ser el último reducto musulmán en Catalunya, gracias a su estratégica ubicación, la villa destaca por su leyenda de la reina mora. Según cuentan, la hija del valí de Siurana, Abdelazia, antes de someterse al sitio de los cristianos prefirió acabar con su vida saltando por un acantilado con su caballo. Un impresionante despeñadero que hoy es conocido como el Salto de la Reina Mora y en el que aun se observa lo que parece la marca de la herradura del animal.

El pasado de Siurana se mantiene vivo, además, gracias a los restos del castillo árabe que aún se mantienen en pie. Fue construido hacia el siglo IX y conjuga a la perfección con las rocas del desfiladero en el que se levantaba. En el mismo pueblo también gana protagonismo la iglesia románica de Santa Maria, conservada íntegramente pese a haber sido construida entre los siglos XII y XIII, después de que llegasen las tropas de Ramón Berenguer IV.

Después de este viaje a lo pretérito y de haber reconfortado nuestro interior oteando el impresionante horizonte que se observa desde lo alto de Siurana, también merece la pena dedicar tiempo a visitar el pueblo de Cornudella de Montsant, en el que se encuentran la ejemplar y renacentista iglesia de Santa Maria de Cornudella y a tres kilómetros la ermita de Sant Joan del Codolar, o la población de Albarca, situada a los pies de Montsant.