Reus nota ya la lluvia de millones del gordo de Navidad: “En lugar de cava, Moët”
Impacto en el comercio
El premio cayó en forma de 3.200 participaciones de 100.000 euros cada una
Maria del Carme iba a pedir un crédito para hacer unas obras en casa, pero ya no le hace falta. Tampoco invertirá su tiempo buscando los billetes de avión más baratos para el viaje que con la familia tenían previsto a Nueva York. “Que nos vengan a buscar a casa y nos lleven hasta el hotel”, dice. Ella es una de las cientos, quizás miles, de reusenses agraciadas con el gordo del sorteo de Navidad que se repartió entre 3.200 participaciones, a razón de 100.000 euros cada una (84.000 tras la aportación tributaria).
“Todo el mundo tiene un familiar, un amigo o conoce a alguien a quien le ha tocado la lotería”, dice riendo la dependienta de una zapatería de la calle Llovera. Ella asegura que no, que no le ha tocado... Pero que sí, que sí se palpa la alegría en las tiendas. Sólo ha pasado una semana y no ha habido ni tiempo de cobrar el premio, pero empieza a detectarse cierta “fiebre” comercial en la ciudad comercial por excelencia.
“A mí no... pero todos tenemos un familiar, un amigo o un conocido a quien le ha tocado la lotería”
“Esto nos beneficia a todos”, asegura Gemma Molné, presidenta del Tomb de Reus, una de las asociaciones comerciales más activas de la ciudad para mantener a flote un comercio de proximidad que cada vez lo tiene más complicado. “El sorteo de Navidad siempre cae repartido, pero en este caso todavía más, porque en lugar de décimos han sido participaciones”, añade. En total, 3.200 boletos en talonarios de 25, que se encargaron de distribuir y vender los socios de la entidad El Cachirulo.
En la calle Ample, donde está el local de esta asociación y donde el pasado domingo se celebró el gordo a ritmo de jota, es más fácil cruzarse con un agraciado que con alguien a quien no le haya tocado.
El día del sorteo, el grupo de
WatsApp de los comerciantes sacaba humo. Casi todos habían vendido participaciones a sus clientes y la mayoría también se quedaron alguna. En la bodega ubicada junto a El Cachirulo, al frenético ritmo de venta habitual durante estas fiestas, se suma la “juerga” del gordo. “Hacía años que no vendía una caja entera de Moët Chandon... Pero es que es normal... la gente quiere celebrarlo y en lugar de comprar el cava de siempre te piden algo más especial”, explica Gemma, la propietaria del establecimiento.
“Las consecuencias del premio tendrán recorrido, los clientes gastarán más... quien quería una joya, seguramente la comprará más cara, el que quería cambiarse de coche, lo hará... viajes... Y eso tiene su repercusión, si los comerciantes venden más, también gastan más”, añade Molné. De momento, se espera una buena campaña para Reyes, lo que es más que bienvenido en el sector.
Las ganas de tocar en metálico los premios se hizo evidente el viernes frente a la oficina de IberCaja en Prat de la Riba. Una cola inmensa pero feliz y paciente aguardaba su turno para entregar la afortunada participación. Previamente, el presidente y la secretaria de El Cachirulo tuvieron que certificar los boletos y entregar los décimos (90 series del número 26.590) que la entidad distribuyó en talonarios, como hace cada año desde 1974.