El puerto de Barcelona estrena un nuevo edificio para viajeros. El espacio, encargo de MSC Cruises a RBTA, el Taller de Arquitectura de Ricardo Bofill, será oficialmente la terminal H del muelle Adossat. La instalación se abre casi en paralelo al cierre de las terminales de cruceros al pie del World Trade Center. La terminal norte, que quedaba en el muelle de Barcelona frente al Maremàgnum y la Rambla de Mar, cerró en octubre del 2023 y la sur, donde llegan básicamente cruceros-boutique, terminará su actividad a finales de 2026.
Este cambio de usos comerciales permitirá que toda la línea de atraque norte del muelle quede abierta al público, dando continuidad a las zonas ya accesibles sobre el agua del muelle de Bosch i Alsina o Moll de la Fusta y el de Drassanes. Ahora también se podrá pasear por las zonas donde hasta antes de la celebración de la Copa del América atracaban algunos ferrys de Baleària así como barcos de crucero de hasta 160 metros de eslora.

Sala de espera de la terminal
La nueva construcción incorpora numerosas mejoras desde el punto de vista de eficiencia energética y sostenibilidad
A finales del año que viene toda la actividad de cruceros se concentrará exclusivamente en las terminales del muelle Adossat, al otro lado del puente Porta d’Europa. En esa zona es donde la compañía MSC Cruceros abrió este jueves su terminal propia. Lo hizo sin escalas de barcos. Únicamente se activó para comprobar el correcto funcionamiento de todos los sistemas de cara a este sábado, cuando recibirá su primer buque, el MSC Fantasia , con 4.000 pasajeros en crucero por el Mediterráneo.
Esta corporación suiza, con espíritu y origen italiano, disfruta de una gran implantación en Barcelona. No solo por las casi 200 escalas al año de sus buques de turismo, sino también por la presencia diaria de los ferrys de su filial GNV y de sus portacontenedores, matriz de todo el negocio. Estos atracan en la terminal Hutchison Ports BEST, también propiedad al 50% de MSC.
La nueva terminal de pasaje, en la que se han invertido 50 millones de euros y que el puerto ha concesionado por 31 años, es un paso más en la apuesta de esta empresa por Barcelona. El nuevo espacio, donde predomina el color azul, se ha concebido como un edificio de sección trapezoidal y base rectangular, con cubierta inclinada y una fachada principal que enmarca el acceso a un vestíbulo de triple altura. En cierto modo quien entre en ella tendrá una sensación familiar, pues le recordará a otra terminal: la T1 del aeropuerto de El Prat, que queda a pocos kilómetros en línea recta del edificio recién estrenado y que es un diseño de 2009 del mismo RBTA.
Al tratarse de una terminal de uso casi exclusivo para buques del grupo, el espacio interior está tematizado con la imagen de la compañía. Dispone de zona comercial, una enorme área de facturación, una sala de espera con capacidad para 450 personas en sofás y también una sala VIP para los pasajeros que viajen en el llamado MSC Yacht Club, una categoría premium disponible en todos los buques de nueva construcción y que se ha ido implementando en parte del resto de la flota, de más de una veintena de barcos.

Zona de atraque de la terminal
Para este edificio, RBTA y MSC se han alineado con la tendencia actual donde las prácticas medioambientales pasan a ser prioritarias y también van paralelas a la filosofía del puerto de Barcelona en los últimos años. La terminal es energéticamente autosuficiente gracias a los paneles solares de la cubierta. Las aguas pluviales serán tratadas y reutilizadas para los aseos de la terminal, los materiales usados y la ventilación reducirán la necesidad del aire acondicionado y en cuanto termine la electrificación del muelle, los barcos que hagan escala podrán enchufarse y parar sus motores. Según fuentes del puerto y la naviera, el 80% de las escalas ya se podrían hacer con este sistema, pues los buques ya están listos. Ahora solo falta que llegue el cable, previsto para 2027.
Un anuncio que sorprendió al propio equipo
Pasó en mayo de 2017 en Madrid. Entrevistado por La Vanguardia, Pierfancesco Vago, presidente de MSC Cruises, reveló que la compañía iba a tener una terminal propia en Barcelona “diseñada por un importante taller de arquitectura catalán”. La revelación sorprendió al cronista y sobre todo al equipo de comunicación que tenía guardada en secreto esa noticia. El hecho de que Vago forme parte de la familia fundadora y propietaria del 100% del grupo MSC hizo que este anuncio no tuviese discusión alguna y que al día siguiente fuera replicado por muchos medios. Cierta burocracia y sobre todo la crisis sanitaria de 2020-2021 retrasaron el proyecto hasta la actualidad