Barcelona mantiene un pulso con los grafiteros más persistentes

Civismo

El Consistorio elimina en menos de un año 21.376 pintadas en los puntos más problemáticos

Limpieza municipal de grafitis

Un empleado municipal limpia una pintada realizada en una jardinera de la plaza Castella, el lunes por la mañana

Ana Jiménez

El Ayuntamiento de Barcelona mantiene en estos momentos un muy duro pulso con los grafiteros más persistentes de la ciudad. El gobierno del alcalde Jaume Collboni celebra que las nuevas estrategias municipales redujeron en torno a un 90% el número de pintadas en las zonas más problemáticas de cada distrito. En menos de un año, con la nueva contrata de limpieza, el Consistorio eliminó en estos puntos 21.376 pintadas. A principios de año los técnicos acabaron exactamente con 17.752 pintadas. Luego, en primavera, en los mismos lugares, encontraron otras 2.424, y también las eliminaron. Hace pocas semanas concluyeron la tercera ronda. Entonces acabaron con 1.140 nuevas pintadas. De modo que a medida que limpian también rebajan la tasa de reensuciamiento. En primavera era del 13,6% y ahora del 6,4.

Los números ilustran que en la ciudad nunca se había limpiado tanto como ahora. Los servicios municipales antigrafitis funcionaron de un modo tan aleatorio durante tanto tiempo que las tres grandes operaciones de limpieza realizadas este año en las zonas más problemáticas cambiaron de modo sustancial el aspecto de un montón de viales tradicionalmente pintarrajeados. Un paseo por Ciutat Vella, el distrito de siempre más afectado, revela cómo muchos lugares conquistadas por el aerosol desde hace lustros presentan de un tiempo a esta parte una imagen más despejada. En la calle Tallers, en la plaza Castella, en los puntos más complicados de este lado de la ciudad, a principios de año, los técnicos eliminaron 5.346 pintadas. En la segunda tanda, borraron 481. Y en la tercera 534. La tasa de reensuciamiento en Ciutat Vella es de un 10%.

Son las firmas de los writters más insistentes, obcecados, empecinados... Las multas no les amilanan. Muchos renunciaron a tener una cuenta bancaria. Cumplir unas horas de servicios comunitarios es un gaje del oficio. Entienden que el suyo es un modo de vida contrario a lo establecido. Si te borran, regresas. No tienes otro remedio. Pero las nuevas estrategias municipales sí que están desanimando a muchos más pendientes de las modas, las tendencias y las redes sociales. Que les borren sus piezas de manera sistemática y que encima vengan y les multen sí que les echa para atrás. Por estas prácticas la Guardia Urbana puso en el 2022 hasta 328 multas, y en el 2023 484. Este año, hasta el tercer trimestre, suma 376. Son los tags, los pintarrajos más burdos, las firmas que se hacen en pocos segundos, las piezas que últimamente más proliferan. Como los que este fin de semana echaron a perder las decoraciones recién estrenadas de las persianas de varios comercios de Sant Andreu. El Ayuntamiento también está recopilando información sobre los grafiteros más activos, elaborando un catálogo con las firmas más frecuentes. Lo que ocurre es que los jueces no acostumbran a considerar esto indicios, fijan sus penas en función de la pintada que estaba haciendo el grafitero en cuestión en el momento de ser sorprendido.

La Guardia Urbana puso 484 multas en el 2023, y 376 durante los nueve primeros meses de este año

“Estamos trabajando con una mirada más amplia para mantener la excelencia en el espacio público –destaca Laia Bonet, primera teniente de alcalde–. El nuevo contrato de limpieza de pintadas nos ha permitido ampliar equipos y que trabajen de una forma más transversal y coordinada. Se limpian de pintadas la mayor parte de los elementos de la ciudad: fachadas, jardineras, mobiliario urbano... Es una apuesta de este gobierno municipal y uno de los pilares del plan Endreça. Sus resultados ya son destacados por la ciudadanía, tal y como lo indican los datos del último Baròmetre Municipal y también de la Enquesta de Serveis Municipals”.

Fuentes municipales detallan que hasta hace un año los servicios de limpieza de pintadas actuaban principalmente en fachadas no catalogadas, calzadas y aceras. Se trataba en verdad de un trabajo un tanto improvisado en función de las quejas ciudadanas y lo que se encontraban los equipos encargados. Con la nueva contrata, desde principios de año, el Ayuntamiento sumó diez nuevos equipos. Ahora tiene 36, cuatro de ellos especializados en edificios patrimoniales. Porque con la nueva contrata el servicio también opera en las fachadas con niveles de protección B, C y D. De este modo por fin pueden atender la mayor parte de todos los cascos antiguos de Barcelona. Solo quedan al margen los inmuebles con nivel de protección A, como la basílica del Pi, que requieren de un tratamiento especial.

En función de la superficie los operarios borran la pintada o pintan encima

En función de la superficie los operarios borran la pintada o pintan encima

Ana Jiménez

Además, abundan las fuentes municipales, la nueva contrata también incluye la limpieza de muchos elementos urbanos hastaahoraninguneados. Hablamos de bancos, farolas, señales, bolardos, barandillas, aparca bicis, jardineras, barreras New Jersey, fuentes no ornamentales, grandes bolas de hormigón, semáforos y sus cajas, las placas con los nombres de las calles... De ahí que las tres operaciones de limpieza realizadas este año en las zonas más problemáticas dieran unos resultados tan destacables. Son multitud de viales de todos los barrios de Ciutat Vella, los ejes más principales del Eixample, el casco antiguo de Sarrià, la supermanzana de Sant Antoni... “La primera pasada por estas zonas fue tremendamente laboriosa –añaden las fuentes del Ayuntamiento–. Había muchísimo trabajo pendiente ¡quitamos hasta las pegatinas! De modo que ahora ya podemos plantearnos de cara al año que viene ampliar estas zonas donde hacemos operaciones de limpieza a fondo tres veces al año”.

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