Alianza municipal para recuperar la Collserola rural
Medio ambiente
Seis ciudades impulsan un proyecto que fomenta las actividades agrarias y ganaderas en la montaña barcelonesa
Entre paseantes y ciclistas de montaña, el gran pulmón de Barcelona, la sierra de Collserola, se ha convertido en un espacio lúdico. Pero históricamente en este enclave verde, desde hace un tiempo considerado parque natural, existían variedad de producciones agrarias y ganaderas. Ahora un grupo de localidades que presionan la montaña –Barcelona, Sant Cugat del Vallès, Cerdanyola del Vallès, Sant Feliu de Llobregat, Sant Just Desvern y Molins de Rei– están impulsando un proyecto que ambiciona con recuperar aquellas actividades del sector primario. La iniciativa, apodada Alimentem Collserola, comenzó a fraguarse en el 2016 y tras un proceso de participación ahora da sus primeros pasos concretos. “Ofrecemos asesoramiento integral a los productores y potenciamos la llegada de nuevos”, define el técnico de Medi Natural del Consorci del parque natural de la Serra de Collserola, Joan Vilamú.
En la masía de Can Miano, en Sant Feliu de Llobregat, han abierto una granja de caracoles. “Este año tendremos las primeras ventas. Somos tres personas que nos dedicábamos a la construcción, el transporte y yo que era auxiliar de enfermería. El Consorci se está portando muy bien. Es complicado emprender en el sector primario si no te dan un empujón. Hace poco nos ayudaron a luchar contra un gusano”, cuenta una de las trabajadoras, Paqui Moreno.
Se promueve el sector primario para, entre otras cosas, proteger la biodiversidad del parque natural
El próximo proyecto de la capital del Baix Llobregat será transferir otra masía por un periodo de 25 o 50 años. “Can Ferriol es de propiedad municipal, nosotros la rehabilitamos y la cedemos a cambio de que se produzcan productos ecológicos”, afirma el concejal de Medi Ambient de Sant Feliu, Manel Leiva. “La realidad de la agricultura en Collserola es la que es, se han ido abandonando las tierras, se trata recuperarlas y enfocarlas al cultivo ecológico”, agrega su homólogo de Molins de Rei, Josep Raventós. Alimentem Collserola cuenta con un presupuesto genérico de 80.000 euros, pero dependiendo de cada proyecto “se van buscando más recursos”, indican desde el Consorci. “Con iniciativas así lo que hacemos es proteger la biodiversidad del parque natural”, sentencia Vilamú. Y es que todas estas actividades protegen la montaña de sucesos como por ejemplo los incendios.
Algunos ya tienen trayectoria cultivando en Collserola. En Can Carlets, una antigua viña a tan sólo cinco kilómetros de plaza Catalunya, llevan una década elaborando mandarinas ecológicas. “Parece que estés muy lejos pero giras la cabeza y ves toda la ciudad”, describe Eduard Gavilán. Comercializan entre 10.000 y 20.000 kilos anuales. “Al ser ecológicos, dependemos mucho del clima”, afirma. Todos estos productos comparten la marca Collserola. “Debemos conseguir que las explotaciones sean viables, les ofrecemos espacios en los mercados de payés, les ponemos en contacto con cooperativas de consumo y llevamos sus alimentos a algunos comedores para potenciar el producto de proximidad”, incide el comisionado de Economia Social del Ayuntamiento de Barcelona, Álvaro Porro. En la capital catalana se halla Can Calopa, donde personas con discapacidad realizan un vino que, después de años servido en las recepciones del Consistorio, ya se puede comprar. Tras rehabilitar una parte de la finca, recibirán visitas de turismo enológico.
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