Una Mercè exitosa cede el paso a ocho largos meses de campaña
Menos tensión política
La fiesta mayor ha marcado una tregua relativa, preludio de una batalla imprevisible
La Mercè 2018 es ya historia. Barcelona cerró ayer una fiesta mayor tan multitudinaria como siempre y con menos tensión política en las calles que en las ediciones previas. Una tregua relativa y un tanto engañosa ha sido, durante cuatro días, el preludio de una campaña de ocho meses, con el casting de protagonistas aún incompleto, que arrancará hoy con una potente traca: la presentación de la candidatura del exprimer ministro francés Manuel Valls.
La comitiva de autoridades desde la plaza de la Mercè hasta el Ayuntamiento fue la mejor muestra de esa tregua ficticia. Ausencia total de banderas y de pancartas, de hooligans de un signo y del contrario, pocos aplausos a los políticos y todavía menos gritos. La comitiva, encabezada por el presidente de la Generalitat, Quim Torra; el presidente del Parlament, Roger Torrent, y la alcaldesa Ada Colau, desfiló por las calles del Gòtic sin más apuros que los provocados por el bochorno que ha saludado la llegada del otoño a Barcelona. La única escenificación del conflicto que vive el país se dio en el balcón del Ayuntamiento. Los concejales de Ciudadanos y el PP se negaron a acompañar a Colau en protesta por la presencia de Torra –que después se sumó a una de las pinyes en la exhibición castellera de las colles locales– y de símbolos como el lazo amarillo en la fachada de la Casa Consistorial y una estelada gigante en un edificio de la plaza.
Manuel Valls, Ernest Maragall y Neus Munté faltaron a la celebración de la copatrona
Todos los grupos se congratularon de la ausencia de incidentes serios en los centenares de actos de la Mercè, del éxito de participación y de la descentralización de la fiesta, una iniciativa que comenzó con los gobiernos socialistas, continuó con el del convergente Xavier Trias y ha culminado Colau trasladando actividades a lugares como Nou Barris, la Trinitat o la ribera del Besòs.
Como es ya tradición el día de la Mercè, los líderes de los grupos municipales fueron desfilando ante los medios de comunicación para valorar la fiesta y, en esta ocasión, para marcar territorio de cara a la larga precampaña que comienza hoy. En este contexto de preparativos para la batalla de Barcelona, Ada Colau expresó lo que parece más un deseo inalcanzable que una realidad. “No damos por acabado el mandato”, sentenció la alcaldesa. La líder de los comunes señaló que quizás los cambios en ERC –el anuncio de que Ernest Maragall será alcaldable en lugar de Alfred Bosch– propicien una nueva dinámica de pactos. Este viernes, en el pleno, BComú sacará adelante la reserva de un 30% de vivienda social en todas las promociones de nueva construcción con el apoyo de ERC y el PSC. Y Colau quiere más. Citó la funeraria pública, la municipalización del agua y un proyecto metido por la fuerza en el congelador y que, siendo realistas, difícilmente saldrá de él hasta después de las elecciones, el tranvía por la Diagonal.
Cs y PP se ausentan del balcón por la presencia de Torra y de símbolos independentistas
Xavier Trias se felicitó por la falta de incidentes. “Se ha visto que no hay conflicto”, proclamó y se acordó del que fuera su lugarteniente Joaquim Forn, el preso de Lledoners, una de las ausencias de este año en el balcón del Ayuntamiento, donde sí estuvo hace un año, como conseller de Interior, y en muchas diadas de la Mercè, como concejal. El exalcalde, que en reiteradas ocasiones se ha pronunciado a favor de una lista unitaria independentista, aseguró que está al servicio de la ganadora de las primarias del PDECat, Neus Munté –ausente ayer por razones familiares–, y se mostró convencido de que ella y el exconseller de Cultura, Ferran Mascarell, sabrán ponerse de acuerdo para construir una candidatura capaz de disputar la victoria a Ada Colau. Mientras Trias y los otros presidentes de grupos atendían a los periodistas en el Saló de Cent, el profesor Jordi Graupera, otro nacionalista con aspiraciones de desempeñar un papel destacado en las elecciones del 2019, sosteniendo en brazos a su hija pequeña, no perdía detalle de los comentarios de quienes podrían acabar siendo rivales o compañeros de viaje
La presidenta del grupo de Cs, Carina Mejías, no participó en la ronda de declaraciones. Su partido está a la espera de la puesta en escena de Manuel Valls, el candidato al que Albert Rivera invitó a encabezar la alternativa naranja en Barcelona y que ahora podría caminar sin muletas. Quien sí se refirió en Madrid a la candidatura del político francés fue la líder de la formación en Catalunya, Inés Arrimadas, para explicar que la apuesta por Valls requiere un “ejercicio de generosidad” (sabido es que la candidatura quiere trascender el marco de Cs) y es “la mejor fórmula para ganar al separatismo y al populismo en Barcelona”.
En la lista de Valls no habrá miembros del PP. Su presidente, Pablo Casado, confirmó en Onda Cero que los populares presentarán su propia candidatura. Será, según Alberto Fernández, un “proyecto de compromiso barcelonés de centroderecha y con perfil propio” que muy probablemente no lidere el que es el concejal con más años de experiencia en el Ayuntamiento.
A la espera de los movimientos de Valls está el PSC, que hoy por hoy no tiene intención alguna de sumarse a su candidatura. Jaume Collboni dejó claro que su partido no quiere entrar en una batalla entre nacionalismos opuestos y que sus esfuerzos se centrarán en evitar que Barcelona sea “escenario” de una confrontación para convertirse en “protagonista” del debate político.
Además de Valls y Munté, el otro gran ausente de esta Mercè fue el futuro alcaldable de ERC, Ernest Maragall. No obstante, en una entrevista en TVE, el conseller de Exteriors ya dio muestras de que aspira a ser el dique de contención de Valls. De él dijo que “es el candidato de los ricos, pero no sólo de Barcelona” y que su candidatura está promovida desde Madrid, por “un determinado establishment” que concentra “el poder económico-político”. Mientras llega la hora de Maragall, que deberá pasar por el trámite de unas nuevas primarias, las riendas municipales de ERC las sigue llevando Alfred Bosch. Ayer reiteró su plena disposición a servir a la ciudad “desde el lugar en el que se me considere más útil”. En su última Mercè como concejal, Bosch recibió ayer todo tipo de felicitaciones por la elegancia con la que dio un paso al lado en favor de Ernest Maragall hace apenas cuatro días.