México y Estados Unidos nunca han sido realmente amigos, ni mucho menos los "best friends" que innumerables gobiernos mexicanos nos han querido vender. Hasta los gobiernos gringos cuando se trata de una visita o de sacar provecho de algo, como parecía mostrar Barack Obama en su más reciente visita, con un muy sentido discurso en el que parecía saber todo de México, y como no, si está al corriente de todo, hasta de lo que escondemos detrás de las orejas.
Bueno ni siquiera somos realmente partners o socios de un Tratado de Libre Comercio presuntamente equitativo, que no lo ha sido, no es, y difícilmente lo será.
Siempre hemos sido, aunque no nos guste escucharlo, los vecinos incómodos de los Estados Unidos, el back yard (patio trasero), el vecino problemático pero forzoso y de muchas maneras rentable para los "americanos" (aunque todos en el continente somos americanos y los mexicanos por la ubicación geográfica al igual que los canadienses también norteamericanos).
Entonces, ¿por qué pensar que íbamos a ser considerados de manera diferente en el momento en que Estados Unidos pusiera en marcha sus estrategias "de seguridad" para velar por su intereses y sólo por sus intereses en todo el continente?
Fuimos y somos espiados al igual que Brasil, Colombia, Venezuela, Argentina y Ecuador en temas militares, de narcotráfico, energía, según revelan documentos reservados de la Agencia de Seguridad Nacional (NSA) obtenidos por el periódico brasileño O Globo. Y en menor medida también son escuchados y mirados con todo lujo de detalle Panamá, Costa Rica, Nicaragua, Honduras, Paraguay, Chile, Perú y El Salvador.
El tabloide brasileño va más allá en los detalles de lo que reveló el joven Edward Snowden , extécnico de la CIA, quien expuso públicamente prácticas de espionaje del gobierno estadounidense; refiere que agentes de la Agencia de Seguridad Nacional (NSA) llevaron a cabo las acciones de espionaje en América Latina usando dos programas principalmente: el programa Prism (en el periodo del 2 al 8 de febrero) y el programa Boundless Informant (de enero a marzo). El Prism dice: "Posibilita el acceso a correos electrónicos, conversaciones on line y llamadas de voz de clientes de empresas como Facebook, Google, Youtube y Microsoft".
Según esta información, por medio de este programa la NSA obtuvo datos sobre petróleo y adquisiciones militares en Venezuela, y de México sobre energía y narcotráfico. Asimismo los documentos detallan que se tuvo un mapeo del movimiento de las Fuerzas Revolucionarias de Colombia (FARC) e incluso revela que hasta la empresa Microsoft "presuntamente cooperó con las agencias para desencriptar correos y chats de sus usuarios".
En México estos días el tema ha merecido amplios espacios en los medios de comunicación, portadas en periódicos y una serie de reacciones que van desde que el Congreso y los partidos políticos soliciten que se inicie una investigación por la posible implicación del gobierno anterior mexicano y/o su cooperación con el gobierno de los Estados Unidos. También se ha observado una condena generalizada de los mexicanos en las redes sociales con un "Espía EU a México" que se convirtió inmediatamente en trending topic y que provocó los más irónicos y creativos memes. A todo esto se sumó una exigencia de que se aclare si empresas de telefonía y servicios de internet mexicanos de alguna manera se han prestado para contribuir con los gobiernos en este asunto.
El gobierno mexicano inicialmente condenó el tema del espionaje en los medios mexicanos. El ministerio de Relaciones Exteriores mexicano solicitó al gobierno de Estados Unidos información para hacer una evaluación y fijar una postura respecto a los equipos para interceptar comunicaciones, que se sabe ahora, fueron instalados en México en 2007, y que se dice fueron parte de la estrategia de la llamada Iniciativa Mérida, sin embargo especialistas en el tema afirman que ese acuerdo entre ambos gobiernos "viola tratados internacionales".
Sin embargo llama la atención que el Comisionado Nacional de Seguridad le quiso restar importancia al asunto y afirmó que "no existen elementos para hablar de un supuesto espionaje, la presencia de elementos norteamericanos en el país se está dando en términos muy adecuados".
Los mexicanos nos preguntamos: ¿No importa que hayamos sido o que sigamos siendo espiados y que nuestra privacidad como país y como ciudadanos sea menos que nada? Todo en aras de los intereses económicos, geopolíticos y todos los que a nuestro poderoso e irrenunciable vecino, el Tío Sam se le ocurra y se le antoje. ¿Y nuestra dignidad como país independiente y el respeto real y no fingido en palabritas como "mister amigo" nuestra soberanía, y el derecho a la no intromisión de otros países adónde quedan?