“Me acepto imperfecta y dispuesta a pecar: ¡elijo vivir!”
Tengo 41 años. Nací en Barcelona y vivo entre Madrid y Barcelona. Soy periodista y escritora. No tengo hijos, y quiero tenerlos. ¿ Política? Soy muy consciente de lo colectivo. ¿ Creencias? Creo en el más allá. Me inspiran las mujeres valientes que rompieron límites sociales
‘Hablarán de nosotras’
En su primer día en la facultad de Periodismo, un profesor le espetó: “Tú dices que te gusta la radio, ¡pero con tu voz nunca podrás llegar a nada!”. Tres años después ella tenía un programa de radio... y aquel profesor era su redactor: “Rabioso, no dio un palo al agua”, rememora Barneda, a la que nada parece frenar si se propone algo a lomos de una soberbia que se reconoce y se permite. Por eso, para reivindicar pecados que se han atribuido a mujeres valientes, ha seleccionado a diecisiete de ellas para relatar sus vidas en Hablarán de nosotras (Aguilar), libro que desvela detalles jugosos y poco conocidos de esas mujeres “que pecaron para ser libres” y adueñarse de sus vidas.
Qué le hizo periodista?
El interés por lo humano, por conocer, compartir, comunicar, por vivir más vidas que una sola.
No le basta: publica ahora un libro sobre mujeres.
Porque las veo como modelos de cómo asumieron sus pasiones, sus pecados, para adueñarse de su destino.
¿Pecados?
Así ha visto esta sociedad a las mujeres que han hecho lo que han querido con su vida: como pecadoras, lascivas, fornicadoras, ambiciosas, ávidas...
¿Y por qué cree que ha sido así?
Por miedo del hombre a perder hegemonía, por miedo a compartir con ellas de tú a tú. Ignorancia, creencia de que para triunfar hay que imponerse, pisotear, aplastar.
¿Y las mujeres no?
Yo prefiero la simbiosis para avanzar, el mutuo conocimiento.
¿Así la han educado?
Mi padre confiesa que se preguntó: “¿Y cómo se educa a una niña?”. Él se percató de su machismo, y supo orillarlo.
No tiene queja de sus padres, pues.
Ninguna, he tenido suerte. Mi madre, que cuidó de sus hermanos pequeños y se casó con 18 años, también se sobrepuso y supo hacerse valer como igual ante mi padre.
¿Qué le atrae de las mujeres que ha estudiado?
Que supieron traspasar los límites que su sociedad les marcaba y ser libres: Hillary Clinton, Madonna, Jackie Kennedy, Édith Piaf, Cleopatra, Bette Davis, Oprah Winfrey, Ava Gardner, Chavela Vargas, Ana Bolena, Marlene Dietrich, María Antonieta, Virginia Woolf, Marilyn Monroe, Maria Callas, Janis Joplin y Frida Kahlo.
¿Qué tipo de límites?
Cotidianos, como ser madre soltera, divorciarse... Ahora parece normal... y no hace tanto era osado, ¡fueron muy valientes!
¿En qué ha sido usted valiente?
Yo estoy aprendiendo a saltarme el cuento que me había contado sobre mí misma.
¿Qué cuento?
Un cuento de perfeccionismo. ¡Basta! He roto el estigma de la perfección.
¿Cómo era esa Barneda perfecta?
Impoluta, intachable, seria, superprofesional... Ahora prefiero la libertad de la excentricidad, que digan: “No está fina,
no toca”. ¡Bien! Me gusta. ¡Me acepto ya
como imperfecta! Y ahí brota el humor.
¿Sí?
Te ríes de ti, y ya da igual lo que digan. Ya confío en mí para vivir como quiera. ¡Sed como los niños, que no ven límites! De adultos nos creamos cárceles. Y la vida no es eso.
¿No? ¿Y qué es?
No encerrarte en un concepto, no culparte por incumplirlo. Oye, hoy te digo: “Esto es así... ¡hoy!”. ¿Mañana? Ah, mañana no sé.
Buena apología de la incoherencia.
Yo ya no me cuento la vida. La vivo. La vida no es así o asá. La vida... ¡es! Si un día estoy perezosa, lo vivo. Si un día estoy glotona, lo vivo. Si un día estoy lujuriosa, lo vivo. Yo ya me permito pecar. ¡Peca!
Vale.
Con conciencia de hacerlo, dueño de tu pecar. Porque te sientes infeliz cuando no estás viviendo el presente como te gustaría. Y ya no hay tiempo de “no hago esto porque...”. No, no te cuentes la vida: ¡vívela!
¿Cuál es su principal pecado?
La soberbia. Mira, dejé de fumar... y en una cena con amigos me dijeron: “Recaerás”. “¡Pues verán!”, me dije. Y sigo sin fumar, siete años después: soberbia a conciencia.
¿La envidia puede ser también un pecado constructivo?
Si vives con la mirada ladeada, no. Pero sí si la centras en ti y vuelves a mirar adelante. Con todo lo que ella era..., Bette Davis envidió a Marilyn, de la que dijo: “Se cree que moviendo las caderas será buena actriz”.
Es que la mirada de la mujer sobre la mujer, a veces...
Cuando la mujer conquiste la seguridad en su feminidad y gane autoestima y serenidad, abandonará esa susceptibilidad competidora tan lamentable del “mira cómo va esa”.
Si tuviese una hija, ¿la vida de qué mujer de su libro le leería?
Madonna. Por cercanía, por ser de nuestro tiempo. “Es mejor vivir un año como tigre que cien como cordero”, ha dicho Madonna.
Más cercana a usted, por oficio, es la periodista Oprah Winfrey.
Admirable. Criada en una cabaña del sur de Estados Unidos, es hoy poderosísima: si toca un libro en televisión, vende 50.000 ejemplares, si lo abraza son 200.000 ejemplares... Usa su poder en un bien colectivo.
También elige a Frida Kahlo.
Con ella sí enseñaría a mi hija: “No tengas una historia de amor así”, tan obsesionada con Diego Rivera... ¡El amor no es eso!
¿Va usted a ser madre?
Es una pulsión que está ya más en la tierra que en el aire. La vida es creación, y no hay creación mayor que una criatura, una obra viva, un aprendizaje recíproco y constante.
¿Qué más le enseñará?
Que no se sienta víctima, que no busque verdugos. Que se haga responsable. Hacerte responsable te hace libre.