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“‘Soy fotógrafa y soy mujer, ¡y habrá más como yo!’, dije”

Tengo 80 años. Nací en Terrassa y vivo en Viladecavalls. Fui la primera fotoperiodista de España. Estoy casada, sin hijos. ¿ Política? Libertad total, y no soy independentista. ¿ Creencias? Si me siento apurada, pido ayuda... Desencantada de la prensa, monté un restaurante en Eivissa...

Joana Biarnésprimera mujer fotoperiodista de España

estuvo con los Beatles?

Varias horas en su suite en Barcelona. Y otros días con Polanski, mucho con Dalí... Y en Londres aconsejé a Massiel su vestido de Eurovisión.

¡No!

Y un día Clint Eastwood me besó en la boca.

¡Alto!

Me quedé paralizada, temblando...

Pero... ¿cómo?

Era fotoperiodista, ¡la primera que tuvo la prensa española!

Discúlpeme, no la conocía...

Me desencanté de la prensa, me retiré a Eivissa: cocino bien, monté un restaurante en Sant Josep de sa Talaia. Ya estoy jubilada.

¿Por qué se desencantó?

En 1982 hice un reportaje sobre un grupo de terapia de enfermos de cáncer: en la agencia me dijeron que eso no vendía.

Hoy sí: se adelantó a su tiempo.

Me sentí tan triste, dolida... Me proponían robados falsos a famosas fingiendo un embarazo... Y no. Abandoné el fotoperiodismo.

¿Desde cuándo lo ejercía?

¿Has visto fotos de las terribles inundaciones del Vallès del año 1962?

Sí, niños ahogados entre el fango, destrucción...

Son fotos mías.

¿Fue la primera fotoperiodista, dice?

Sí. Desde niña veía a mi padre, Joan Biarnés, hacer y revelar fotos para la prensa deportiva... Yo le admiraba. Un día, siendo niña, sentado en sus rodillas, dijo: “Qué lástima que no seas chico, porque me ayudarías”.

¿Y por qué no, siendo chica?

¡Eran los años 40! Una mujer con una cámara en un campo de fútbol, todo hombres solos... ¡Impensable! Por entonces ningún padre quería eso para su niña.

¿Y qué pasó?

Que un día mi padre no podía hacer fotos de un partido por otro compromiso, y yo solté: “Las haré yo”. Apenas tendría veinte añitos...

¿Y qué tal?

¡Los hombres me decían de todo! Yo era muy femenina, ¿sabes?, con mi vestidito... Y el delegado de campo vino a expulsarme.

¿La echó?

No pudo: le enseñé todos los carnets oficiales, que me había ocupado en obtener. “Soy fotógrafa y soy mujer, ¡y vayan acostumbrándose, habrá más como yo!”, me salió.

Toma, qué valiente.

Me temblaban las manos, pero enfoqué, disparé... y le llevé las fotos a mi padre.

¿Salieron bien?

Al verlas, me abrazó. Se emocionó. Se publicaron en Mundo Deportivo. Y yo quise seguir: “¡Piénsalo bien, será duro para ti!”, me advirtió. Y seguí. Era más difícil que ahora, con aquellas cámaras, aquellos flashes...

Y las cosas que oiría en los estadios...

Sí, ¡barbaridades! Pero estaba pagándole una deuda de amor a mi padre, que tanta paciencia y confianza tuvo conmigo. En 1955 estudié en la Escuela Oficial de Periodismo, ¿y sabes a quién tuve de profesor?

¿A quién?

A tu antepasado en la entrevista de La Vanguardia: Manuel del Arco. Un día oyó que me mareaba la sangre, ¡y me envió a hacer un reportaje al matadero!

Pérfido.

Vi matar a los caballos a golpe de martillo en la cabeza, descuartizarlos... Cuando Del Arco vio las fotos, me dijo: “Usted será una buena reportera”.

El maestro no se equivocó: cuénteme lo de las inundaciones del Vallès.

Al alba, mi padre y yo salimos de casa, en Terrassa, él se fue para un lado, yo para otro... Y ya no recuerdo más.

¿Qué quiere decir?

Hice las fotos, y padecí amnesia de aquellas horas: mi cerebro no quiso volver a recordar lo que vi. Un señor me llevó en coche a ­revelar las fotos a Barcelona. ¡Y salieron en el Telediario!

Se haría famosa...

Emilio Romero me fichó para el diario Pueblo de Madrid. Mi padre me dio un solo consejo, mirándome a los ojos: “Que nunca tenga que bajar la mirada por tu causa”. “¡Así será!”, le prometí. Y así fue.

Pero Clint Eastwood la besó...

Ja, ja... En 1973 hacía un reportaje en Hollywood, alguien le dijo lo mucho que me gustaba, él vino, me sonrió... y me plantó un beso en los labios. Allí me quedé, paralizada.

¿Y lo de los Beatles?

En Madrid me colé en el vuelo regular a Barcelona, me pillaron haciendo una foto desde la puerta del lavabo... les hice gracia y me atendieron en su suite del Avenida Palace, pero aquellas fotos nunca se publicaron.

Ohhh..., ¿por qué no?

Envié el carrete, pero alguien ordenó no hacerles más propaganda a esos melenudos... No sé dónde estarán hoy aquellas fotos.

¿Y lo de Massiel?

Ella buscaba un vestido de Dior. Yo hacía reportajes de moda, la llevé a ver los modelos más modernitos de Courrèges y me hizo caso.

¿Y lo de Polanski?

Vino a Marbella después de la tragedia de Sharon Tate. Me hice pasar por esposa de un médico, y como cocino muy bien, le invitamos a comer una paella y...