"Probaré en el espacio un fármaco contra la diabetes"
Tengo 48 años. Soy de Vitoria. Soy ingeniero eléctrico y máster en Robótica Espacial. Y alpinista y astronauta. Estoy casado con una modelo rusa y tengo una hija, Katia (9). Soy de centroderecha y hippy. Creo en Dios, como todo astronauta. He vivido al menos dos vidas
Todo corazón
¡Qué energía, la de Josu, entusiasta y vehemente! Subirá al espacio con la VSS-Enterprise Spaceshiptwo, de Virgin Galactic, sin dejar de inyectarse insulina... y experimentando un nuevo fármaco. Luego trabajará con los rusos en la Estación Espacial Internacional. Todo para ayudar a los diabéticos, "una de cada cinco personas", me informa, todo fuego y corazón. Lucirá una pequeña ikurriña en el traje espacial. Colabora en testar un medidor de glucosa (patrocinado por la farmacéutica Menarini y por Telefónica e-health: www.josufeijoo.com ). "Todo lo que hago es para animar a los diabéticos", se enorgullece como embajador de la Federación Internacional de la Diabetes.
¿Todos los astronautas creen en Dios?
Todos, ¡y conozco a muchos! No puedes ser astronauta sin creer en Dios.
¿Ser creyente puntúa?
En la NASA ¡le aseguro que sí!
Curioso.
Mi instructor, que ha estado tres veces en el espacio, me dice: "Antes de ir al espacio creía en Dios; al volver, ¡mucho más!"
¿Cuándo subirá usted?
A principios del 2015, calculo. ¡Soy el primer astronauta diabético!
¿Ser diabético no es inconveniente?
Soy cosmonauta por el centro Gagarin ruso, y astronauta por la NASA: han sido muy exigentes, es verdad... ¡Demasiado, en mi opinión! Pero he sido sobresaliente en todo.
¿Qué quiere demostrar?
Lo que decidí tras ser diagnosticado: que viviría con la diabetes, no para la diabetes.
¿Cuándo le diagnosticaron?
En una analítica rutinaria a los 23 años: me salió un elevado nivel de glucosa en sangre.
Eso significa que...
Mi páncreas no secreta insulina para metabolizar la glucosa, que así se acumula en sangre. Y el riñón debe trabajar a destajo, y orinas mucho, te deshidratas y tienes sed...
¿Y qué puede pasarte?
Quedarte ciego, entrar en coma...
¿Por qué en coma?
Ante la hiperglucemia, el cerebro se bloquea. Si inyectas insulina, rebajas glucosa.
¿Cómo reaccionó ante su diagnóstico?
"Josu, ¡olvídate del Everest!", me dijo mi médico. Yo, alpinista, soñaba con escalarlo.
Vaya.
"¿Y me olvido también de ser astronauta?", le pregunté, consternado. ¡Era mi sueño desde los cinco años: se lo pedía siempre a los Reyes Magos! Por eso me deprimí.
¿Y cómo se rehízo?
Largándome al polo Norte, en el 2002: a pie, caminando, arrastrando un trineo a 51º bajo cero... y pinchándome la insulina.
Se nota que es usted vasco.
Y luego repetí en el polo Sur, en el 2003. Y luego he sido el primer diabético de la historia en pisar la cima del Everest, en el 2006. Y, ya puesto, he escalado la cumbre más alta de cada continente: Seven summits.
Y, ahora, ¡astronauta!
¡Sí! Esto demuestra que si tú te portas bien, ¡los Reyes Magos se portan bien contigo!
¿Y en qué consiste portarse bien?
La vida me puso una zancadilla, me caí... y me levanté. He sabido vivir dos vidas.
¿En qué ayuda esto a los diabéticos?
Primero, rompo un prejuicio social: ser diabético no impide hacer lo mismo que otros.
Y segundo...
Colaboro en un proyecto de telemedicina que mejorará la calidad de vida de todos los diabéticos del mundo.
¿En qué consiste el proyecto?
Estoy testando un medidor de glucosa en sangre. Lo testamos aquí abajo, en el Everest, volando en un caza de combate, y pronto en una nave espacial.
¿Y qué tal el medidor, por ahora?
¡Una maravilla!
¿Qué tiene de particular ese medidor?
Es pequeño, lo llevas en el bolsillo. Y estés donde estés, te pinchas en un dedo, aspira una gotita de sangre, y en la pantallita aparece tu nivel de glucosa en sangre.
Y sabes si te toca tu dosis de insulina.
Y lo mejor es que envía on line a la nube esos datos: ¡tu médico los ve en su ordenador! ¡O tus familiares en el móvil!
¿Eso mejorará la vida del diabético?
¡Sí! Mire, tengo una sobrina diabética, Edurne: ella quiere ir de colonias con sus amiguitas, pero su madre, mi hermana, no le deja...
Es peligroso...
Pero con este medidor, fácil de usar, la mamá tendrá a la niña monitorizada todo el día en su propio móvil. Y, más tranquila la mamá, la niña podrá ir de colonias, feliz.
Entiendo. ¿Probará este medidor de glucosa desde la nave espacial?
Sí, pero allí haré algo más... Participaré en un experimento muy importante... que no puede hacerse aquí abajo en ningún país.
¿Por qué no?
Porque las leyes lo prohíben... ¡pero en el espacio exterior no hay jurisdicción legal!
¿Qué hará, hombre de Dios?
Probaré en mí mismo un fármaco nuevo.
¿Con qué efecto?
En el páncreas hay células alfa (producen glucagón) y células beta (producen insulina): el diabético no tiene células beta, destruidas por citoquinas inflamatorias. Yo ingeriré un fármaco que inhibe estas citoquinas malas y estimula las antiinflamatorias...
¿Con qué resultados?
Lo han experimentado con ratones y se ha visto que hay células alfa del páncreas... ¡que se convierten en células beta! Por lo que tu páncreas vuelve a producir insulina.
¡Eso es la curación de la diabetes!
¡Sí! Ya no habrá diabéticos, sólo habrá personas propensas a serlo.
¿Y no es peligroso, este experimento?
Corro el riesgo de generar células cancerígenas. ¡Pero merece la pena! Ya tengo ganas de probarlo: quiero que Edurne y todos los niños diabéticos tengan una vida más plena.