Cien años después de su independencia del dominio colonial británico, ¿es posible imaginar a la India como un país desarrollado? Da la impresión de que muchos en el gobierno de Narendra Modi pueden hacerlo y han anunciado el objetivo Viksit Bharat, o India Desarrollada, para el 2047. Quien se muestre escéptico, quizás tenga la aritmética de su parte. Consideremos lo siguiente: el PIB del país debe mantener un crecimiento medio de un 8,7% de aquí al 2047 para alcanzar un PIB per cápita ligeramente superior a los 15.000 dólares. Tal racha de crecimiento sin precedentes es una tarea difícil incluso teniendo en cuenta el vigoroso crecimiento registrado por el país en los últimos años y las previsiones alcistas a corto plazo del FMI.
De todos modos, el objetivo Viksit Bharat es interesante porque nos obliga a todos los que consideramos que India es una de las economías más complejas y relevantes del mundo a estar alerta y prestar atención. Nos hace considerar el potencial del país y las barreras que se alzan en su camino.
Para algunos expertos en política, la idea de fijar un objetivo a veinticinco años vista y preguntarse si el país puede alcanzarlo no tiene mucho sentido; se conforman con establecer unas condiciones que mantengan un crecimiento constante de un 6,5% durante los próximos veinticinco años, aunque con ello no se consiga técnicamente que India alcance la categoría de país desarrollado y logre su objetivo. En principio, un crecimiento de un 6,5% constituye una base más realista para el debate, ya que es compatible con el historial de crecimiento reciente.
Menos de la mitad de los 950 millones de habitantes de India en edad de trabajar está realmente empleada, frente al 70% de otros mercados emergentes. Solo un 51,25% es considerado “empleable”, según una prueba de evaluación
Creo que la principal cuestión que India debe abordar en relación con su trayectoria actual tiene que ver con el mayor activo que posee: su población. India tiene la mayor población del mundo; la edad media es de 28 años (las edades medias de Estados Unidos y China se sitúan a finales de la treintena), y en el país vive uno de cada cinco habitantes del planeta menores de 25 años. Sin embargo, pese a poseer la mano de obra más numerosa y joven del mundo, hay muy pocos buenos puestos de trabajo. Y ese podría ser el mayor obstáculo para que India mantenga cualquier forma de crecimiento sostenido, ya sea de un 6,5% o incluso superior.
Para hacernos una idea de la magnitud del problema, consideremos la cruda realidad de que menos de la mitad de los 950 millones de habitantes en edad de trabajar está realmente empleada, frente al 70% de otros mercados emergentes. Solo un 51,25% es considerado “empleable”, según una prueba de evaluación de aptitudes. Además de esos problemas, existe una enorme brecha de género: en el 2023, solo formaba parte de la población activa un 32,7% de las mujeres en edad laboral. Hacen falta entre 90 y 115 millones de empleos de aquí al 2030 para mantener la economía en una senda de crecimiento de un 6,5%. Llegar a una senda de un 8,7% es una tarea aún más difícil.
Para llegar hasta ahí, se necesitan varios cambios en la actual fuerza de trabajo.
Formación de competencias
La calidad de la educación en India varía mucho: algunas instituciones excelentes son accesibles a una pequeña fracción de la población, mientras que la gran mayoría debe conformarse con profesores mal preparados, instalaciones inadecuadas y planes de estudios que no hacen suficiente hincapié en el pensamiento crítico ni en las aptitudes para el empleo.
Es necesario ampliar iniciativas públicas como el Pradhan Mantri Kaushal Vikas Yojana (PMKVY) y el programa insignia del Gobierno, la Misión de Desarrollo de Competencias Nacionales. Y combinarlas con una auténtica mejora de la calidad de la educación y la empleabilidad de los graduados mediante la correspondiente expansión de los programas de formación y aprendizaje dirigidos por las empresas. Las soluciones basadas en la tecnología, desde los cursos online hasta la inteligencia artificial y la realidad virtual, pueden contribuir, si se despliegan correctamente, a que se llegue a un amplio segmento del público previsto. Esas iniciativas también deberían coordinarse, siempre que sea pertinente, con las numerosas oenegés que han surgido para cubrir la necesidad de capacitación y formación profesional.
Participación femenina
Existe la necesidad específica de aumentar la presencia de las mujeres en la mano de obra. Eso requerirá un enfoque sistémico basado en muchas iniciativas que deberán reforzarse mutuamente, desde la mejora del acceso a la educación y la tecnología hasta la introducción de cambios en las políticas del lugar de trabajo (por ejemplo, flexibilidad, prestaciones por maternidad, guarderías, entrega digital de salarios y prestaciones, etcétera), pasando por la promulgación de protecciones legales que garanticen la igualdad salarial e impongan sanciones por discriminación de género.
Con frecuencia, las mujeres carecen del derecho a la propiedad debido a la pervivencia de normas patriarcales, lo que reduce su capacidad de aportar las garantías necesarias para obtener un préstamo y perpetúa la dependencia con respecto a los miembros masculinos de la familia. Es necesario cambiar esos factores estructurales.
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Obras de construcción en el campus de Amazon.com Inc. en Hyderabad, India, el único propiedad de la empresa tecnológica estadounidense fuera de los EE. UU.
Hay que reforzar el apoyo público y ampliar muchos mecanismos institucionales, como los grupos de autoayuda que reúnen a las mujeres para empoderarlas en ámbitos que van desde la inclusión financiera hasta el empoderamiento económico y social y la participación comunitaria, así como otros programas que promueven el acceso de las mujeres a los servicios financieros. Las tecnologías digitales permiten a las trabajadoras informales el acceso a la información sobre oportunidades de mercado, precios y tendencias del sector, lo que las ayuda a tomar decisiones empresariales más informadas. Los nuevos modos de trabajo, desde las plataformas de trabajo por encargo hasta las cooperativas y las colaboraciones centradas en las mujeres, pueden servir como importantes rampas de acceso. Los programas existentes de empoderamiento femenino necesitan un apoyo continuo y una mayor expansión.
Compromiso del sector privado
Más allá de los programas públicos, las empresas tienen un papel clave que desempeñar. No más de un 5% de la mano de obra india recibe capacitación formal, mientras que en Japón y Corea del Sur, las cifras correspondientes son del 80-96%. Las empresas pueden desempeñar un papel más activo en la formación de competencias.
Además, tienen que: añadir procedimientos neutrales desde el punto de vista del género en responsabilidades, salarios, ascensos y formación; garantizar unas condiciones de trabajo seguras para las mujeres; proporcionar formación en competencias de gestión y dirección; y fomentar e invertir en iniciativas dirigidas por mujeres, incluidas las startups. Las empresas también pueden promover modelos de conducta y enfrentarse a las ortodoxias sociales que frenan el trabajo de las mujeres, ayudando a difundir los beneficios económicos y sociales de las trabajadoras en la comunidad.
Paralelamente, se necesitan acciones en el lado de la demanda.
Una estrategia de fabricación coherente
India se ha alejado del enfoque de otras economías emergentes de Asia al no apostar por la fabricación sino por los servicios, como las tecnologías de la información y las funciones administrativas. De resultas, mientras que la cuota de China en la fabricación mundial ha crecido hasta un 31,63%, la de India solo es de un 2,87%. El sector manufacturero indio solo representa un 13% del PIB, frente a una cuarta parte en Vietnam o más de una cuarta parte en China. Sin duda, dado el tamaño de la población activa, resulta difícil imaginar la absorción de tanta gente sin un sector manufacturero robusto. Sin embargo, una recuperación tardía del sector manufacturero puede ser difícil, ya que las tendencias apuntan hacia una mayor automatización y existe presión en las economías importadoras para deslocalizar fábricas y acortar las cadenas de suministro.
Pese a las dificultades, India puede alterar el orden manufacturero mundial. Las compañías buscan un enfoque de China más uno para sus cadenas de suministro, un cambio impulsado por factores políticos y también prácticos. Dentro de India, se han atenuado muchas de las limitaciones históricas a la ampliación de las manufacturas: se han simplificado algunas normativas; hay un aumento espectacular de las inversiones en infraestructuras; muchas agrupaciones manufactureras han recibido apoyo público y privado; y un plan de incentivos vinculados a la producción ofrece subvenciones en catorce sectores para ayudar a crear “campeones manufactureros nacionales”.
India se ha alejado del enfoque de otras economías emergentes de Asia al no apostar por la fabricación sino por los servicios, como las tecnologías de la información y las funciones administrativas
Para aumentar la huella de la industria manufacturera en la medida necesaria e incidir en las cifras de desempleo, se necesitan cambios sistémicos más consistentes, como: simplificar los procesos de conversión de terrenos agrícolas para construir fábricas; reformar las leyes laborales; desregular más y dejar de lado una mentalidad inherentemente proteccionista; invertir en centros de fabricación con infraestructuras, servicios públicos y servicios integrados. Además, tiene que haber programas que faciliten las empresas conjuntas con agentes internacionales aportadores de nuevas capacidades y normas, conocimientos y experiencia globales, así como un enfoque en el apoyo a las pequeñas y medianas empresas de fabricación con el potencial de ser grandes absorbentes de mano de obra.
Una estrategia de servicios replanteada
Dada la apuesta original de India por los servicios, habría que impulsar aun más el sector. Los servicios representan alrededor de una décima parte del PIB nacional, y sus exportaciones crecieron casi el doble que las del resto del mundo entre el 2005 y el 2023. Sin embargo, el sector es vulnerable. La mayor parte del empleo en los servicios se encuentra en áreas poco cualificadas, donde el trabajo es informal y mal pagado, y se infrautiliza el talento. En cuanto a los servicios de alta cualificación, el sector de las tecnologías de la información, con un valor de 250.000 millones de dólares y que llegó a tener más de 5 millones de empleados, se está reduciendo y contratará a menos personas a corto plazo debido a una combinación de sobrecontratación y la creciente perspectiva de que la inteligencia artificial se hará cargo de varios servicios prestados por el sector.
Ahora bien, existen varias áreas de crecimiento que deberían ser objeto de atención tanto por parte del gobierno indio como de los dirigentes empresariales. Pensemos en los Centros de Capacidades Globales (CCG) que acogen desde clústeres financieros, jurídicos y de recursos humanos hasta clústeres de innovación tecnológica en cibernética, análisis de datos e inteligencia artificial para empresas multinacionales. Ya hay más de 1.500 CCG que emplean a 1,3 millones de personas, y se espera que los puestos de trabajo en esos centros crezcan hasta los 4,5 millones en el 2030. Bien gestionados, los servicios de los CCG podrían convertirse en una de las mayores exportaciones indias. A medida que las zonas urbanas de nivel I se congestionen y los CCG necesiten expandirse hasta las ciudades de nivel II, precisarán infraestructuras, terrenos y talento accesible. Y los CCG deberán hacer frente a la competencia de la creciente adopción de los productos de inteligencia artificial que haya disponibles.
India es el tercer país consumidor de energía y el cuarto en capacidad instalada de energías renovables. Pretende tener instalados 500 gigavatios de capacidad de energía renovable en el 2030 y alcanzar el objetivo de energía neta cero en el 2070
Una segunda área de crecimiento son los servicios de atención sanitaria. Existe por cubrir un déficit de al menos 1,54 millones de médicos y 2,4 millones de enfermeras. El sector de la atención sanitaria tiene un valor de unos 372.000 millones de dólares y crece a una tasa de crecimiento anual compuesto de un 22%. Además, los consumidores urbanos están cada vez más acostumbrados a la prestación de servicios a domicilio, lo que incluye la asistencia sanitaria. Se espera que ese ámbito alcance un valor de 21.300 millones de dólares en el 2027.
El tercer crecimiento infravalorado corresponde a los servicios centrados en el turismo. Los motivos para viajar por India son diversos. Habrá demanda de trabajadores con una serie de habilidades, como comercializadores de viajes y turismo, chefs, operadores y agentes turísticos y personal hotelero; especialistas en viajes relacionados con la cultura y la historia; y personal para atender a quienes viajen por safaris, bodas, visitas religiosas, aventura y ecoturismo. Se espera que en el 2033 el sector añada 58,2 millones de puestos de trabajo a los 39 millones empleados en el 2023. Pese a la mayor concienciación sobre India en los foros internacionales, así como a la mejora de las infraestructuras, el país sigue ocupando un lugar bajo, el 39.º, en el Índice de Desarrollo de Viajes y Turismo 2024 del Foro Económico Mundial. India puede aprender de los países que han subido en esa clasificación en los últimos años.
Una India startup
A medida que crezcan, las startups tecnológicas de India tendrán la posibilidad de catalizar un ecosistema más amplio y crear nuevos puestos de trabajo en sectores de apoyo. Entre los principales centros urbanos, Bangalore (clasificado en octavo lugar), Nueva Delhi y Bombay se encuentran entre las veinte ciudades con más startups del mundo. Hay que considerar la necesidad de apoyo gubernamental y empresarial, así como la ayuda de inversores, mentores y otros facilitadores, para atender las crecientes necesidades en tecnofinanzas, inteligencia artificial, software como servicio (SaaS), defensa y tecnología verde, unos sectores sólidos que favorecen los puntos fuertes de India. Garantizar una reserva de talento cualificado para abastecer a ese ecosistema resulta esencial para su crecimiento final.
Hay que respaldar iniciativas como Startup India y Make in India, así como los organismos regionales que proporcionan en los estados financiación inicial y organizan programas de emprendimiento específicos.
La transición ecológica
India es el tercer país consumidor de energía y el cuarto del mundo en capacidad instalada de energías renovables. Pretende tener instalados 500 gigavatios de capacidad de energía renovable en el 2030 y alcanzar el objetivo de energía neta cero en el 2070; y también tiene un plan para producir 5 millones de toneladas de hidrógeno verde al año.
Para que India alcance esos objetivos energéticos, son necesarios entre 190.000 y 215.000 millones de dólares de gasto, junto con otros 150.000-170.000 millones para transmisión y distribución. El Foro Económico Mundial proyecta 50 millones de nuevos empleos netos de “economía verde” en India si continúa por esa vía.
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Venta de carbón en el centro de India
Pese a todo ese potencial de creación de empleo, existe un problema crítico que debe abordarse. Dado que se prevé un rápido crecimiento de la economía, un gobierno de coalición no puede permitirse frenarlo ni perder capital político. Eso significa que será difícil reducir las fuentes de energía más cómodas: el carbón, el petróleo y la biomasa sólida. El ritmo de las instalaciones de energías renovables ya ha sido lento en comparación con los objetivos, lo que indica la existencia de una tensión entre la gestión de las necesidades a corto plazo y el crecimiento de los empleos de la transición ecológica.
Además, la política federal debe equilibrar el rápido crecimiento de las necesidades energéticas del país y la transición verde. Tiene que haber un enfoque más coherente para lograr un equilibrio, posiblemente mediante el reconocimiento de que algunos estados acelerarán el paso a la energía verde más deprisa que otros. Los estados indios dependientes del carbón se encuentran en el este y el centro del país, y también son más pobres; mientras que, en el 2020, un 75% de la capacidad de generación solar y eólica se encontraba en los estados más prósperos del sur y el oeste.
Como parte de una estrategia nacional coordinada por el nuevo gobierno, los estados más ricos y ecológicos pueden ayudar a subvencionar la transición de los estados más pobres para que estos abandonen las fuentes de energía tradicionales. Los costes de que los estados más pobres y dependientes del carbón (p.ej., Jharkhand) se empobrezcan aun más podrían traducirse a largo plazo en una mayor carga para los estados ricos, porque en el futuro tendrían que pagar más impuestos. Negociar un pacto interestatal de ese tipo requiere una asociación, un diálogo y unas relaciones más productivas y continuadas entre el centro y los estados; un gobierno de coalición podría ser un modelo más acertado para lograr un equilibrio tan complejo.
Los estados indios dependientes del carbón se hallan en el este y el centro y son también más pobres; mientras que, en el 2020, un 75% de la capacidad de generación solar y solar se hallaba en los estados más prósperos del sur y el oeste
Las empresas pueden desempeñar un papel clave en la aceleración de la transición ecológica al hacer de ella una prioridad para sus operaciones, objetivos y estrategias. Las principales empresas pueden crear demanda y marcar la pauta para las demás adoptando varias prácticas: haciendo hincapié en las fuentes renovables para sus necesidades energéticas; adoptando procesos y operaciones más eficientes desde el punto de vista energético; mejorando la sostenibilidad de la cadena de suministro al tiempo que invierten en un abastecimiento responsable; y mejorando la transparencia, la elaboración de informes y la divulgación de los objetivos y los progresos realizados. Tales acciones podrían contribuir a la normalización de dichas prácticas en todos los sectores. Cerca de la mitad de las empresas indias se han comprometido a alcanzar objetivos de cero emisiones netas. Deben cumplirlos y hacerlo de forma creíble, y la proporción debe aumentar. Las acciones creíbles en materia de sostenibilidad deben considerarse un diferenciador competitivo ante los consumidores susceptibles de verse directamente afectados por las consecuencias negativas del empeoramiento del clima.
Como los enfoques convencionales de la financiación pueden ser inadecuados para evaluar los impactos medioambientales y los nuevos riesgos de la transición ecológica, es esencial desarrollar enfoques innovadores para canalizar el capital hacia ese tipo de iniciativas. Las empresas pueden partir de la base existente: India encabeza ya los mercados emergentes asiáticos (excluida China) en la emisión de bonos verdes, con un 84% procedente del sector privado. Muchas opciones de financiación han incluido asociaciones con instituciones como la Corporación Financiera Internacional (IFC) y el Banco Mundial, instituciones del sector público indias y extranjeras, y fundaciones; y las plataformas de colaboración, como el Laboratorio de Innovación Global para la Financiación Climática, pueden facilitar asociaciones más amplias y enfoques creativos.
Si los responsables políticos indios, los dirigentes empresariales y de la sociedad civil pueden resolver el reto de la búsqueda de empleo para la población india preparada para el trabajo, se crearán muchas vías nuevas para el crecimiento. En realidad, ello podría ayudar al país a ir más allá de su trayectoria histórica de crecimiento y, quizás, alcanzar tasas de crecimiento más elevadas. Incluso el casi difícil de imaginar crecimiento de un 8,7% en veinticinco años es alcanzable. Conseguir empleo es la clave para materializar el sueño de una Viksit Bharat. Si conseguir puestos de trabajo se convierte en el principal trabajo de los responsables políticos indios, todo lo demás caerá por su propio peso.
Bhaskar Chakravorti es el decano de Negocios Globales en la Escuela Fletcher de Derecho y Diplomacia de la Universidad Tufts (Estados Unidos). En ella es el director ejecutivo fundador del Instituto de Negocios en el Contexto Global. Su próximo libro (coeditado con Joel Trachtman) es ‘Defeating disinformation’ (Cambridge University Press, 2024).