Un juez federal ha declarado que el desmantelamiento de la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (Usaid) probablemente es inconstitucional y ha ordenado a Elon Musk y a su Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE) que detengan su esfuerzo por cerrarla.
“El tribunal considera que las acciones de los demandados para cerrar Usaid a marchas forzadas, incluida su aparente decisión de clausurar permanentemente la sede de Usaid sin la aprobación de un funcionario debidamente designado, probablemente violaron la Constitución de Estados Unidos en múltiples formas“, escribe el juez Theodore D. Chuang, de Maryland, en respuesta a la demanda de un grupo de trabajadores humanitarios anónimos.
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Además, el magistrado considera que, con la orden de Musk, se invadió la autoridad del legislativo, la rama del poder federal encargada de asignar fondos a los programas y agencias federales. ”Estas acciones perjudicaron no solo a los demandantes, sino también al interés público, ya que privaron a los representantes electos en el Congreso de su autoridad constitucional para decidir si, cuándo y cómo cerrar una agencia creada por el Congreso”, sentencia el juez Chuang.
En su escrito, recuerda que Musk –el hombre más rico del mundo, principal donante individual y mano derecha del presidente Donald Trump– no actuó como un funcionario público, pues no es formalmente un cargo del Gobierno. Tampoco su DOGE, destinado a recortar gasto público, es un departamento oficial del gabinete, sino una agencia ad hoc. El multimillonario evitó con su designación de “empleado especial” de la Casa Blanca el proceso de confirmación del Senado, así como tener que declarar su patrimonio real.
De este modo, el juez ordena que se restablezcan de forma parcial las operaciones de la agencia, aunque se trata de una orden temporal. Entre otras consecuencias, el equipo de Musk, que lleva dos meses operando bajo un gran secretismo y ordenando despidos y recortes de programas federales, deberá devolver el acceso al correo electrónico a todos los empleados actuales de Usaid, incluidos aquellos que han sido suspendidos de empleo, pero no de sueldo. La orden llega un día después de que otro juez haya mandado al gobierno readmitir a decenas de miles de trabajadores en periodo de prueba que habían sido despedidos, incluidos los de Usaid.
Tras la decisión del juez, Musk no podrá realizar temporalmente ningún trabajo “relacionado con el cierre de Usaid”
El DOGE también deberá presentar un plan para que los empleados puedan volver a ocupar la oficina en Washington de la que fueron desalojados el mes pasado, de la que se quitaron todos los logos y etiquetas relacionados con Usaid. La agencia de ayuda exterior fue esencialmente cerrada y puesta bajo supervisión del departamento de Estado, lo que provocó uno de los primeros enfrentamientos entre un miembro del gabinete y Musk: el secretario de Estado, Marco Rubio, le recriminó durante una reunión que había aplicado la motosierra a la agencia sin ser consultado, según informaron medios estadounidenses con fuentes de la Administración.
Tras la decisión del juez, al menos de forma temporal, Musk no podrá realizar ningún otro trabajo “relacionado con el cierre de Usaid”. Sin embargo, no queda claro el impacto que terminará teniendo la decisión, ni hasta qué punto la acatará el magnate, pues la Casa Blanca ya desobedeció durante el fin de semana una decisión de otro juez federal y mantiene su ofensiva contra la legitimidad del poder judicial de frenar sus medidas.
Aunque los abogados del gobierno argumentaron que Musk no es formalmente el director del DOGE y tan solo desempeña una función de asesoramiento, por lo que no toma decisiones, el juez desestimó por completo esas alegaciones. Chuang señaló que Musk se ha atribuido públicamente el mérito de sus recortes y las ha celebrado con recurrencia, tanto en sus redes sociales como en entrevistas y otras declaraciones.
“El DOGE ha tomado numerosas medidas sin que la dirección de la agencia las haya aprobado previamente”, añade el juez y enumera ejemplos en otros departamentos y agencias, como el de Educación, el de Energía o los Institutos Nacionales de Salud. De todos ellos, la primera víctima del equipo de Musk fue la agencia de ayuda exterior, la mayor donante de ayuda humanitaria en el mundo, que ha sido durante décadas un elemento imprescindible del poder blando de EE.UU.