El silencio de Rutte sobre Groenlandia

Cambios en la geopolítica mundial

El jefe de la OTAN calló cuando Trump insistió en quedarse un territorio de la Alianza

El silencio de Rutte sobre Groenlandia
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Rutte calla cuando Trump insiste en quedarse Groenlandia

Mark Rutte no lo tenía fácil. El secretario general de la OTAN acudía al despacho oval el jueves, escenario del sonado encontronazo entre Donald Trump y Volodímir Zelenski, para reunirse con el nuevo presidente de Estados Unidos. Las cámaras de televisión estaban encendidas. Un periodista le preguntaba a Trump por su ambición de anexionarse Groenlandia, territorio autónomo danés. Dinamarca es otro país de la Alianza.

“Creo que sucederá. Y estoy pensando que estoy sentado con un hombre que podría ser muy instrumental. Sabes, Mark, lo necesitamos para la seguridad internacional”, añadió Trump. El jefe de la OTAN no reprochó en público a Trump su falta de respeto a la integridad territorial de un aliado. “Me gustaría quedarme al margen de este tema porque no quiero involucrar a la OTAN en esto”, dijo, siempre sonriente, para después añadir que Trump tenía razón al señalar la importancia estratégica del Ártico.

US President Donald Trump, right, and Mark Rutte, secretary general of the North Atlantic Treaty Organization (NATO), during a meeting in the Oval Office of the White House in Washington, DC, US, on Thursday, March 13, 2025. Billionaire Elon Musk threw his weight behind a US exit from NATO, saying on his social media platform that it #{emoji}147;doesn#{emoji}146;t make sense for America to pay for the defense of Europe.#{emoji}148; Photographer: Yuri Gripas/Abaca/Bloomberg

Mark Rutte y Donald Trump en el despacho oval de la Casa Blanca el 13 de marzo

Yuri Gripas / Bloomberg

El incómodo episodio deja en evidencia el complicado doble juego que trata de ejercer el secretario general de la OTAN. Por un lado, debería defender los intereses de todos los aliados. Por el otro, quiere calmar a Trump para que no tenga la tentación de abandonar la OTAN, siendo EE.UU. el principal peso militar de la Alianza Atlántica. Su potencial diplomático fue uno de los motivos por el que fue elegido para la secretaría general: Rutte ya se había ganado el apodo de “susurrador de Trump” al tranquilizar al magnate durante la cumbre del 2018, cuando amenazaba con salir del club si sus socios europeos no aumentaban el gasto en defensa. Ahora vuelve a sostener que solo se quedará si el resto los “tratan de forma justa y pagan sus facturas”.

Uno de los motivos por el que fue elegido el holandés fue su capacidad como “susurrador de Trump”

“Muchas veces el papel de un secretario general de la OTAN es recoser eventuales divergencias entre Europa y EE.UU. Durante mi periodo se tuvo que hacer con la administración Bush, pero el contexto ahora es mucho más difícil. En una cuestión como la de Groenlandia, que afecta a otro país de la OTAN, se esperaría que fuese más allá de la neutralidad”, considera el exembajador italiano ante la OTAN Stefano Stefanini. “Está intentando esconder la cabeza como un avestruz para evitar un problema fundamental, que EE.UU. escape de la OTAN y se encuentre en una situación inédita”, continúa el diplomático.

El pragmático holandés ha mantenido este espíritu durante los primeros meses en el cargo. Su estrategia es adular a Trump, a quien le encanta que su equipo le haga la pelota. Tiene una buena relación con él, hablan a menudo. Repite en público que tiene razón al pedir más gasto militar y que su presión durante el primer mandato llevó a aumentar el gasto en defensa –Rutte aboga por superar el 3% ante la amenaza rusa– e incluso ha alabado su gestión de las negociaciones con Ucrania. En una entrevista reciente conBloomberg, incluso ha dicho que lo natural es que “paso a paso se normalicen las relaciones con Rusia”.

“Me sentí mal por él, porque estaba en una situación muy difícil”, lo justifica el eurodiputado danés Henrik Dahl. “Trump estaba diciendo algo completamente escandaloso, pero no se lo pudo echar en cara porque, si lo hubiera hecho, habría salido de allí como salió Zelenski. Está intentando ser diplomático”, considera, al teléfono, desde Copenhague.

El secretario general lo adula en público: su objetivo es convencer al presidente de EE.UU. de seguir en la OTAN

El problema de Rutte es que, cuando fue elegido, todo el mundo pensaba que tendría que lidiar con una reedición de la problemática primera legislatura de Trump. Ahora la situación es más difícil. No solo por la guerra en Ucrania y por sus amenazas directas a otros aliados. Pese a que parece complicado que termine abandonando la Alianza Atlántica, sus declaraciones y las de su equipo al respecto de la defensa europea hacen preguntarse a los socios si el artículo 5, la cláusula de asistencia mutua de la OTAN, sigue en vigor.

Mientras Europa ya se ha puesto manos a la obra para financiar su rearme, la nueva Administración en Estados Unidos, más interesada en el Indopacífico, considera que la seguridad del continente no es cosa suya. Rutte tiene marcada una fecha en el calendario: la cumbre de finales de junio de la OTAN en La Haya, su ciudad natal, cuando se espera que Trump aclare su posición sobre la Alianza. “Es demasiado pronto para juzgar cómo lo hace Rutte con esta misión imposible –considera Stefanini–. Tal y como se están acelerando las cosas, es posible que antes de la cumbre de La Haya Trump ya se haya reunido con Vladímir Putin y todos los otros, comenzando por Rutte, terminen siendo meros espectadores”.

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