Malos vientos del este

El futuro de Europa

La ultraderecha alemana conquista los länder orientales, salvo Berlín, y gana mucha fuerza en el oeste

A Ukrainian flag (top, R) is seen on the Reichstag building that houses the Bundestag (lower house of German parliament) as construction works are under way in front of the building, on February 24, 2025 in Berlin. German election winner Friedrich Merz faced the task of quickly building a new government that is eagerly awaited in Europe at a time of tectonic change in transatlantic relations. After winning the February 23, 2025 election, the conservative Merz said a united Europe must build up its defences as US President Donald Trump has cast doubt over the future strength of the NATO alliance. As the Ukraine war grinds on into a fourth year, he also pledged continued support for Kyiv even as Trump hopes to end the conflict directly with Russia, over the heads of Ukraine and Europe. (Photo by RALF HIRSCHBERGER / AFP)

El edificio del Reichstag, con una bandera ucraniana sobre una de las torres, ayer 

RALF HIRSCHBERGER / AFP

Helmut Kohl, el líder democristiano y padre de la reunificación alemana, fallecido en el 2017, quedaría perplejo y triste al constatar que la ultraderecha ha ganado con mucha comodidad en los cinco länder de la antigua Alemania comunista. Incluso en su región natal de Renania-Palatinado, en el oeste del país, un distrito, Kaiserslautern, ha sucumbido al mensaje populista y xenófobo de Alternativa para Alemania (AfD).

Tampoco daría crédito a sus ojos el gran canciller socialdemócrata Willy Brandt, exiliado durante el nazismo y desaparecido en 1992, si viera que en la industrial Gelsenkirchen, en la muy roja , obrera y sindicalista cuenca del Ruhr, la AfD ha sido el partido más votado.

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Los resultado vuelve a mostrar el foso cultural y político aún no superado desde la reunificación

El mapa de los resultados no puede ser más claro. El territorio de la antigua República Democrática Alemana (RDA, la Alemania comunista) es una mancha toda azul, el color de la AfD, mientras que el resto está dominado por el negro democristiano. Berlín es un caso especial, un microcosmos muy diverso, según de qué barrio se trate. Los izquierdistas de Die Linke han puntuado especialmente bien en la capital.

Los socialdemócratas (SPD) se han tenido de contentar con retener unas cuantas islas. Han seguido ganando en áreas densamente pobladas del Ruhr y del norte (Hamburgo y Bremen), aunque sufriendo siempre una sangría de votos muy dolorosa. Su situación en varios de los estados federados orientales es catastrófica, con menos del 10% de votos en Turingia y Sajonia.

Los partidos más votados de Alemania

Por circunscripción electoral

AfD (ultraderechistas)

CDU/CSU (conservadores)

Alianza 90/Los Verdes (ecologistas)

SPD (socialdemócratas)

Die Linke (izquierdistas)

RESULTADOS 2021

RESULTADOS 2025

Fuente: Bundestag

LA VANGUARDIA

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Fuente: Bundestag

LA VANGUARDIA

Los democristianos, pese a ser el primer partido a nivel nacional y con la responsabilidad de dirigir el gobierno, no pueden echar cohetes. Su resultado es más bien modesto, aunque la adjudicación de escaños, debido a las particularidades del sistema electoral, no lo parezca. El domingo por la noche, en esa tradicional tertulia tan civilizada en televisión, la Elefantenrunde (ronda de los elefantes), entre los cabezas de lista -la envidia de otras democracias- , la líder de la AfD, Alice Weidel, pronosticó que su partido lograría “atrapar” pronto a la CDU. El próximo canciller, Friedrich Merz, se la miraba de reojo.

Para poner a los conservadores a las puertas del poder ha sido importante el buen resultado de la componente bávara, la Unión Cristiana Social (CSU), que en el 2021 flaqueó. El land sureño, con 13,5 millones de habitantes, ofrece un mapa sin excepción alguna: negro absoluto. La CSU se ha impuesto en todos los distritos, en bastantes casos con más del 40% de los sufragios. No obstante, a pesar de la postura muy dura de la CSU frente a la inmigración ilegal, la ultraderecha ha logrado crecer también en Baviera, hasta el 19%, lo que demuestra que ningún territorio queda al margen de su espectacular progresión.

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Los verdes son el primer partido en zonas donde la población universitaria es muy elevada, como Münster, Friburgo o Karlsruhe, así como en Colonia y Aquisgrán.

Pese al desgaste por su presencia en el último gobierno y la pérdida de 3,1 puntos porcentuales, los verdes alemanes resisten como partido mejor que CDU-CSU y SPD, mientras que los liberales (FDP), mucho más antiguos, han quedado fuera del Parlamento. Los ecologistas mantienen el 11% de votos. Cuando accedieron por primera vez al Bundestag, en marzo 1983, obtuvieron el 5,6%.

La comparación con esos comicios de hace 42 años también sorprendería a Kohl. Esa fue su reválida en el poder meses después de acceder a la cancillería en una moción de censura contra el socialdemócrata Helmut Schmidt. Entonces los verdes nacieron y se consolidaron en una Alemania occidental convulsa y muy dividida sobre la conveniencia de instalar en su suelo misiles nucleares estadounidenses de alcance intermedio para hacer frente al despliegue de los SS-20 soviéticos. Aquellos verdes eran pacifistas radicales. Hoy el partido tiene una postura muy dura hacia la Rusia de Putin y ha defendido con ahínco la entrega de armas a Ucrania para defenderse.

El problema de los viejos partidos –y los verdes ya empiezan a serlo- es que han perdido el contacto con la realidad del país. Un ejemplo fue el mitin final de la campaña de Merz. Como siempre, una cervecería de Munich y un público muy homogéneo, el de toda la vida, bávaros encantados de serlo. Bastaba caminar menos de un kilómetro para toparse con otro Munich muy diferente y degradado, el de las calles cercanas a la estación, llenas de inmigrantes y demandantes de asilo, con la policía cacheando a personas y pidiendo documentos. La AfD, como otros populismos extremistas, crece porque sabe explotar las angustias de millones de ciudadanos, basadas en problemas reales. En los länder orientales, el terreno estaba abonado, por su menor cultura democrática y los desajustes de la reunificación, pero esos malos vientos del este soplan ya con fuerza en el resto del país.

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