Europa teme que Ucrania se convierta en una nueva Bielorrusia

Tercer aniversario de la invasión rusa

La UE se planta en Kyiv para proteger a Zelenski ante la campaña de Trump

Europa teme que Ucrania se convierta en una nueva Bielorrusia
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Una música retumbando por los altavoces avisa a los ocupantes del tren que han llegado a su destino: la estación de Kyiv. En el andén, unas flores esperan a Ursula von der Leyen, la presidenta de la Comisión Europea, que junto al presidente del Consejo Europeo, António Costa, encabeza la enorme delegación europea que se plantó ayer en la capital ucraniana para defender a Volodímir Zelenski, atacado por Donald Trump.

Y no lo hicieron con las manos vacías: la líder del Ejecutivo comunitario llegó con un anuncio bajo el brazo, otros 3.500 millones de ayuda a Ucrania para que tenga más espacio presupuestario para poder gastar en munición y defenderse, en pleno acercamiento entre Trump y Vladímir Putin, cuando ayer se cumplían tres años de la invasión que ha dejado decenas de miles de muertos y ha agotado las fuerzas de ambos lados. La semana que viene, en un Consejo Europeo extraordinario, podría llegar otro paquete mucho mayor. Pedro Sánchez también anunció 1.000 millones de ayuda militar.

TOPSHOT - In this handout photograph taken and released by the Ukrainian Presidential Press Service on February 24, 2025, (L-R) OSCE Secretary General Feridun Sinirlioglu, Spain's Prime Minister Pedro Sanchez, Iceland's Prime Minister Kristrun Mjoll Frostadottir, Denmark's Prime Minister Mette Frederiksen, European Commission President Ursula von der Leyen, European Council President Antonio Costa, Latvia's President Edgars Rinkevics, Ukraine's First Lady Olena Zelenska, Ukraine's President Volodymyr Zelensky, Finland's President Alexander Stubb, Lithuania's President Gitanas Nauseda, Canada's Prime Minister Justin Trudeau, Estonia's President Kristen Michal, Norway's Prime Minister Jonas Gahr Store, Sweden's Prime Minister Ulf Kristersson and France's Delegate Minister for Europe Benjamin Haddad stand in respect during a ceremony to mark the third anniversary of the Russian invasion of Ukraine, at the Independence Square in Kyiv. (Photo by Handout / UKRAINIAN PRESIDENTIAL PRESS SERVICE / AFP) / RESTRICTED TO EDITORIAL USE - MANDATORY CREDIT

Los líderes de la Unión Europea, con los de Canadá e Islandia, escenificando ayer en Kyiv su apoyo a Ucrania

HANDOUT / AFP

Las fuerzas ucranianas admiten que sin la ayuda de EE.UU. los próximos meses van a ser complicados

“La guerra en Ucrania sigue siendo la crisis más central y de mayores consecuencias para el futuro de Europa”, aseguró Von der Leyen. Entre las delegaciones hay consciencia de que el momento es extremadamente delicado. También en Kyiv. Y están dispuestos a hacer todo lo que les permita su maquinaria para evitar un escenario de pesadilla. Es decir, una Ucrania que, abandonada por EE.UU. y presionada para firmar un mal acuerdo con Putin, termine convirtiéndose en un estado fallido o en otro estado satélite de Moscú como Bielorrusia.

Von der Leyen llegó con un anuncio bajo el brazo, otros 3.500 millones de ayuda para la defensa de Ucrania

Si la experiencia con el país de Lukashenko se convierte en premonitoria, la perspectiva es aterradora. No solo Europa tendría otro gran país de la antigua órbita soviética al servicio del Kremlin como vecino, sino que sería uno con un enorme ejército, armado hasta los dientes con munición de primera fila entregada por los países occidentales y soldados entrenados a favor de Putin. En los pasillos del hotel Intercontinental, donde se celebraba la cumbre, se hablaba de una encrucijada: o bien de todo esto nace una Ucrania soberana en camino hacia la UE –Von der Leyen ayer dijo que esto podría suceder antes del 2030, por los grandes progresos de Ucrania pese a la guerra–, o bien Rusia puede valerse de su triunfo para endurecer ataques contra el continente. Por ejemplo, a través de la agricultura. Antes de la invasión, Ucrania era el mayor exportador de grano a África y llevaba allí unos 13 millones de toneladas anualmente. Rusia, lo hacía con menos de 11 millones de toneladas. Juntos, ambos países representarían mas del 50 % de exportación en 15 países africanos y por lo tanto, con este control podría provocar hambrunas para desestabilizar Europa a través de los flujos migratorios. A la UE le interesa no aflojar.

Se trata de evitar una Ucrania abandonada por EE.UU. y presionada para firmar un mal acuerdo con Putin

Para que esto no pase lo primero que hay que hacer es convencer al hombre más imprevisible, Trump, de que un alto al fuego frágil no sería solo malo para Europa y para Ucrania, sino también para su imagen como “el mejor negociador del planeta”, como quiere presentarse. Los que le rodean cuentan que su nueva obsesión es lograr el premio Nobel de la Paz –porque lo tiene Obama, y él no–: ¿Cómo van a condecorarlo si a la mínima de cambio Rusia aprovecha para volver a atacar una Ucrania más debilitada cuando sus fuerzas hayan descansado?

Los que rodean aTrump cuentan que su obsesión es lograr el Nobel de la Paz porque Obama ya lo tiene

“Una zona gris sería una invitación a los rusos para una futura agresión”, apunta un miembro del equipo de seguridad ucraniano. “Sabemos que estarán más preparados”. Con una economía enfocada a la guerra, dar tiempo a Rusia puede ser un regalo. Por eso es tan importante para Kyiv tener una invitación a la OTAN a largo plazo, porque les aleja de la neutralidad. Lo mismo con la UE. Lo crucial, cuentan aquí, es que Ucrania deje de ser visto como un país pro-occidental para ser considerado un país plenamente occidental. Luego están las garantías de seguridad: los ucranianos insisten en tropas europeas sobre el terreno –que deberían ser respaldadas de alguna forma por EE.UU.– pero ya advierten que con los 30.000 efectivos que estarían dispuestos a aportar Francia y el Reino Unido no tienen ni para empezar. Las fuerzas ucranianas hablan de una estabilización del frente que ha sido posible gracias a la ayuda militar, pero si esto se pausa, si EE.UU. se descuelga y la UE no puede reemplazar esta ayuda, los próximos meses pueden ser complicados. “Creo que tenemos un par de meses para tomar todas las decisiones necesarias. De lo contrario, llegaremos demasiado tarde”, advirtió la danesa Mette Frederiksen.

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A la vez, Trump insiste en recuperar el importe de la ayuda estadounidense proporcionada a Kiev a cambio de acceso a los recursos mineros ucranianos críticos. Zelenski lo descartó el domingo, pero ayer la viceprimera ministra Olga Stefanichyna dijo que se encontraban en la fase final de unas conversaciones “constructivas”. El miedo comunitario, si Zelenski firma el acuerdo como estaba formulado, es que sea una enorme traba financiera para el país.

El formato, sin embargo, ya ha trascendido a la UE. Ayer, entre la docena de líderes que desembarcaron en la capital ucraniana, estaban el primer ministro canadiense, Justin Trudeau, o la islandesa Kristrún Frostadóttir. Es significativo porque el presidente del Consejo Europeo, Antonio Cósta, defendió la figura de un enviado especial en las negociaciones que no solo hable en nombre de los 27, sino también de los otros aliados de Ucrania en el continente. “Fortalecería nuestra posición”, aseguró el portugués.

Toda la delegación comenzó su tributo en la plaza de la Independencia, más conocida como Maidán. Allí, hace más de diez años, estallaron las protestas europeístas contra Víktor Yanukovich. Ucrania comienza ya su cuarto año de guerra. En algún momento del día, los asistentes de los líderes miraron sus teléfonos. Las alarmas por volvieron a resonar en Kyiv tras detectarse el despegue de cazas rusos MiG-31.

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