El ministro de Defensa golpista intentó suicidarse en el baño tras ser arrestado

Corea del Sur

Registro a la oficina presidencial de Yoon Suk Yeol, que el sábado afrontará una nueva moción de destitución

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El dimitido ministro de Defensa de la República de Corea, hoy formalmente arrestado por “insurrección”, Kim Yong Hyun, en una rueda de prensa con  el secretario de Estado de EE.UU. el pasado 30 de octubre. 

SHAWN THEW / EFE

El ya exministro de Defensa surcoreano Kim Yong Hyun ha intentado suicidarse en un centro de detención de Seúl, inmediatamente antes de que se formalizara su orden de arresto por  “insurrección”. El general en la reserva jugó un papel clave  en la planificación y ejecución de la efímera ley marcial de la semana pasada. Él mismo lo rcconoció, a través de un portavoz, ayer martes: “La responsabilidad de la situación recae en mi en su totalidad”. 

Tras su intento frustrado de suicidio -según algunas fuentes, en el baño, con la goma de los calzoncillos-  la vida del militar no corre peligro y ha sido confinado a una celda de alta seguridad. “Se produjo un incidente, pero Kim desistió en el momento en que irrumpimos”, ha explicado el comisionado general del Servicio Correccional de Corea, Shin Yong-hae, según recoge la agencia Yonhap.

Kim, que había sido detenido de urgencia tras su declaración voluntaria en la madrugada del domingo, ha sido arrestado formalmente este miércoles. Está acusado de “insurrección”, por su asistencia directa en la declaración de ley marcial del presidente Yoon Suk Yeol. 

Los fiscales han tenido en consideración el riesgo de destrucción de pruebas por parte de Kim, que borró sus conversaciones en la aplicación Telegram y cambió de teléfono inmediatamente después del fracaso de la asonada. El oficial ya ha sido sometido a tres interrogatorios. Mientras tanto, se van produciendo nuevas detenciones. Este miércoles, la de los responsables policiales que  aquella noche ordenaron bloquear el acceso de civiles al recinto de la Asamblea Nacional, cosa que solo lograron en parte. 

En su ausencia

El registro policial en Presidencia ha sido bloqueado ante la oficina de Yoon Suk Yeol

Asimismo, la Policía surcoreana empezó a registrar este miércoles el edificio de la Oficina Presidencial. Sin embargo, a media tarde reconocían que agentes de seguridad de Presidencia les habían impedido acceder al núcleo central, donde se encuentra la oficina del Presidente. Este, que conserva sus prerrogativas mientras no sea destituido, no se encontraba presente. 

Sin embargo, la Oficina para las Investigaciones de Corrupción de Funcionarios de Alto Rango señaló hoy que pedirá la detención de Yoon Suk Yeol si se cumplen las condiciones de urgencia y respetando todos los procedimientos. Este lunes, dicha oficina ya prohibió a Yoon salir del país mientras esté siendo investigado. 

La redada limitada al edificio de la Presidencia se suma a las realizadas en la Policía Metropolitana de Seúl y en el cuartel policial del Parlamento. 

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Las oficinas de Presidencia, registradas este miércoles en Seúl por la agencia anticorrupción que se ocupa de los altos funcionarios 

Ahn Young-joon / Ap-LaPresse

La policía y Fiscalía surcoreanas investigan a Yoon como sospechoso de cometer traición, de amotinamiento y de abuso de poder, al igual que varios altos cargos civiles y militares. 

La presión para que Yoon Suk Yeol dimita ha aumentado este miércoles con la huelga convocada por el sindicato del metal, a la que se han unido sus afiliados en Kia. Se da la circunstancia de que la flota de cochazos negros eléctricos de los diputados de la Asamblea Nacional es toda de esta marca. Los empleados de banca también se han unido a la marcha de este miércoles contra la continuidad de Yoon. 

Sim embargo, fuentes cercanas al presidente han insinuado que este no tiene intención alguna de dimitir, como ya se vio en su semidisculpa televisada, aunque acepte ceder poderes a la cúpula del partido. Este, a su vez, habla de un gobierno en comandita con el primer ministro independiente, Han Duck Soo. 

Nada de lo anterior tiene cabida en la Constitución, según la oposición, que plantea una segunda moción de destitución para el sábado 14. El quorum necesario para tumbar a Yoon -dos tercios de la Cámara- podría estar más cerca, una vez que tres diputados conservadores más -que se ausentaron del pleno el sábado pasado- han expresado su intención de acudir a la próxima votación, aunque sin revelar el sentido de su voto. 

En caso de triunfar la moción, el Tribunal Supremo tendría hasta seis meses para examinar la legalidad de esta. Sin embargo, la  sensación de que no hay nadie al volante del país -tal como expresó el presidente de la Cámara- podría acortar los plazos. 

El hecho de que tres de las nueve plazas de magistrado del Supremo estén vacantes abre algunos interrogantes. En todo caso, una vez se ratificara la destitución, deberían celebrarse elecciones presidenciales al cabo de dos meses, probablemente, a lo largo de la primavera. 

El favorito, el líder del Partido Demócrata, Lee Jae Myung, se enfrenta a su propio calvario para llegar políticamente vivo a la cita, tras la persecución de que ha sido objeto por parte de la fiscalía -Yoon fue Fiscal General del Estado antes que Presidente- con una inhabilitación en suspenso por algo tan trivial -en comparación con la proclamación de la ley marcial- como “propagar datos incorrectos” durante la pasada campaña electoral. 

Mientras tanto, las declaraciones de algunos de los principales implicados en la declaración e implantación de la ley marcial, permiten reconstruir con mayor fidelidad lo que sucedió entre el martes y el miércoles pasado. Para empezar, el comando más numeroso no el fue el que asaltó el parlamento, sino el enviado, minutos antes, a la Comisión Electoral Central, con la orden de secuestrar datos de pasadas elecciones legislativas. El supuesto objetivo sería dar pábulo a las teorías conspirativas de la extrema derecha según las cuáles las victorias del centroizquierda fueron producto del fraude. 

Un jefe de inteligencia también ha revelado que, aunque Yoon proclamó la ley marcial el día 3 de diciembre por la noche, el ministro de Defensa ya le había puesto al corriente de lo que estaba por venir dos días antes, a través de una llamada segura. Este militar en la reserva sustituyó en septiembre al frente del ministerio a otro general, Shin Won Sik, de la misma línea irreconciliable frente a Corea del norte, que pasó a ser el Asesor de Seguridad Nacional.

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Lee Jae Myung, líder del Partido Demócrata, es a día de hoy el favorito para ganar unas nuevas elecciones presidenciales en Corea del Sur, que difícilmente llegarán antes de la primavera

SeongJoon Cho / Bloomberg

Ambos se entrevistaron en Seúl, una semana antes de las medidas de excepción, con el ministro de Defensa de Ucrania, Rustem Umerov, que también fue recibido por el presidente Yoon. Umerov llegó con una lista de la compra centrada en munición de artillería y en el sistema antimisiles Cheongung, de LIG Nex1. Curiosamente, un sistema que parte de la colaboración balística entre Rusia y Corea del Sur en los años noventa, según el diario Hankyoreh. 

La próxima llegada de Donald Trump a la Casa Blanca, a finales de enero, prometía ser un bálsamo para el reaccionario, militarista y aislado presidente Yoon Suk Yeol. Sin embargo, con toda probabilidad cerraría la ventana de oportunidad para vender armamento surcoreano con pingües beneficios a Ucrania. 

Esta ventana era decididamente estrecha, puesto que Corea del Sur no puede, de acuerdo a sus leyes, vender armas a países en guerra. Aunque sí a Irak, que adquirió baterías de Cheongung en septiembre, como antes habían hecho Arabia Saudí y Emiratos Árabes Unidos. Las acciones de LIGNEX1, por cierto,  se habían revalorizado un 55% hasta la semana pasada, con picos del 110%. Menos en todo caso que el 161% de Hyundai Rotem o el 229% de Hanwha Aerospace. 

No hay que olvidar que la oposición, mayoritaria en la Asamblea Nacional, no ha dejado de recordar su potestad para bloquear cualquier exportación de armamento. La supuesta presencia de soldados norcoreanos en Rusia obligaría en este caso, según ellos, a ser todavía más prudentes, para no importar a Asia la guerra entre eslavos. Pero el arresto de los diputados -"¡Arrastradlos fuera!,  habría ordenado Yoon durante su efímera ley marcial- habría eliminado este obstáculo.

De hecho, el exministro de Defensa y su círculo íntimo trabajaban para enrarecer el clima con Corea del Norte - véase el envío de drones sobre Pyongyang, por ejemplo, en octubre- con el presunto objetivo de provocar una guerra a pequeña escala que justificara la declaración de ley marcial. Al parecer, el ministro ya había dado la orden de destruir con proyectiles la plataforma de lanzamiento de nuevos globos cargados de basura norcoreana. Una respuesta desproporcionada que habría recibido, como mínimo, una represalia simétrica. 

Las ideas de Kim y las de Yoon -excompañeros de instituto- no eran dispares -en su antipatía hacia Corea del Norte y en su simpatía hacia Ucrania- pero sí lo era su calendario. No obstante, la inminente aprobación de comisiones parlamentarias de investigación sobre posibles comisiones a la primera dama por sus buenos oficios, así como la destitución de fiscales afines, habrían cuadrado finalmente sus agendas. Pero los coreanos tenían otros planes. La bajeza de Yoon Suk Yeol equivale ya a su suicidio político. Mientras que la de su ministro de Defensa ha puesto a este al borde del suicidio a secas. 

Una salida extrema pero no inédita en la turbulenta política coreana, donde el alcalde de Seúl, Park Won Soon, se suicidó hace cuatro años -ante las acusaciones de acoso de una exsecretaria- y todo un presidente, Roh Moo Hyun, lo hizo hace quince, saltando por un barranco por sospechas de corrupción. 

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