Operación envenenar a Lula

Golpismo en las fuerzas militares brasileñas 

Un grupo de militares quiso asesinar al presidente brasileño en un golpe de Estado tras las elecciones de 2022

El general y ex ministro de defensa de Boslonaro,Walter Braga Netto

 El general y ex ministro de defensa de Boslonaro,Walter Braga Netto (ARCHIVO)

Detrás de la sólida fachada de la cumbre del G20 en Rio que incluyó el despliegue de 9000 integrantes de las fuerzas armadas, vuelven a surgir cuestiones en Brasil sobre la lealtad de los militares al gobierno Luiz Inácio Lula da Silva. La preocupación creció tras la detención ayer de cinco militares que presuntamente participaron en un intento de golpe de Estado en 2022, que incluía el asesinato del presidente Luiz Inácio Lula da Silva.

Según la investigación policial, los militares detenidos, que incluyen integrantes de las fuerzas de élite conocidas como los kids pretos (niños negros), habían intercambiado mensajes por la aplicación Signal donde planificaron el asesinato del mismo Lula, entonces presidente electo, así como de su vicepresidente Geraldo Alckmin y del juez del Tribunal Supremo responsable del proceso electoral, Alexandre de Moraes. Según los documentos presentados, los conspiradores militares hablaron del “uso de envenenamiento o productos químicos” para asesinar a los tres.

El plan de golpe contra Lula, fue urdido en las semanas después de la estrecha victoria del líder izquierdista en las elecciones de octubre de 2022 frente al entonces presidente, el ultraconservador ex militar Jair Bolsonaro. Según la investigación de la policía federal, el plan de golpe y el asesinato -al menos de Moraes- se planteó en una reunión celebrada a principios de diciembre del 2022 en la casa del general Walter Braga Netto, estrecho colaborador de Bolsonaro, quien se había presentado como candidato a vicepresidente en las elecciones de 2022.

Según la policía federal, después de esa reunión —en la que participó también el secretario de Bolsonaro, el teniente coronel Mauro Cid, y otro militar próximo al presidente ultraconservador, Hélio Ferreira Lima— se ultimaron los detalles del magnicidio planificado para el 15 de diciembre de 2022, una semana antes de al toma de posesión de Lula.

Los militares hicieron los preparativos para anular las elecciones, secuestrar a las autoridades y asesinar al futuro presidente. El plan consistía en anunciar un estado de excepción bajo el control del mismo general Braga Netto y el general jubilado Augusto Heleno, otro ex ministro del gobierno de Bolsonaro. Estos viejos militares “son los huérfanos” de la dictadura militar que gobernó Brasil desde el golpe de 1964 hasta mediados de la década de los ochenta, dijo en comentarios a La Vanguardia, Antônio Jorge Ramalho, especialista en asuntos militares del Instituto de Relaciones Internacionales de la Universidad de Brasilia. 

El plan fracasó, en parte, por las fuertes presiones en contra de la administración estadounidense de Joe Biden. Repetidas llamadas desde Lloyd Austin, el secretario de Defensa de Biden, respaldaron la negativa de los militares democráticos a participar en el golpe y desanimaron a Bolsonaro, cuyo liderazgo era clave para el éxito del complot.

“Los militares estaban divididos y Bolsonaro no tuvo el coraje para liderar el golpe”, reveló Ramalho. “Si hubiera estado Trump, seguramente la presión de EE.UU. en favor de la democracia habría sido menor”, agregó Ramalho en una entrevista telefónica. 

El ministro de Defensa de Lula, Jose Mucio, dijo que los involucrados en el golpe era “un grupo aislado” y que la detención de los cinco militares “despejaría la niebla” que rodeaba el resto de las Fuerzas Armadas. Pero, dos años después del intento de golpe, “el golpismo en las fuerzas armadas brasileñas seguramente no ha sido extirpado del todo; es probable que hay militares con espíritu e intenciones golpistas”, añadió. Uno de los detenidos había venido a Rio para ver la planificación de la seguridad para el G20.

Una serie de indicios apuntan a la involucración de Bolsonaro en los preparativos del golpe. El expresidente ha sido acusado, a partir de declaraciones de Mauro Cid, de planificar la detención de Moraes, redactar personalmente un decreto para no reconocer los resultados de las elecciones debido a un inexistente fraude, y de pedir el apoyo a líderes militares para un golpe de Estado.

Sin embargo, Bolsonaro, a través de sus abogados, negó ayer que hubiera participado el plan golpista. El expresidente incluso ha pedido que se le devuelva el pasaporte para acudir a la toma de posesión de Donald Trump en enero. Su hijo, el senador Flavio Bolsonaro, tuiteó ayer: “Por muy repugnante que sea pensar en matar a una persona, no es un crimen”.

Tras las elecciones de octubre de 2022, miles de seguidores de Bolsonaro, la mayoría convencidos de que se había producido un fraude electoral, montaron campamentos delante de los cuarteles a la espera de una intervención militar

Hubo un atentado en el aeropuerto de Brasilia días antes de la toma de posesión y, luego, con Lula ya instalado en la presidencia, se produjo el asalto a las sedes de los tres poderes democráticos en Brasilia calcado del salto trumpista en Washington de enero de 2020.

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