Loading...

Gaza 2035

UNA NOCHE EN LA TIERRA

Ramon Aymerich Redactor jefe de Internacional

La imagen es la de una urbe de estilo vagamente oriental, una ciudad Estado envuelta en la niebla de la mañana, con ese aire irreal que dan las creaciones generadas por inteligencia artificial. Hay rascacielos, parques, jardines y un paisaje de cultivos ubérrimos, invernaderos y canales urbanos. No es solo una ciudad para vivir. Hay grandes paneles solares, barcos portacontenedores y plataformas para la extracción de hidrocarburos frente a la costa. Es una ciudad de infraestructuras, imaginada por alguien que piensa que la economía es el núcleo de ese proyecto urbano.

Esa ciudad es Gaza. La Gaza que la oficina del primer ministro israelí, Beniamin Netanyahu, imagina para dentro de diez años. Una zona de libre comercio situada entre la ciudad israelí de Sderot y el puerto egipcio de El Arish, en la costa norte de la península del Sinaí. Un centro económico conectado por ferrocarril con NEOM, la megaciudad concebida por Mohamed bin Salman en el noroeste de Arabia Saudí.

Esta imagen está incluida en el documento Gaza 2035, que ha circulado estos días en medios israelíes. En él se habla de un territorio futuro que estaría administrado por Israel, Egipto y lo que el documento bautiza como la Gaza Rehabilitation Authority (GRA), una agencia gestionada por palestinos que supervisaría la reconstrucción del área y sus finanzas.

Para llegar a esa ciudad ideal, el documento describe tres fases. La primera, bautizada como “fase humanitaria”, busca la erradicación de Hamas y durará un año (esta misma semana, un alto cargo de la seguridad israelí ha dicho que la guerra puede durar siete meses más). La segunda fase se prolongaría entre cinco y diez años. En ella, los estados árabes amigos supervisarían la reconstrucción. La tercera fase llegaría con la firma por Palestina (no especifica bajo qué forma jurídica o política) de los acuerdos de Abraham y de alguna fórmula de autogobierno.

La Gaza de Netanyahu, una ciudad llena de infraestructuras para vertebrar una gran zona económica

The Architect's newspaper y oficina del primer ministro de israel

Nada más iniciarse el asalto a Gaza en octubre del 2023, líderes internacionales, organizaciones humanitarias e incluso miembros de su propio Gobierno reclamaron a Netanyahu un plan para el día después de la ocupación. Sin embargo, lo primero que ha aparecido no tiene que ver con la emergencia humanitaria sino con un proyecto de transformación del enclave palestino en un hub que quiere vertebrar el comercio y el transporte de energía en una vasta zona que va del Mediterráneo a los países del Golfo.

La mitad de los israelíes avalan reocupar Gaza, porcentaje que llega al 77% entre los más ortodoxos

Según The New York Times , el documento fue elaborado por empresarios próximos al primer ministro en noviembre del 2023. Y revela que parte de la élite israelí ve en Gaza una oportunidad. La Corte Penal Internacional puede exigir que la guerra se detenga, y la comunidad internacional, proponer avances hacia los dos estados. Nada de eso está en el guion. Lo que hay es una tarea de demolición de lo que es hoy una zona de ruinas y de escombros. Un territorio en el que pueden haber muerto más de 36.000 personas y del que ha desaparecido el 70% de las construcciones urbanas (según la ONU).

Gaza 2035 es fruto de la tentación que supone empezar desde cero en un territorio arrasado (“rebuild from nothing”, dice el documento), el sueño de todo planificador. Un territorio que ahora es visto como “un puesto avanzado de Irán” y que contiene, eso es clave, una gran bolsa de gas natural por explotar frente a la costa.

El documento encaja con la visión neoliberal de Netanyahu para Israel y los países vecinos y que inspira los acuerdos de Abraham. Una visión que ha convencido a Estados Unidos y que se resume en que “la cuestión palestina” se resuelve dentro de un gran pacto con las monarquías del Golfo en el que las sinergias económicas resuelven todas las contradicciones. Una visión que la matanza del 7 de octubre de Hamas ha refutado en parte (la voz palestina siempre acaba por emerger, aunque sea a veces de una manera mortífera).

Algunos países árabes han hecho saber que no avalan un proyecto que no reconoce el Estado palestino. Y miembros del Gobierno, como el ministro de Defensa, Yoav Gallant, han indicado que no están de acuerdo con que el control militar de Gaza se prolongue más allá de la actual ofensiva.

Pero, paradójicamente, el mayor problema de Gaza 2035 está en su voluntad de convertir la zona en un centro industrial que utiliza la barata mano de obra palestina. Es, por tanto, un proyecto difícil de reconciliar con las demandas de los ultraortodoxos de recolonizar Gaza y expulsar a sus 2,3 millones de habitantes a Egipto o a Europa. Esta misma semana, una encuesta del Pew Re­search Center concluía que un 50% de los israelíes piensa que hay que vaciar Gaza para reocuparla (porcentaje que llega al 77% entre los ortodoxos).

Un documento de la oficina del primer ministro ve la futura Gaza como un lugar ideal para los negocios

Lo explicaba de manera mucho más elocuente el Misgav Institute for National Security & Zionist Strategy, un think tank próximo al Likud, que ya el 17 de octubre propuso la limpieza étnica de Gaza. Como señalaba en otro documento, “este es un momento único y una rara oportunidad para evacuar toda la franja de Gaza en coordinación con el Gobierno egipcio”.