Carlos III tiene cáncer

La monarquía británica

El rey seguirá ejerciendo, pero de momento suspende todas sus funciones públicas

Con Carlos relegado a los despachos y Catalina convaleciente de una dolencia que se ignora cuál es, el peso va a recaer sobre Camila y el príncipe Guillermo

Carlos III tiene cáncer
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El rey Carlos III, diagnosticado de cáncer pocos días después de ser dado de alta del hospital

Normalmente, los comunicados del Palacio de Buckingham son textos rutinarios y aburridos, sobre nombramientos y cuestiones de protocolo que sólo siguen -y de reojo- los corresponsales ante la Casa Real. Pero el de ayer, poco después de las seis de la tarde de un día gris y ventoso, muy invernal, sacudió instantáneamente las redacciones de todos los periódicos del mundo. Anunciaba que el rey Carlos III tiene cáncer.

De qué es el cáncer y su gravedad, no se sabe. Sólo que no es de próstata, pero que fue descubierto a raíz de la operación a la que fue sometido hace más de una semana, para reducir el tamaño del órgano, que se había hecho muy grande y le causaba molestias.

Britain's King Charles III and Queen Camilla arrive to attend a Sunday church service at St Mary Magdalene Church in Sandringham, England, Sunday, Feb. 4, 2024. King Charles III has been diagnosed with a form of cancer and has begun treatment, Buckingham Palace says on Monday, Feb. 5, 2024. (Joe Giddens/PA via AP)

Carlos III y la reina Camila llegando el pasado domingo al servicio religioso en la iglesia de Santa María Magdalena en Sandringham

Joe Giddens / AP/LaPresse

Carlos III, de 75 años, seguirá ejerciendo de rey pero de momento va a abandonar todas las funciones públicas por recomendación de los médicos, mientras se somete a un tratamiento como paciente externo que comenzó el lunes tras regresar a Londres desde la residencia real de Sandringham, en Norfolk. El comunicado señaló que se encuentra en buen estado de ánimo y es optimista.

LONDON, ENGLAND - JANUARY 29: King Charles III waves as he departs with Queen Camilla after receiving treatment for an enlarged prostate at The London Clinic on January 29, 2024 in London, England. The King has been receiving treatment for an enlarged prostate, spending three nights at the London Clinic and visited daily by his wife Queen Camilla. (Photo by Carl Court/Getty Images)

El monarca británico y la reina Camila saludaron a su salida del centro londinense

Carl Court / Getty

Un diagnóstico de cáncer siempre es un golpe muy duro, para cualquiera. En el caso de Carlos -que prácticamente se pasó toda la vida como heredero, dada la longevidad de su madre-, se produce menos de año y medio tras ascender al trono en septiembre del 2022 y nueve meses después de su coronación el pasado mayo. Hasta ahora su reinado ha sido un éxito, exento de escándalos y controversias, con buena acogida (también a su esposa Camila) por parte de los súbditos. Su actividad ha sido frenética, con tres viajes oficiales al extranjero y centenares de apariciones públicas. Todo apunta a que estaba disfrutando enormemente el papel, después de una eternidad esperando.

Isabel II tuvo una salud de hierro hasta el final, con crisis menores para operaciones de rodilla y cataratas, pero ahora se le ha juntado todo a la familia real británica: la intervención de próstata de Carlos, el recién anunciado cáncer, cuya gravedad o no se desconoce, y una operación abdominal de Catalina, la princesa de Gales, rodeada de un enorme secretismo (no retomará sus funciones hasta después de Semana Santa).

La enfermedad le fue detectada a raíz de una intervención para resolver un problema benigno de próstata

La noticia va a afectar de modo inevitable a la dinámica familiar y al funcionamiento de la monarquía en los próximos meses. El rey informó personalmente a sus dos hijos, y Enrique -exiliado en California- anunció que viajará a Inglaterra en los próximos días (las relaciones entre ambos están muy tocadas desde que decidió abandonar el país, y por sus acusaciones de racismo contra Meghan). Si se trata del primer paso hacia una reconciliación está por ver.

La crisis se produce en un momento en que el adelgazamiento premeditado de la monarquía la ha dejado con pocos efectivos para las funciones públicas. Con Carlos relegado a los despachos y Catalina convaleciente de una dolencia que se ignora cuál es, el peso va a recaer sobre la reina Camila, el príncipe de Gales Guillermo, que se había pasado las últimas dos semanas cuidando a su mujer y sus tres hijos, y en menor medida la princesa Ana y el príncipe Eduardo (con Andrés en fuera de juego por los escándalos sexuales y su relación con el abusador convicto Jeffrey Epstein).

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Mariángel Alcázar
WINDSOR, ENGLAND - APRIL 17: Prince William, Duke of Cambridge and Prince Harry arrive for the funeral of Prince Philip, Duke of Edinburgh at St George's Chapel at Windsor Castle on April 17, 2021 in Windsor, England. Prince Philip of Greece and Denmark was born 10 June 1921, in Greece. He served in the British Royal Navy and fought in WWII. He married the then Princess Elizabeth on 20 November 1947 and was created Duke of Edinburgh, Earl of Merioneth, and Baron Greenwich by King VI. He served as Prince Consort to Queen Elizabeth II until his death on April 9 2021, months short of his 100th birthday. His funeral takes place today at Windsor Castle with only 30 guests invited due to Coronavirus pandemic restrictions. (Photo by Victoria Jones - WPA Pool/Getty Images)

El diagnóstico de la enfermedad ha desatado inmediatamente las especulaciones sobre un futuro traspaso de poderes a Guillermo. Isabel II no quiso abdicar a pesar de su edad, y Carlos tampoco parecía tener la más mínima intención de hacerlo a pesar de que su hijo primogénito y Catalina gozan de extraordinaria popularidad. Aunque puedan resultar a muchos insulsos o aburridos, son la discreción personificada y ofrecen, con sus hijos, la imagen de la familia perfecta, la antítesis del psicodrama permanente que significaba Diana. Pero todo depende de cuán grave sea un cáncer envuelto por el momento en el celofán del más absoluto misterio.

Exterior del palacio de Buckingham, ayer tras conocerse la noticia de que Carlos III padece un cáncer

Exterior del palacio de Buckingham, ayer tras conocerse la noticia de que Carlos III padece un cáncer

Hannay McKay/REUTERS

Telegramas deseando una rápida recuperación empezaron a llegar inmediatamente desde Washington, París, Berlín o Bruselas, de países amigos y enemigos por igual. El primer ministro Rishi Sunak expresó a Carlos III sus mejores deseos en un comunicado de Downing Street, y lo mismo hicieron el jefe de la oposición, el laborista Keir Starmer, y los ministros principales de Escocia, Gales e Irlanda del Norte. El monarca, por su parte, agradeció al equipo médico que le ha atendido por detectar con rapidez el problema.

El rey, que fue visto por última vez en público el domingo a la salida de misa en la iglesia de Santa María Magdalena de Sandringham, ha explicado la decisión de informar públicamente de su cáncer para evitar las especulaciones, y para animar a los británicos a someterse a chequeos rutinarios, sobre todo a partir de los 75 años, que es cuando se diagnostican la mayoría de los casos.

El rey ha empezado ya el tratamiento, pero el Palacio no ha revelado qué tipo de cáncer es ni tampoco su gravedad

Carlos III es el monarca británico que se ha puesto la corona a una edad más avanzada, y de hecho se pasó como heredero desde la más tierna adolescencia hasta después de la edad de jubilación. Menos querido al ascender al trono que su venerada madre Isabel II, su misión hasta ahora ha consistido en no cometer errores que pudieran afectar a la estabilidad y popularidad la institución, ser prudente y no expresar las opiniones sobre todo tipo de temas que solía soltar como príncipe.

Al margen de ello, en un clima de crisis económica y austeridad, ha reducido las dimensiones de la monarquía, y entre sus planes figuraba el de abrir al público o incluso vender algunas de sus residencias. Todo ello, y su campaña contra la pobreza en los guetos urbanos, va a quedar por el momento en el aire, mientras libra su gran batalla personal. Una batalla cuyos términos aún se desconocen, con profundas implicaciones institucionales para los Windsor, el país y toda la Commonwealth.

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