Terremoto político en Pakistán y primeras manifestaciones de repulsa en las calles. El claro favorito para ganar las elecciones del año que viene y recuperar el poder, Imran Jan, ha sido descalificado este viernes por la Comisión Electoral para los próximos cinco años. El argumento esgrimido es que, mientras ocupó la jefatura de gobierno, hasta abril pasado, no declaró todos los regalos recibidos en visitas de Estado.
El veto podría suponer la muerte política de quien fuera capitán de la seleccion de cricket, de setenta años. La prensa pakistaní lleva tiempo enfocada en supuestos obsequios en forma de relojes, bolsos de marca o perfumes, valorados en cientos de miles de euros, que Jan y su esposa habrían recibido durante sus visitas oficiales al extranjero. Según estos medios, no todos habrían sido declarados, para ser revendidos.
En Pakistán, uno de los países más corruptos del mundo, los cargos parecerían casi inofensivos, si no fuera porque Jan había construido su capital político en su honradez, frente al saqueo sistemático del estado por parte de sus oponentes. Asimismo, supone una andanada contra su cacareada independencia, frente al calificativo de "gobierno de importación" que dedica habitualmente a sus sucesores, una amalgama de rivales y de tránsfugas que le descabalgó en abril pasado, en una moción de censura en la que supuestamente millones de dólares cambiaron de manos.
Obsequios envenenados
Jan habría obtenido cientos de miles de euros por la venta de relojes y otros regalos
Imran Jan ya ha anunciado que recurrirá la decisión en el Tribunal Superior de Justicia. El exdeportista que se codeaba con la alta sociedad londinense ascendió en la política pakistaní con el discreto apoyo de la cúpula militar frente a la clase política tradicional. Sin embargo, la patada en el tablero mundial que supuso la invasión rusa de Ucrania del 24 de febrero ha cambiado las tornas. Aquel mismo día, Jan se reunía en el Kremlin con Vladimir Putin, en una visita que se había negado a posponer.
El jefe del ejército, general Qamar Javed Bajwa, que dentro de un mes debería pasar a la reserva, vio la oportunidad de recomponer la relación con Estados Unidos -muy deteriorada a raíz del padrinazgo pakistaní de los talibanes en Afganistán- en detrimento de India. Y de pasada, amarrar préstamos que salven a Pakistán de la bancarrota, ya experimentada por Sri Lanka. Así como prorrogar su su línea en las Fuerzas Armadas, en la que Jan se atrevió a interferir intentando mantener a su propio candidato en la todopoderosa agencia de inteligencia, ISI.
El tiempo le ha dado la razón y el guante blanco de India con Rusia, honrando su antigua alianza, ha servido para sacar lustre a la tradicional asociación entre Washington y las Fuerzas Armadas de la República Islámica de Pakistán.
La intervención de la Comisión Electoral, tras la cual puede adivinarse la voluntad de la cúpula militar, amenaza con soliviantar las calles en Pakistán. Los jóvenes y las clases medias están masivamente con Imran Jan y ven en su inhabilitación una prueba de que los partidos que conforman el gobierno de Shahbaz Sharif se ven absolutamente incapaces de derrotarlo en las urnas.
Dicha coalición integra a las dos grandes familias de la política pakistaní, desde hace más de cuarenta años, tanto los Sharif como los Bhutto, cuyo retoño, Bilawal Bhutto Zardari -formado en Oxford- es el joven ministro de Exteriores.
Si no puedes con él, inhabilítalo
De hecho, el Movimiento por la Justicia (PTI) de Jan ha arrasado en los últimos meses en toda cita electoral parcial que se le ha puesto por delante. De ahí su insistencia en reclamar elecciones anticipadas. Los militantes del PTI, además, recuerdan que antes los regalos de estado podían ser adquiridos por los mandatarios por el 20% de su valor, porcentaje que Jan elevó al 50%. Se trata, en no pocos casos, de obsequios palaciegos de monarquías de Arabia.
Este pleito, en los juzgados desde hacía más de un año, era una de las dos espadas de Damocles que pesaban sobre Jan, siendo la otra el supuesto desacato a una jueza, a la que criticó -"amenazó", según el fiscal- por detener a su mano derecha.
Hace justo una semana el general Bajwa -a su vuelta de Estados Unidos- y el primer ministro Sharif -que hoy celebraba el intento de entierro político de su gran rival- mantenían una reunión al más alto nivel sobre asuntos de seguridad. Esta tarde obtenían también su recompensa: El Grupo de Acción Financiera Internacional ha decididio sacar a Pakistán de la lista gris de países que blanquean o financian el terrorismo, después de cuatro años.