El exprimer ministro italiano Silvio Berlusconi no pasa por su mejor momento. Después de verse obligado a dar un paso atrás en su sueño de convertirse en jefe de Estado, ahora se encuentra ingresado desde hace unos días en el hospital San Raffaele de Milán.
Su entorno al principio había declarado que el motivo de su hospitalización eran unos controles rutinarios. Sin embargo, ahora reconocen que el líder de Forza Italia, de 85 años, sufre también una infección urinaria. Sus condiciones no son graves, pero, según publica el Corriere della Sera citando fuentes cercanas, desde entonces Berlusconi se encuentra “triste, deprimido, alternando la rabia desde el desaliento”.
El magnate ha regresado al primer plano de la política italiana tras su fallida candidatura a la presidencia de la República, a la que renunció el sábado por falta de apoyos. No había escatimado esfuerzos llamando personalmente a senadores del grupo mixto, indecisos o tránsfugas de otros partidos, para que le secundasen en esta hazaña. Pero no logró convencer a suficientes. Según cuenta uno de los sondeados a La Vanguardia, entre ellos incluso bromeaban sobre lo que les iba a regalar a cambio de su voto.
Al final no tuvo más remedio que retirarse de la contienda, en el que seguramente es uno de los fracasos más dolorosos de su carrera política. El magnate, con marcapasos desde el 2006, arrastra problemas de salud desde hace tiempo, y está acostumbrado a tener una corte en el hospital.
Los partidos siguen atascados en las negociaciones para elegir al jefe de Estado
Ahora apenas responde al teléfono y ha recibido poquísimas visitas, solo de su novia, la diputada de Forza Italia Marta Fascina -54 años más joven que él-; su hija Marina; el presidente del grupo Mediaset, Fedele Confalionere; y el senador de Forza Italia Niccolò Ghedini, su exabogado.
Ayer recibió además la llamada de su número dos, el expresidente del Parlamento Europeo Antonio Tajani, quien le explicó el rumbo del proceso en Italia para elegir al sucesor de Sergio Mattarella en el palacio del Quirinal. Hoy los más de 1.000 grandes electores italianos están convocados por tercera vez pero todo apunta a que de nuevo habrá fumata negra en este cónclave laico.
Después que la izquierda rechazase a tres candidatos propuestos por la derecha, las negociaciones se encuentran en punto muerto. En las últimas horas ha sonado con fuerza el nombre de Elisabetta Casellati, del partido de Berlusconi, que es presidenta del Senado y podría ser la opción de la derecha y de algunos parlamentarios del Movimiento 5 Estrellas. Su elección desencadenaría una enorme crisis política en el país y seguramente comportaría la caída del gobierno de Mario Draghi.