Lo sugirió y después lo negó pero lo dejó en el aire: el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, amenazó ayer con retirar la financiación a la Organización Mundial de la Salud (OMS) por haberse, a su juicio, fallado en sus previsiones sobre la pandemia del coronavirus. “Recibe enormes cantidades de dinero de Estados Unidos” y “se equivocó”, criticó el líder norteamericano. “Podrían haberlo dicho meses antes. Deberían haberlo sabido y probablemente lo sabían”, aseveró. “Vamos a suspender el dinero que gastamos en la OMS”, “vamos a mirarlo”, dijo Trump en su rueda de prensa diaria sobre la evolución de la crisis sanitaria por el coronavirus.
Minutos después, el presidente negó haber puesto en duda las contribuciones de su país a este organismo internacional, las más abultadas de todos los países que la componen. “No estoy diciendo que vaya a hacerlo”, matizó sólo para añadir que su gobierno se van a plantear “acabar con la financiación” del organismo, al que tildó de “chinocéntrico”, si bien no necesariamente durante la pandemia. En su propuesta presupuestaria de febrero, la Casa Blanca ya propuso reducir de 122 a 58 millones la aportación de Estados Unidos al organismo, informa la agencia AP.
Estados Unidos rozó ayer por primera vez la cifra de 2.000 muertos por coronavirus
Trump cargó contra la organización tras divulgarse varios informes internos elaborados en enero por su asesor comercial, Peter Navarro, un economista conocido por sus posiciones anti China, que alertaban del riesgo de “muertes masivas” de estadounidenses como consecuencia del nuevo virus descubierto en China (Pekín lo identificó el 9 de enero). El presidente ha asegurado que no los vio y ha defendido las optimistas previsiones que hasta hace poco ofreció a los estadounidenses sobre el patógeno, ya que considera que su labor es la de animar al país.
“Deben entender que yo soy un ‘cheerleader’ para Estados Unidos. No quiero sembrar caos y pánico. Y al mismo tiempo que decía esas cosas estaba cerrando el país a China, luego a Europa y al final al Reino Unido [El rechazo de la OMS a los cierres de fronteras, por su alto coste económico, ha sido motivo de roces con Washington este año]. Lo que no voy a hacer es salir y decir si puede pasar esto o aquello”, ha argumentado, aunque hace diez días no dudó en advertir que incluso con las medidas de mitigación podrían morir hasta 240.000 estadounidenses, una cifra basada en un modelo científico que la Casa Blanca ha declinado divulgar. “Creo que el presidente debe ser un cheerleader para su país”, ha insistido.
Estados Unidos rozó ayer por primera vez la cifra de 2.000 muertos por coronavirus en un solo día, de acuerdo con el recuento de la universidad Johns Hopkins, que calcula que hay 398.185 contagios confirmados (en el foco de Nueva York hay señales de estabilización de este indicador) y al menos 12.844 fallecimientos. La OMS calificó el coronavirus de emergencia de salud pública el pasado 30 de enero, un mes y medio antes que el presidente Trump hiciera lo propio en su país.
Hasta entonces, el presidente estadounidense había defendido que cuando empezara a hacer calor el virus “milagrosamente se irá” (10 de febrero, algo que no está comprobado), que el brote estaba “bajo control” (24 de febrero), había acusado a los medios y a los demócratas de “inflamar” la situación (9 de marzo) y despreciado la epidemia como una simple gripe hasta un día antes de declarar la emergencia nacional, el pasado 14 de marzo.