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Condenan a un año de prisión a un grupo de cómicos por satirizar al ejército birmano

Pena de cárcel por una parodia

Los actores emitieron su espectáculo por Facebook

Parada militar del ejército birmano en la capital, Naypyidaw

THET AUNG / AFP

Los militares birmanos no están dispuestos a pasar ni una sola broma a su costa. Por eso, cinco miembros de un grupo satírico fueron condenados este miércoles a un año de prisión por criticar al ejército en un espectáculo callejero celebrado durante el Año Nuevo birmano. Una muestra más de que la llegada al poder en el 2016 de la antigua ­disidente y premio Nobel de la Paz, Aung San Suu Kyi, no ha acabado con la influencia del estamento más poderoso del país en las últimas ­décadas.

Los castigados son integrantes del grupo Generación del Pavo Real, que permanecen encarcelados desde el 15 de abril por parodiar a los uniformados y emitirlo por Facebook. “Es un veredicto terrible. Castigar así a las personas por realizar una sátira dice mucho sobre el grave estado de la libertad de expresión en Birmania”, acusó Joanne Mariner, de la organización Amnistía Internacional. “Estos activistas son prisioneros de conciencia, y sólo porque las autoridades tienen la piel muy fina para tolerar la crítica más suave”, añadió.

El Gobierno impone una férrea censura a los textos de este tipo de obras que mezclan poesía, danza y música

Desde el siglo XIX, los thangyat , espectáculos satíricos que combinan poesía, danza y música durante la celebración del Año Nuevo birmano, en abril, han servido para criticar a sus líderes y hacerles ver ciertas verdades incómodas. La junta militar que durante décadas gobernó el país con puño de hierro toleró estas representaciones durante un tiempo, aunque acabó prohibiéndolas en 1988, año en el que mató a miles de manifestantes con el fin de acabar con un levantamiento liderado por los estudiantes.

La tradición fue de nuevo permitida en el 2013 por un gobierno reformista respaldado por los militares, aunque con la condición de que los artistas presentaran a los censores sus letras para lograr su aprobación. Cuando Suu Kyi llegó al poder en el 2016 se puso fin a esa práctica controladora, aunque fue reinstaurada tan sólo un año después.

Por eso, los grupos que se niegan a pasar por el aro tienen prohibido actuar dentro de los escenarios oficiales, razón por la cual la formación Generación del Pavo Real de­sarrolló su espectáculo en la calle. “No enviamos nada al comité de censura porque queremos libertad de expresión. Los censores habrían cortado muchas de nuestras letras”, explicó Su Yadanar Myint, uno de los integrantes sentenciados.

El fallo es sólo el final del proceso para dos de los inculpados. El resto conocerá su destino el próximo mes. Se dictará sentencia por haber divulgado la actuación por Facebook. Lo que podría ser castigado con dos años más de prisión por violar la ley de Telecomunicaciones.