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La triple cumbre islámica de La Meca apunta a Jerusalén más que a Teherán

Arabia Saudita

El rey Salman ha organizado una triple cita internacional -islámica, árabe y del Golfo Pérsico- con el objetivo implícito de alinear al mundo musulmán contra Teherán

El rey de Arabia Saudita Salman bin Abdulaziz Al Saud y al Príncipe heredero de la Corona de Arabia Saudita Mohammad bin Salman) durante el Consejo de Cooperación del Golfo

Bandar Al-galoud / Saudi Royal C / EFE

Desde La Meca se volvía a mirar esta madrugada hacia Jerusalén, en lugar de Teherán, para disgusto de los organizadores de una de las mayores cumbres árabes e islámicas de los últimos años. La República Islámica de Irán sale con vida de la triple encerrona organizada en La Meca, a lo largo de los últimos dos días, a instancias de la monarquía saudí. Al amparo de uno de los días más sagrados del Islam -el último viernes de Ramadán- el rey Salman ha organizado una triple cita internacional -islámica, árabe y del Golfo Pérsico- con el objetivo implícito de alinear al mundo musulmán contra Teherán.

En la madrugada de hoy, el comunicado final de la Organización para la Cooperación Islámica (OCI) evita la mención explícita a Irán, como hicieron a lo largo de la sesión nocturna -que terminó con el desayuno antes del alba- casi todos los cincuenta y siete países representados. En su intervención, el rey Salman apuntó una vez más a la mano de Teherán en el sabotaje contra cuatro petroleros -dos de ellos saudíes- en un puerto de Emiratos (probablemente con minas) y contra instalaciones petroleras del reino, esta vez mediante el uso de drones. El anciano monarca repitió que no se trata de un atentado contra ningún país en concreto, sino contra la libertad de navegación y la seguridad del suministro de crudo a todo el mundo.

Rey Salman

El anciano monarca repitió que no se trata de un atentado contra ningún país en concreto, sino contra la libertad de navegación y la seguridad del suministro de crudo a todo el mundo

Varios jefes de Estado o de gobierno tomaron la palabra, entre ellos Imran Jan, de Pakistán o Sheij Hasina de Bangladesh, esquivando las referencias a Irán. Solo el emir de Kuwait tomó el guante, mientras que el mariscal Abdul Fatah Al Sisi, de Egipto, hizo una referencia de pasada. Incluso un firme aliado, como el rey de Jordania, centró su discurso en el problema palestino. La decimocuarta cumbre de la OCI, de hecho, llama a boicotear a los países que trasladen su embajada a Jerusalén, como a hecho EE.UU. y como han manifestado que harán algunos países latinoamericanos con gobiernos de derechas explícitamente apoyados por iglesias evangélicas de origen estadounidense.

La OCI exige también al gobierno de Tel-Aviv que retire sus fuerzas armadas de las zonas palestinas ocupadas en 1967, como única forma de alcanzar la paz, al tiempo que condena el reconocimiento de la meseta siria del Golán como territorio israelí por parte de Washington.

La OCI exige también al gobierno de Tel-Aviv que retire sus fuerzas armadas de las zonas palestinas

Más éxito tuvo Riad en las cumbres inmediatamente precedentes, en el día de ayer. El Consejo de Cooperación del Golfo, aún contando con la presencia del emir de Qatar -que llevaba dos años sin pisar Arabia Saudí- sí que condenó con dureza la injerencia iraní en varios países árabes, singularmente Siria, Irak, Líbano y Yemen. En cambio, la asamblea de la Liga Árabe -a la que no acudió Siria- no logró articular una condena explícita al régimen de los ayatolás, ante la postura no beligerante de Irak y otros países, críticos con la escalada de tensión en el Golfo Pérsico.

El gobierno iraní, comprensiblemente excusó su ausencia en la cumbre, pero mandó una carta en la que llamaba a la unidad respecto a Palestina (ayer mismo hubo una gran manifestación propalestina en Teherán). El líder de Hizbulah, el jeque Nasralah, se felicitaba ayer de que las trompetas de guerra se vayan acallando en la zona, una vez que Washington habría tomado conciencia que una guerra quirúrgica contra Irán es imposible y que ésta abrasaría también a Israel, Arabia Saudí y los Emiratos del Golfo Pérsico, así como las propias bases y recursos militares de EE.UU.

El gobierno iraní, comprensiblemente excusó su ausencia en la cumbre, pero mandó una carta en la que llamaba a la unidad respecto a Palestina

La toma de posición árabe e islámica sobre Palestina deja en un punto aún más delicado la conferencia prevista a finales de mes en Bahréin, en la que Washington presentará -de momento solo han confirmado su presencia los anfitriones, Abu Dabi y Riad- su trato para acallar con inversiones los derechos políticos del pueblo palestino, elaborado desde hace un par de años entre el yerno de Donald Trump, Jared Kushner, y un Biniamin Netanyahu nuevamente en la cuerda floja.

Por último, el presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, abiertamente enfrentado con el régimen saudí por el bloqueo a Qatar y el asesinato en Estambul del periodista Khashoggi -entre otras cuestiones- delegó la participación en su ministro de Exteriores.