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El testimonio de Kavanaugh y Ford en el Senado, ¿una Súper Bowl política?

Polémica confirmación

La expectación para ver la audiencia pública es tal que algunos han comparado el momento al de las declaraciones de James Comey, Richard Nixon o Bill Clinton

Estudiantes de Yale, donde estudió Kavanaugh, protestan contra la nominación del juez el miércoles

Catherine Avalone / AP

La Taverna de Shaw abre este jueves temprano para el gran espectáculo que se va a dar en el Capitolio: el testimonio del nominado de Donald Trump para el Tribunal Supremo, Brett Kavanaugh, y la profesora de California, Christie Blasey Ford, una de sus presuntas víctimas de acoso sexual. La audiencia pública ante el Comité Judicial del Senado es de gran relevancia porque determinará si los republicanos pueden salvar su nominación y consagrar durante años una mayoría conservadora de la corte alta.

La última vez que el bar de Washington montó una fiesta televisiva similar fue para seguir la declaración en el Senado del jefe del FBI James Comey declaró frente al Senado en junio de 2017. Esa vez sirvió un ‘sándwich del FBI’, hoy será barra libre de mimosas. El juego de palabras puede ser un tanto desafortunado dada la delicadeza del caso, pero para el gerente lo único que le importa es poder ofrecer un lugar para que la gente se reúna y siga un evento cuya expectación apunta a convertirlo en una especie de Súper Bowl política.

En Wall Street esperan que el país se paralice cuando arranque la declaración de Ford

En Wall Street esperan que el país se paralice cuando arranque la declaración de Ford, primera en testificar, a las 10 horas de la mañana (16 horas en España). “Los mercados van a mirar la pantalla del televisor para ver el ‘reality show’ en lugar de mirar los monitores preguntándose si el euro puede subir más”, dijo a Bloomberg el estratega jefe en Weeden Co, Michael Purves.

El nivel de interés que despierta el tema quedó reflejado en la elevada cifra de espectadores que alcanzó la entrevista de Kavanaugh en la televisión Fox New el lunes por la tarde. Según la empresa analista de medios Nielsen, 3,6 millones de personas siguieron la única entrevista televisada que ha dado el juez desde que empezara el escándalo. Fue el programa de noticias más visto de la noche, un éxito para la franja de las siete de la tarde.

Un trabajador pone los nombres del Comité Judicial del Senado

Brendan Smialowski / AFP

La atención es tal que la agencia de noticias de EE.UU. Associated Press se pregunta si dentro de unos años la audiencia se convertirá para los estadounidenses en uno de esos casos que recordarán dónde estaban y qué estaban haciendo. ¿Estamos ante uno de esos momentos, como los que tuvieron la generación de nuestros abuelos, cuando asesinaron al presidente John F. Kennedy? ¿O cuando estalló el transbordador espacial Challenger? ¿O cayeron las torres gemelas?

Durante más de dos años, la vida política estadounidense ha sido una tormenta áspera y ruda de debate sobre género, poder, ego, verdad y feminismo. El movimiento “#MeToo” arrasó con la cultura y se extendió como la pólvora , mientras Trump no para de mirarse el ombligo y confiesa que empatiza con Kavanaugh porque él ha sido acusado “falsamente” de mala conducta sexual por parte de “cuatro o cinco mujeres”, según señaló ayer ante los medios. En realidad son una docena de mujeres.

Protestas contra Kavanaugh con el juego de palabras “Kava Nope” (Kava no)

Andrew Harrer / Bloomberg

Durante unas horas el jueves, todas estas corrientes secundarias soplarán en una única y pequeña sala de audiencias en el Capitolio, donde está en juego el destino del candidato a la Corte Suprema de Trump, y mucho más. El juez y la profesora, que le acusa de haberla intentado violar cuando ella tenía 15 años y él 17 en una fiesta durante la época del instituto, soportarán la mirada de los senadores, las preguntas de una fiscal especializada en violencia sexual y el juicio de la opinión pública. Sus actuaciones pueden inclinar el resultado de las elecciones de noviembre que determinarán el control del Congreso. Y podrían afectar la dirección del Tribunal Supremo durante una generación.

La historia agonizante ha pasado por esas salas de audiencias. Es donde las manipulaciones corruptas de Richard Nixon se mantuvieron bajo el foco por los senadores de mejillas caídas en el desmantelamiento de su presidencia. Es donde el trauma de la “perra de guerra” del presidente Lyndon Johnson sobre Vietnam se apoderó de la capital y la nación. Es donde el senador Joe McCarthy en 1954 persiguió a los comunistas y obtuvo su merecido del abogado del ejército Joseph Nye Welch en un impactante desafío: “¿No tiene ningún sentido de la decencia?” ‘’Señor.”

La profesora de derecho Anita Hill testifica en el Senado en 1991

Anonymous / AP

Y es donde, hace 27 años, Anita Hill acusó a Clarence Thomas de acoso sexual en su camino a la confirmación de la Corte Suprema. Un caso empleado de paralelismo con el actual, aunque fue otra época, ha señalado estos días la profesora de derecho, no existía el #MeToo. Detalles lascivos y profundamente personales se derramaron en la plaza pública en ese episodio. Ella perdió y el juez es todavía hoy uno de los nueve magistrados de la cámara alta. Entonces, el país también se paralizó. Algunas personas recuerdan incluso los detalles insignificantes de su vida ese día.

De nuevo con el presidente Bill Clinton y los encuentros sexuales que fueron minimizados a flirteos mientras que las mujeres afectadas fueron descritas por sus camaradas como barbies. El tono machista resonó de nuevo con Trump, que años antes de su presidencia se jactó vulgarmente de haber tocado y besado mujeres contra su voluntad.

Ahora los hombres caen de los altares del entretenimiento, la política, la iglesia, el periodismo... ¿Creerán esta vez a Ford? ¿Caerá Kavanaugh? El veredicto podría conocerse este viernes.

Ahora los hombres caen de los altares del entretenimiento, la política, la iglesia y el periodismo. ¿Será el caso de Kavanaugh?