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¿Por qué Siria es el tablero de guerra entre Irán e Israel?

Un conflicto a varias bandas

Tel Aviv teme el avance de las milicias chiíes hacia la frontera israelí en los Altos del Golán, territorio ocupado desde la Guerra de los Seis Días en 1967

Un soldado israelí en los Altos del Golán cerca de la frontera con Siria

Getty

Siria es el tablero de juego de una guerra que abarca un campo mundial, donde grandes potencias internacionales se enfrentan para mantener su dominio en Oriente Medio. El cruce de cohetes entre Israel e Irán cerca de la frontera de Siria de esta madrugada es una demostración más de que la guerra siria hace mucho tiempo que dejó de ser un conflicto civil entre sirios, aunque es a ellos a quienes castiga, mata y desplaza.

Este jueves se produjo el incidente más grave en los Altos del Golán desde la Guerra de los Seis Días en 1967, cuando Israel ocupó parcialmente este territorio sirio. Misiles atribuidos a las fuerzas de la Guardia Revolucionaria iraní fueron disparados contra posiciones del ejército israelí situadas en la superficie anexionada pero no reconocida por la comunidad internacional. No causaron daños, pero el Estado judío respondió destruyendo 50 objetivos iraníes en Siria.

Beniamín Netanyahu tiene el respaldo de Estados Unidos en su cruzada contra el régimen de los Ayatolás

Para entender el porqué de la escalada de tensiones entre Israel e Irán cabe analizar el entramado de alianzas que participan en una guerra que se prolonga más de siete años. El régimen chií de Bashar el Asad cuenta con el apoyo sobre el terreno de las milicias de Hizbulah, cercanas a Irán y vencedoras proclamadas de las recientes elecciones en el Líbano; y con Rusia, que le proporciona su Fuerza Aérea. Israel se ve amenazado por la alianza entre Teherán y Damasco, porque teme que la influencia regional de la República Islámica que defiende Hizbulah acabe con su existencia.

No obstante, el primer ministro israelí, Beniamín Netanyahu, tiene el respaldo de Estados Unidos en su cruzada contra el régimen de los Ayatolás, tal y como Donald Trump demostró el martes con anunciando su retirada del acuerdo nuclear con Irán. Un gesto que, por cierto, justificó con las ‘pruebas’ aportadas por su aliado israelí, que acusa a Teherán de haber continuado con sus planes nucleares pese a haber firmado el pacto en 2015 con seis potencias mundiales. Sin embargo, el Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA), encargado de llevar a cabo las inspecciones en Teherán, confirmó esta semana que el país está cumpliendo con los compromisos acordados sobre la desnuclearización.

Israel teme a Hizbulah

Así, nada es tal y como parece.

El estallido de la guerra en Siria en 2011 supuso un punto de inflexión en la historia de rivalidades entre Hizbulah e Israel. Por primera vez, la milicia chií salía a luchar fuera del territorio libanés que la vio nacer en 1982, con el apoyo de Irán, y desde donde llevó a cabo lanzamientos de misiles contra Israel durante la Guerra del Líbano de 2006.

Con el inicio de la derrota de los rebeldes sirios mediante la intervención de Rusia en el año 2015, el ejército sirio empezó a recuperar posiciones junto a las fuerzas iraníes, que se acercaron a los Altos del Golán.

¿Puede ir a más?

Si bien el ministro de Defensa israelí dijo hoy que no quiere que la reciente escalada militar entre Israel e Irán vaya a más, algunos expertos creen que es altamente probable que suceda justo lo contrario.

El escritor y columnista del periódico Al Hayat Hazem Saghieh exponía en un artículo del centro especializado en Oriente Medio Carnegie las dos actitudes irreconciliables” que mantienen Israel e Irán en el tablero sirio. Para el experto, Tel Aviv se opone firmemente a cualquier presencia militar iraní en Siria, porque lo considera una amenaza para su seguridad nacional, más aún sus fuerzas se acercan a los Altos del Golán. Mientras tanto, Irán se empeña en “cosechar los frutos” de sus esfuerzos y avances en Siria, que consiguió luchando junto a El Asad. Así, continúa Saghieh, mientras Israel quiere preservar el status quo en la región, Irán quiere desmantelarlo.

Mientras Israel quiere preservar el status quo en la región, Irán quiere desmantelarlo.

Sus consecuencias, además, no solo les afectan a ellos.

En la misma publicación, el corresponsal del Christian Science Monitor en Beirut Nicholas Blanford alerta de que el conflicto puede ir dramáticamente a más si Hizbulah entra a luchar activamente desde el Líbano. Defiende el autor de Warriors of God: dentro de los treinta años de lucha de Hizbulah contra Israel (2011) que si los enfrentamientos entre Israel e Irán en Siria se recrudecen, es muy posible que Tel Aviv ataque Líbano porque teme que la milicia chií aproveche su posición estratégica, cercana a Israel, para atacar al Estado judío.

“El riesgo de que este conflicto llegue al Líbano es muy real”, concluye el especialista.

La media luna chií

Pero el papel de Israel en Siria no solo se explica por su enemigo eterno de Hizbulah. El objetivo de Netanyahu es impedir que el primer ministro iraní Hasan Rohaní consiga consolidar la conocida como “media luna chií” o “corredor iraní”, conceptos que definen la zona de influencia chií en Oriente Medio y que representa el eje de dominio que va desde Irán al Líbano pasando por Irak y Siria.

Durante la guerra siria, las fuerzas iraníes se han instalado de forma permanente sobre el terreno del país gobernado por El Asad para disgusto de no solamente Israel sino también el principal enemigo de Irán en el tablero de Oriente Medio, Arabia Saudí y las potencias del Golfo, fuerzas suníes que luchan contra Teherán mediante guerras subsidiarias en la región como la del Yemen.

Como si de una matrioska rusa se tratara, es descabezar un actor en el conflicto para ver otro y otro detrás. Un baile de alianzas donde cada vez hay más actores que no han sido invitados: Además de Bashar el Asad, Irán e Israel, también participan Estados Unidos, Rusia, Arabia Saudí (con su apoyo a los rebeldes), Turquía (en su lucha contra los kurdos en Siria), Reino Unido, Francia...

El riesgo de que este conflicto llegue al Líbano es muy real”

Nicholas BlanfordCorresponsal del Christian Science Monitor en Beirut