El Mayo del 68 en diez claves
50 años de la revuelta estudiantil
El poder se asustó con la revolución que no prosperó pero que fue la protesta más influyente en las décadas posteriores
El ensayo general revolucionario más influyente y menos exitoso ocurrió en Francia, y sobre todo en París, entre mayo y junio de 1968. Una revuelta que no perseguía llegar al poder sino cambiar la sociedad, un movimiento para reivindicar más libertades en la esfera privada que cuestionó la esfera pública. Nadie lo intuyó, nadie pudo detenerlo. El 3 de mayo los estudiantes de la Universidad de Nanterre, que acababa de ser clausurada, se trasladaron a la Sorbona. La policía intervino. Hubo 600 detenidos. Se levantaron barricadas. Dos semanas después había diez millones de obreros que secundaban la huelga general convocada por los sindicatos en una paralización sin precedentes en la Francia de las postguerras. La República francesa temblaba. No funcionaban ni los trenes, ni las fábricas, ni los aeropuertos. Prácticamente ningún coche circulaba en París. La televisin y la radio públicas secundaban la huelga. Hasta el Festival de Cannes de cine se interrumpió. Pese a que la calma regresó en junio, nada volvería a ser igual.
La revolución que no cuajó dejó un impacto duradero. Como dice Joaquín Estefanía en su libro Revoluciones. Cincuenta años de rebeldía, Mayo del 68 acunó muchas causas diferentes como el ecologismo, la libertad sexual, la educación igualitaria o el feminismo y todas fueron impulsadas como nunca antes. El mayo francés transformó ideas y valores morales, no cambió el poder ni el sistema. Fue una eclosión de libertades y causas. Los derechos civiles, el antinuclearismo, la revolución sexual, el antibelicismo tuvieron cobijo bajo un paraguas que reclamaba una nueva moral y una nueva sexualidad. Las perspectivas libertarias se canalizaron posteriormente en el feminismo, la ecología, la lucha contra el racismo. El espíritu de Mayo del 68 servía contra todas las discriminaciones. El historiador Pascal Ory lo describe en el semanario L’Express como el acontecimiento que hizo que se pasara de una izquierda generalista a unos izquierdismos especializados.
El filósofo ya fallecido Francisco Fernández Buey resumió Mayo del 68 como “el gran susto” para la gran mayoría. Más que una fiesta lúdica, como reivindica Ramón González Férriz en su libro La revolución divertida, Buey opinaba que empezó “como un manual de quejas en las universidades y acabó como un ensayo general revolucionario, contra el autoritarismo y el imperialismo”. Ciertamente, fue un momento en que el movimiento obrero cedió su monopolio de las protestas. Fue la revolución de los eslóganes, de las pintadas, de los carteles. Bajo los adoquines está la playa, ¡Haz el amor y no la guerra! o ¡Prohibido prohibir! son lemas que surgieron de las mentes con ansias de libertad y que aún hoy en día forman parte del imaginario de las revueltas.
1. Los precedentes
El mundo estaba cambiando, no solo en Francia. Gracias a la prosperidad de la posguerra germinó una cultura juvenil rebelde a la par que una sociedad de consumo americanizada se abría paso y configuraba una cultura del ocio insólita hasta ese momento. En Estados Unidos los beatniks encarnaron el nuevo espíritu individualista, pero las protestas se gestaron para defender las libertades y los derechos civiles. En Francia la reforma universitaria de 1967 provocó malestar y agitó las semillas de cambio.
La República francesa temblaba. No funcionaban ni los trenes, ni las fábricas, ni los aeropuertos. Prácticamente ningún coche circulaba en París. La television y la radio públicas secundaban la huelga. Hasta el Festival de Cannes de cine se interrumpió. Pese a que la calma regresó en junio, nada volvería a ser igual
La indignación por la guerra de Vietnam fue un catalizador de protestas común en América y Europa. Por dicho motivo se registraron manifestaciones estudiantiles en Alemania y Holanda antes que en Francia. Los jóvenes parisinos agitaban banderas del Frente de Liberación de Vietnam. Las manifestaciones se fueron expandiendo por diferentes motivos desde 1967. En Alemania se juntó el rechazo a la gran coalición de gobierno con el militarismo y el imperialismo que simbolizaba Vietnam. Hubo protestas también en México e incluso en Checoslovaquia, contra el comunismo en lugar de contra la sociedad de consumo, hasta que murió aplastada por los tanques soviéticos. Muchos factores confluyeron hacia mayo del 68. En Estados Unidos fue asesinado Martin Luther King en abril en pleno auge de la lucha por los derechos civiles. En Alemania fue disparado, también en abril, el líder estudiantil Rudi Dutschke, un orador carismático que sobrevivió y acabó siendo un reputado sociólogo. El atentado fallido prendió la mecha de las protestas en Alemania.
2. Nanterre
La agitación social en Francia no empezó en el corazón de Paris sino en la periferia. En la Universidad de Nanterre, en un barrio obrero con una gran parte de la población de origen inmigrante. Una protesta contra la guerra del Vietnam fue el detonante. La detención de un universitario espoleó la revuelta. Empezaron las reivindicaciones y las ocupaciones del centro docente. El alemán Daniel Cohn-Bendit se erigió en el líder más mediático del denominado Movimiento del 22 de marzo. Al principio se exigían medidas para cambiar normas del funcionamiento universitario. Por ejemplo, que se permitiera visitar las habitaciones del sexo contrario en las residencias universitarias, algo que estaba prohibido.
Al principio los estudiantes pedían libertad sexual para vencer al puritanismodo. Era la época en que los catedráticos eran inaccesibles, daban clases vestidos con sus togas y las jerarquías y la autoridad eran incuestionables
El decano de la facultad de Letras de la Universidad de Paris-Nanterre era Pierre Grappin, un eminente germanista que tuvo que enfrentarse a la dialéctica de Cohn-Bendit en numerosas ocasiones. Se pedía libertad sexual para vencer al puritanismo dominante. Era la época en que los catedráticos eran inaccesibles, daban clases vestidos con sus togas y las jerarquías y la autoridad eran incuestionables. En cuestión de meses cambiaría. Mayo del 68 provocó una nueva reforma universitaria y empezó a forjar una sociedad más abierta, tolerante e igualitaria, en el seno de las familias, en la educación y en la vida social.
3. Movimiento 22 de marzo
Uno de los movimientos más efímeros que se recuerdan. Se formó el 22 de marzo de 1968 cuando 142 estudiantes tomaron la torre central de la Unversidad de Nanterre. Estaba formado por anarquistas, trotskistas, comunistas, libertarios y un grupo de llamados “indignados”. Firmaron un manifiesto inaugural en el que se mezclaban reformas educativas con peticiones políticas de carácter radical. Cada decisión tenía que ser adoptada por unanimidad, lo que añadía complejidad a su funcionamiento. Se disolvió a finales de mayo pero fue un canalizador de lo que sucedería en los meses posteriores a su formación. El 3 de mayo el decano Grappin ordenó el cierre de la facultad en Nanterre y eso provocó que las protestas se trasladaran a la Sorbona. El 7 de mayo desfilaron por el Arco de Triunfo parisino cantando el himno de La Internacional comunista. A partir de entonces las manifestaciones se volvieron rutinarias. Volaron los adoquines. El 10 de mayo las barricadas se levantaron en el Barrio Latino. París se despertó con un desafío revolucionario.
4. La Sorbona
La universidad más representativa de Francia fue ocupada el día 3, lo que provocó la intervención de la policía. Las barricadas fueron la respuesta. A los pocos días los sindicatos, temerosos de quedarse fuera del juego de la revuelta, convocaron una huelga general. La Sorbona se mantuvo ocupada hasta el 16 de junio, fecha en la que fueron desalojados los últimos elementos radicales. Muchos historiadores han apuntado que si el movimiento de mayo no hubiera empezado en Nanterre u otra facultad situada en un barrio de mayoría obrera e inmigrante nunca hubiera despertado la simpatía y la solidaridad de la clase trabajadora. La Sorbona, que era un instrumento del poder, según la visión de estos estudiantes, fue popular y autónoma durante el Mayo del 68. En la universidad más elitista, los estudiantes encontraron complicidades como las de Jean-Paul Sartre, autor de la célebre frase La imaginación al poder, o de Alain Touraine, el sociólogo profesor que enseguida se alineó con los estudiantes y que sitúa el nacimiento de los movimientos sociales en esa protesta.
5. Daniel Cohn- Bendit
“Ni el mundo ni la vida volverán a ser como eran”, dijo el líder más famoso de los estudiantes, el atrevido joven que interpeló al ministro de Educación que fue a Nanterre a presentar el libro blanco de la universidad francesa. Dicen que Daniel Cohn-Bendit, llamado Dany el rojo por su pelo panocha, le recriminó que no hubiera una sola mención a la sexualidad en ese documento. Ese episodio ocurrió en enero. Carismático, Cohn-Bendit escenifica la evolución de muchos de los cabecillas del Mayo del 68, siendo eurodiputado ecologista durante muchos años para acabar apoyando, el año pasado, la candidatura exitosa de Emmanuel Macron a la presidencia de Francia. Autor del libro Forget 68 en el que asegura que el mundo contra el que se rebeló ya no existe, Cohn-Bendit fue uno de los “Ocho de Nanterre”. Otros fueron Alain Geismar, más identificado con el maoísmo, y Alain Krivine, que se mantuvo durante décadas como portavoz de la Liga Comunista Revolucionaria francesa.
6. Lemas y carteles
De La revolución esencial a La belleza está en la calle, el Mayo del 68 fue un canto a la creatividad en forma de lemas y carteles. Muchos de los eslóganes que se lanzaron en París han perdurado décadas, como el ¡Prohibido prohibir!. Bajo el pavés está la playa fue el más popular según han contado los participantes de las manifestaciones en los años posteriores. Los adoquines fueron el arma de los estudiantes, llegando a herir de gravedad a algunos policías. El debate sobre la violencia persistió y fue motivo de que grupos como los trabajadores o las clases medias que habían apoyado las protestas al principio se fueran retirando con el paso de las semanas, hasta que en junio se dio por acabado el periodo de agitación.
7. Charles De Gaulle
General y héroe nacional, tras diez años de mandato De Gaulle se vio ante una revuelta inesperada y sin precedentes, de una juventud escolarizada que por primera vez reclamaba incidencia social y política. La primera reacción fue enviar a los CRS, los antidisturbios. Pero fue insuficiente. La masificación y extensión de las protestas acabó por descartar la represión como única solución. De Gaulle, cuyo estilo autoritario estaba en entredicho, decidió disolver la Asamblea Nacional, cambiar el Gobierno del primer ministro Pompidou, y convocar elecciones para el 30 de junio. La jugada política le salió bien ya que impidió la unión de los partidos de izquierda. El presidente supo tejer una alianza entre el gaullismo y partidos de derecha que habían sido hostiles hasta ese momento e invocar los miedos del comunismo, los elementos antinacionalistas y el riesgo de los agitadores para ganar por un estrecho margen las elecciones. Su carrera política, no obstante, quedó muy resentida y el general dimitió en 1969 para retirarse. Le sucedió George Pompidou, el que fuera primer ministro en Mayo del 68.
8. Acuerdos de Grenelle
El movimiento de protesta comenzó a desactivarse el 27 de mayo con los Acuerdos de Grenelle. Los sindicatos, encabezados por el más poderoso, la CGT (Confederación General de Trabajadores), deseaban pactar con el Gobierno de Georges Pompidou porque se habían sumado a la huelga pero no la controlaban. También porque era un momento idóneo para devolver la paz a las fábricas a cambio de sustanciales ventajas. En los Acuerdos de Grenelle se aumentó el salario mínimo un 35% y hubo otras importantes mejoras salariales y otros beneficios, como más días de vacaciones. Desde Mayo del 68 la huelga masiva fue un instrumento de presión muy recurrente y efectivo, al menos hasta la caída de la Unión Soviética y la desaparición del miedo al comunismo.
9. El feminismo
Si se mira la lista de líderes de Mayo del 68, todos son hombres. Ninguna mujer. Pero la presencia de las mujeres en las calles y en las protestas se hizo notar. Como analiza la socióloga Julie Pagis, el mayo francés dio un espaldarazo al feminismo. En la Francia anterior, las mujeres tenían que pedir permiso a sus maridos para poder trabajar . En la posterior, tan solo siete años después, se aprobó el derecho al aborto. El feminismo surgió como movimiento social alentado por referentes como Simone de Beauvoir, que simpatizó con el Mayo del 68. Junto a su pareja, Jean Paul Sartre, había participado en 1967 del Tribunal Russell que condenó la masacre de civiles en la guerra de Vietnam. En Final de Cuentas, De Beauvoir pondera los hechos de mayo: “Los partidarios del orden vieron una explosión juvenil y romántica; en realidad fue una crisis de la sociedad, no de una generación”.
Fernández Buey definió la explosión del 68 como “el gran susto” y Eric Hobsbawm reflexionó: “Paradójicamente, la insignificancia del movimiento estudiantil se convirtió en el detonador más efectivo para movilizar a los trabajadores”
10. Las izquierdas
Se critica que mayo del 68 bebió del marxismo -de las teorías revisionistas, sobre todo de la Escuela de Frankfurt- pero fue una protesta más reformista que revolucionaria. “Fue una acometida democrática y liberal, hedonista”, apunta Henri Weber, ex líder de la Liga Comunista y posteriormente senador y eurodiputado socialista, en su obra Rebelle jeunesse (Juventud rebelde). El Partido Comunista de George Marchais se vio desbordado ante un movimiento social que no había promovido y que defendía posturas más izquierdistas. El historiador inglés Eric Hobsbawm valoró en su Historia del siglo XX que Mayo del 68 fue el movimiento más sorprendente y el más apasionante para los intelectuales de izquierda: “Paradójicamente, la insignificancia del movimiento estudiantil se convirtió en el detonador más efectivo para movilizar a los trabajadores”. Mayo del 68 fue un triunfo moral, pero un fracaso político. Y la incapacidad de cambiar el sistema llevó a grupúsculos izquierdistas a optar por la violencia después del 68. Acción Directa no tuvo mucho éxito en Francia, pero Baader-Meinhof en Alemania y las Brigadas Rojas probaron la vía revolucionaria en los años posteriores.