¿Hasta dónde llega la amenaza de Corea del Norte?
Su proyectil ha sobrevolado Japón
Pyongyang ha probado misiles que podrían alcanzar territorio estadounidense
Corea del Norte ha lanzado esta pasada madrugada un misil balístico que ha sobrevolado territorio japonés hasta caer en el océano Pacífico. Lo que ha sido calificado como muy grave por las administraciones de Tokio y Washington se está convirtiendo, a la vez, en habitual en las últimas fechas y es que el régimen de Pyongyang ya suma 13 lanzamientos de misiles en lo que llevamos de año. Hasta el momento, todo son pruebas, pero, ¿qué hay de real en la amenaza norcoreana?
Este último proyectil es, según las autoridades niponas, un Hwasong-12 de rango medio-largo lanzado desde Sunan -cerca de Pyongyang- hasta el Pacífico, a 1.180 kilómetros de Hokkaido. El misil ha recorrido 2.700 kilómetros a una altura máxima de 550 kilómetros, sobrevolando la nororiental isla japonesa y obligando a las autoridades niponas a lanzar la voz de alarma a sus ciudadanos.
Guam, en el punto de mira
Es la segunda vez que Corea del Norte prueba este tipo de proyectil, que cumple el deseo de Kim Jong-un de tener territorio estadounidense al alcance. En concreto, el Hwasong-12 podría llegar hasta cerca de 5.000 kilómetros de distancia, lo que pone en órbita a Guam, isla bajo soberanía de Estados Unidos ubicada a 3.400 kilómetros de Pyongang en el Pacífico occidental.
El pasado mes de mayo, en la primera prueba de este proyectil, la propaganda norcoreana detalló una teórica operación en la que Corea del Norte amenazaba con lanzar este mes de agosto hasta cuatro Hwasong-12 consecutivos hacia la estratégica isla estadounidense, sede de numerosas bases militares.
El desarrollo de un misil de alcance intercontinental
Con todo, el programa de desarrollo armamentístico norcoreano cuenta con un misil aún mayor: el Hwasong-14, probado el pasado mes de julio y que tendría un alcance intercontinental de cerca de 7.000 kilómetros. “Estados Unidos continental está ahora dentro de nuestro rango de ataque”, dijo Pyongyang tras testar un misil que podría impactar en Alaska y San Diego.
De hecho, varios medios estadounidenses señalaron que el rango del proyectil Hwasong-14 podría aumentar hasta los 10.000 kilómetros. El The Washington Post avisó que Denver y Chicago estarían al alcance y, como traza el The New York Times , este mismo rango también permitiría llegar a toda Asia y Europa hasta la Península Ibérica si se lanzase en dirección oeste -Madrid se encuentra a poco más de 9.800 kilómetros de la capital del régimen de Kim Jong-un.
En total, y según las estimaciones hechas a partir de las pruebas balísticas y el tradicional desfile militar del Día del Sol, se calcula que el arsenal de Corea del Norte dispondría de más de 1.000 misiles de distinta capacidad. La mayoría de ellos de corto alcance para amenazar a sus vecinos Corea del Sur y Japón.
Una tensión ¿controlada?
Pyongyang ha mostrado al mundo un músculo armamentístico real, a lo que Estados Unidos ha respondido con palabras contundentes. La escalada de tensión ha ido en aumento hasta el punto que Donald Trump advirtió que respondería “con fuego y furia” a las provocaciones norcoreanas. Sin embargo, se hace difícil de imaginar que ambas potencias nucleares pasen de la guerra dialéctica a un catastrófico conflicto nuclear, dado que ambos tendrían mucho que perder y habría millones de vidas en juego.
La estrategia, según comentaba el experto en Asia y Pacífico del Cidob Oriol Farrés en La Vanguardia, respondería a la voluntad de Washington y Pyongyang de mantener la tensión para obtener réditos políticos. Donald Trump estaría desviando la atención ante los problemas internos de su administración, mientras que al régimen de Kim Jong-un le interesa mantener viva la existencia de un gran y odioso enemigo exterior para legitimarse.
Una disputa que por el momento ha llegado hasta aquí: Corea del Norte amenaza con pruebas de misiles de medio y largo alcance y Estados Unidos y sus aliados responden con mensajes convincentes y sanciones, principalmente congelación de activos en el extranjero y prohibición de viajes. Las palabras deslizan una situación casi prebélica, que con todo, no parece que pueda cruzar una definitiva línea roja.