El color de la lucha feminista

Representa al movimiento feminista desde los años setenta. Sobre los motivos de la elección del violeta, las teorías son de lo más variado. Tal vez se escogió porque no quedaba mucho donde elegir, porque otros muchos colores ya se vinculaban con otros movimientos políticos. El rojo, con la izquierda; el azul, con la derecha; el amarillo alude en gran parte de Europa a la ideología liberal; el marrón o pardo se asocia con el nazismo; el negro, con el anarquismo; el verde representa al ecologismo; el rosa, al movimiento LGBT...

El mito de la fábrica

Según una leyenda, el violeta como símbolo igualitario apunta al incendio de una fábrica textil de Nueva York el 25 de marzo de 1911. El humo originado por el fuego habría sido de color violeta. Nos movemos, sin embargo, en un terreno impreciso. La versión más divulgada de esta historia señala que el propietario quemó el edificio con 146 trabajadoras dentro. El móvil de la matanza habría sido combatir una huelga.

En realidad, la tragedia no fue intencionada. Murieron 123 mujeres y 23 hombres porque los responsables de la fábrica habían bloqueado las salidas de emergencia. Esta era una práctica destinada a evitar que la mano de obra cometiera robos o se tomara demasiado tiempo libre. En cualquier caso, no es cierto que las feministas adoptaran el violeta a raíz de esta catástrofe. Tres años antes, las sufragistas inglesas ya lo habían hecho suyo como sinónimo de justicia y dignidad, combinándolo con el verde (esperanza) y el blanco (pureza).

Este artículo se publicó en el número 612 de la revista Historia y Vida. ¿Tienes algo que aportar? Escríbenos a redaccionhyv@historiayvida.com.