6 claves sobre Irena Sendler y el plan para sacar a niños del gueto de Varsovia
La polaca Irena Sendler ideó una operación para extraer niños judíos del gueto de Varsovia sin que los nazis lo advirtieran. Su historia fue conocida en todo el mundo medio siglo después.
En medio de la tragedia de la guerra, la ocupación alemana y el exterminio de los judíos polacos, hubo por suerte algunas personas, gente normal, que hicieron algo extraordinario y lograron cambiar las cosas, que se sobrepusieron a tanta adversidad y arriesgaron su vida para ayudar a los demás. Una de ellas fue Irena Sendler (Otwock, 15 de febrero de 1910-Varsovia, 12 de mayo de 2008), que salvo a miles de niños judíos.
Y si su vida durante la guerra fue una peripecia, la forma en la que fue conocida por el gran público no lo fue menos: a la derrota de la Alemania nazi le sucedió en Polonia el régimen comunista, que mantuvo al país aislado del mundo y a Sendler prácticamente en el anonimato.
En 1999, los alumnos de secundaria de un remoto pueblo del Medio Oeste norteamericano recuperaron su epopeya en una humilde obra de teatro que bautizaron como Life in a Jar (La vida en un frasco), y que aludía a la forma en que se escondió la lista de los niños salvados del gueto de Varsovia. La obra se representó luego en otros puntos del interior de Estados Unidos, en Los Ángeles y Nueva York y finalmente en Polonia, donde rescato del olvido a una de las personas que más hicieron por mantener la vida y la esperanza en los momentos del horror y la desesperación.
Así fue la operación que Irina Sendler planeó para la extracción de los niños judíos del gueto de Varsovia.
1 Un plan y pocos colaboradores
El de Varsovia fue el mayor gueto de Europa. Las condiciones pésimas en las que vivían los judíos hizo que Irina Sendler planeara sacar del gueto a cuantos niños fuera posible para entregarlos a familias católicas que aceptaban hacerse cargo de ellos. Sería la forma de evitarles las penalidades del cautiverio y finalmente la muerte. En realidad, encontrar colaboradores desinteresados, capaces de arriesgarse a las represalias de los alemanes acogiendo a niños judíos, tampoco era sencillo.
2 Operación de extracción
Lo que Sendler hacia, con ayuda de los padres, era seleccionar primero a los niños que tenían más posibilidades de pasar por polacos cristianos, empezando por su aspecto. Si ya eran mayores, se primaba su conocimiento del idioma sin acento y de canciones y poesías populares polacas.
Los más pequeños eran adormecidos con medicamentos para que no se delatasen en el momento de sacarlos clandestinamente del gueto, en cajones de madera, en sacos... A unos los extraía Sendler en el primer tranvía de la mañana, escondidos entre los adultos autorizados a trabajar en el exterior, en los empleos más penosos que nadie quería hacer. Otras veces utilizaba una iglesia que tenía varias puertas o incluso los sacaba a través del edificio de los juzgados. Muy a menudo, sin embargo, el único camino de salvación fueron las cloacas y los sótanos de edificios ubicados junto a la muralla del gueto.
3 Una nueva identidad
Durante mucho tiempo, Irena Sendler logró burlar los controles para arrebatar niños de aquel infierno. A estos se los llevaba a lugares seguros en los que pudieran adaptarse a su nueva situación, ayudándoles a recuperar primero la salud y las energías y a dejar atrás los parásitos y los harapos. Mientras tanto, otros miembros de la organización Zegota preparaban documentos falsos, sobre todo una nueva partida de nacimiento con un nombre eslavo y un certificado de bautismo. Los apellidos debían corresponderse con los de la familia que aceptaba acogerlos. Si no había con quien llevarlos, al menos se los confiaba a orfanatos cristianos, que representaban una garantía de supervivencia.
4 Giro de los acontecimientos
En la noche del 22 al 23 de julio de 1942, miembros de las SS, con la ayuda de una unidad ucraniana, pusieron en marcha lo que se llamó la Gran Acción, que consistía sencillamente en aniquilar a los habitantes del gueto. Durante dos meses exactos, los trenes de la muerte se llevaron a más de seis mil personas cada día. Cerca de trescientos mil judíos fueron obligados a subirse a convoyes con destino a Treblinka, donde eran asesinados en masa.
5 Atrapada
Una vigilante de una lavandería, que había sido descubierta por los alemanes, acabó delatando bajo tortura a algunos componentes de la red que se ocupaba de los niños, entre ellos, a Sendler.
La Gestapo la condenó a ser fusilada. Sin embargo, sobornaron a un polaco que colaboraba con los nazis y Sendler pudo escapar en el último momento, de tal modo que, oficialmente, fue declarada como ejecutada, muerta a todos los efectos. Con falsos papeles de identidad y ya definitivamente en la clandestinidad, Irena Sendler pudo al menos preservar los datos de los niños que había sacado del gueto. Colocó los documentos en un par de frascos de cristal y los enterró debajo de un manzano en el jardín de una amiga de confianza, en el año 1944.
6 Del olvido al mito
Su figura se desvaneció en un mundo nuevamente complicado por la Guerra Fría. Hasta que cuatro alumnas de un instituto de Uniontown, pequeño pueblo de Kansas, se toparon por azar con su historia en un viejo periódico y decidieron contarla.