¿En qué fueron pioneros los romanos?
Antigüedad
Con razón o sin ella, la tradición ha atribuido a los primitivos romanos grandes hitos que han determinado el desarrollo del mundo que conocemos
¿Cómo influyó el clima en la caída del Imperio romano?
Los cimientos de la ciudad eterna están envueltos en la leyenda. Hasta tal punto es así que los expertos aún no han llegado a un acuerdo a la hora de datar su fundación ni de determinar las circunstancias en que esta se produjo.
Los padres romanos explicaban a su hijos que la historia de su ciudad comenzaba en Troya, y con esa percepción crecían, convencidos de la magnificencia mítica de su urbs. Con el paso de los siglos, se intensificaría la personalidad fundadora de la propia Roma en multitud de aspectos. Son innumerables los elementos funcionales que se atribuyeron a la poderosa caput mundi, la “capital del mundo”. Realidad o ficción, es indudable que su influencia en Occidente ha sido determinante.
El primer calendario
A Numa Pompilio se atribuye el primer calendario, reformado más tarde por Tarquino Prisco y sustituido definitivamente por Julio César. En el calendario de Numa, solo marzo, mayo, julio y octubre tenían 31 días. Febrero contaba con 28 y el resto con 29. Así, el año romano tenía 355 días, y se intercalaban los diez restantes entre mes y mes.
El primer puerto
La tradición sitúa la fundación de Ostia, en la desembocadura del Tíber, bajo el reinado de Anco Marcio. Sin embargo, los restos encontrados en la colonia son posteriores al siglo V a. C. Aunque no podemos hablar de ella como la primera colonia romana, sí es su primer puerto marítimo. Las mercancías viajaban de allí por el río hasta el puerto Tiberino, cercano al Foro Boario.
El primer centro comercial
Ya antes del siglo VIII a. C., la zona que se extiende entre el río y la falda del monte Aventino constituía un cruce de caminos. Aquí –en lo que más tarde se denominaría Foro Boario (mercado de bueyes o ganado)– se encontraban la vía Caeretana y la Albana. Desde sus orígenes, el área reunió las características de emporio, punto de reunión de mercaderes y oportunistas.
El primer puente
Con Roma controlando Ostia, en la desembocadura del Tíber, y con el Foro Boario aumentando su actividad comercial, Anco Marcio mandó construir un puente que diese salida a la margen izquierda del río.
Hasta entonces, la única forma de cruzar el Tíber era mediante los bancos de arena de la isla Tiberina, aprovechando las bajadas del caudal del río. El Pons Sublicius fue construido enteramente de madera (sublica significa “palo”) y potenció el emporio del Foro Boario.
La primera moneda
Hasta que comenzaron a acuñarse las primeras monedas (mitad del siglo V a. C.), las transacciones se cerraban con el intercambio de trozos de metal, cuyo valor se calculaba por peso.
Cada trozo era diferente, y los comerciantes debían usar la balanza continuamente. Solo a partir del siglo VI a. C. se comienza a estandarizar el peso del trozo de metal. Nacen así las barras de cobre ferroso (con el 20% de hierro), grabadas con la figura de una rama seca, que se convertirán en el medio más difundido de compraventa.
El primer paseo triunfal
Un largo etcétera de emperadores desfilaron ante los aplausos de la ciudadanía tras sus exitosas campañas militares. Este ritual del triunfo lo crea Tarquino Prisco tras la victoria de Collazia.
El triunfador, junto a sus soldados, recorrió Roma engalanado con una túnica bordada y portando en su mano un cetro con un águila. La procesión finalizó en la cima del Capitolio, donde tenían lugar los sacrificios en honor a Júpiter.
Los primeros Juegos
La devoción de Tarquino Prisco por las celebraciones triunfales le llevó a instituir en Roma los Ludi Magni (grandes juegos) o Ludi Romani . Nacían así oficialmente los primeros juegos. El Circo Máximo era la sede.
Durante tres días (8, 9 y 10 de septiembre) tenían lugar sobre la arena del circo carreras de caballos, de carros, luchas de boxeo y competiciones atléticas, siguiendo los patrones griegos.
La primera intriga
De Tarquino Prisco, el primer rey de la dinastía etrusca si hemos de creer la tradición, cuenta Tito Livio que “fue el primero que intrigó para hacerse elegir rey y pronunció un discurso para asegurarse el apoyo de la plebe”. Las conspiraciones, desde entonces, fueron una práctica habitual entre los políticos romanos.
Este texto forma parte de un artículo publicado en el número 433 de la revista Historia y Vida. ¿Tienes algo que aportar? Escríbenos a redaccionhyv@historiayvida.com.