Loading...

Gremios, café y pólizas de seguros, así se convirtió Londres en capital financiera

Historia de la 'City'

Pese al zarpazo del Brexit, la City se mantiene en el corazón de las finanzas internacionales. Su empuje puede rastrearse hasta la época romana

Tradición y modernidad en la City de Londres, el distrito financiero. Al fondo sobresale el rascacielos 30 St Mary Axe

iStock

La City de Londres, es decir, ese distrito de 2,9 kilómetros cuadrados en pleno centro de la ciudad, es la capital financiera del mundo, una posición disputada en las últimas décadas por otras megápolis como Nueva York o Hong Kong.

Desde el punto de vista histórico, la importancia comercial –y, por tanto, financiera– de Londres se remonta al año 43 d. C., cuando los romanos fundaron Londinium. Hasta allí, a través del Támesis, llegaba la marea, lo que favorecía la construcción de un puerto. Se edificó un pueblo, luego una población y en cuestión de pocos años una ciudad.

Lee también

La abadía de Westminster, de discreto monasterio a catedral de reyes

Eva Millet

A finales de la Edad Media, era la capital de una monarquía de relevancia internacional y estaba habitada por una aristocracia y una burguesía enriquecidas. Tanto que el embajador veneciano pudo escribir en 1478: “Londres ofrece un surtido abundante de artículos de lujo. En una sola calle se encuentran 52 orfebres, con una cantidad de objetos mayor que en todas las tiendas de Milán, Roma, Venecia y Florencia juntas”.

El Támesis se encontraba abarrotado de naves en espera de que se descargaran sus mercancías, traídas de todas partes del mundo. Entre ellas, ricos tejidos, alfombras, joyas, especias, frutas exóticas y el famoso Sherry, o vino de Jerez, así como otros de Canarias y Oporto. En Londres se vendía de todo.

Los merchant venturers

En el siglo XVI, en la era Tudor, los gremios –de orfebres, plateros, sastres, curtidores, merceros, comerciantes de ultramarinos y decenas más– tenían un enorme peso. Eran ellos los que elegían a los alcaldes, y además tenían el monopolio de su sector.

Los gremios se embarcaron en el comercio internacional con la fundación de las llamadas merchant venturer companies (literalmente, “empresas mercantes aventureras”), que financiaban viajes de exploración y colonización a países lejanos. La más célebre sería la Compañía Británica de las Indias Orientales, creada en 1600. En Londres, los gremios desarrollarían un núcleo comercial comparable a otros grandes puertos europeos, como Ámsterdam o Hamburgo.

La Casa de las Indias Orientales, sede de la compañía en Londres. Acuarela sobre aguafuerte de Thomas Malton, c. 1800.

Dominio público

La reconstrucción de la capital tras el Gran Incendio de 1666 catapultó su poderío económico. La Royal Exchange, o lonja, creada en 1571 como punto de encuentro de los comerciantes, se reedificó fastuosamente en el lugar donde sigue hoy, junto al Banco de Inglaterra, en el mismo centro financiero.

Las 'coffee houses'

Fue durante el siglo XVII, a raíz de la importación de café, chocolate y té, cuando surgieron las coffee houses (“casas de café”). Eran los lugares donde reunirse para intercambiar información, enterarse de las noticias más recientes y negociar contratos mientras se tomaba el brebaje de moda.

En las coffee houses se realizaban también ventas públicas de cargamentos. Una de las más conocidas era Garraway’s, fundada en 1669. Se financiaba con la venta de pieles de la Hudson’s Bay Company, que operaba en el Ártico canadiense. En Garraway’s se subastaban barcos y lotes de azúcar, café, té y especias, que llegaban a Londres desde Brasil y las Indias Orientales.

El gran incendio de Londres de 1666 obligó a reconstruir la ciudad.

Dominio público

El reino de los seguros

El empuje de la capital inglesa en el mercado internacional de seguros le debe mucho a otra coffee house: Lloyd’s. Estaba situada cerca de Lombard Street, una calle conocida desde la Edad Media con ese nombre por ser el núcleo de los banqueros italianos que operaban en Londres. Precisamente fueron los lombardos los que introdujeron el concepto de los seguros.

A Lloyd’s acudían armadores en busca de una póliza contra los peligros de los viajes oceánicos. Fue allí donde se editó, a partir de 1760, el famoso Lloyd’s Register of Ships, que se emplea todavía y mantiene el papel de Londres como centro de información del tráfico marítimo internacional.

Lee también

En la ciudad, desde finales del siglo XVIII, tenían también sus oficinas las empresas de seguros contra incendios, que cubrían riesgos por todo el mundo. En 1861 operaban diecinueve aseguradoras inglesas solo en Hamburgo, y se habían abierto agencias inglesas en Norteamérica, Latinoamérica, Sudáfrica y Asia Oriental.

A su vez, las compañías de seguros reinvertían un alto porcentaje de sus cuantiosos fondos en el mercado londinense de capital. Se calculaba que tres cuartas partes del comercio universal pasaba por Londres. La naturaleza y el volumen de ese comercio convirtió la ciudad en la meca financiera mundial.

Aquí es donde está el dinero

Los orfebres fueron los responsables de que Londres llegara a erigirse en centro financiero global. Prestaban dinero a los mercaderes mientras estos esperaban la llegada de los barcos de ultramar cargados de productos de alto valor (pimienta, nuez moscada...), cuya venta reportaba enormes beneficios a los importadores.

Fueron los orfebres los que introdujeron el empleo de billetes, es decir, promesas de pagar en oro la suma mencionada en ellos. En 1694 se fundó el Banco de Inglaterra como vehículo para estimular inversiones que pagaban intereses. En 1708, se otorgó a esta institución el monopolio de la emisión de billetes.

Lee también

Así se burlaban los ingleses de Napoleón

Francisco Martínez Hoyos

El Banco de Inglaterra, con su inmensa reserva de oro en forma de lingotes y monedas, mantenía la estabilidad financiera de la nación a pesar del conflicto contra Napoleón y los ocasionales pánicos financieros, como el colapso en 1846 del sobrecalentado mercado bursátil de acciones ferroviarias.

¡Invertid, malditos!

En el siglo XIX Londres era la mayor capital del globo, una ciudad en constante expansión en un mundo que demandaba productos manufacturados y ofrecía a su vez materias primas. Londres ha sido desde entonces el centro de inversión y fuente de fondos para responder a las necesidades del comercio.

La ciudad fue también en el siglo XIX el mayor núcleo industrial de Inglaterra. Pese a la expansión de las ciudades del centro y norte del país (Birmingham, Manchester, Leeds, Liverpool), en 1861, Londres, la capital más poblada del mundo, daba empleo al 15% de la población inglesa activa en los sectores de las manufacturas, y a un porcentaje mayor en la construcción, el agua y el gas, los transportes...

Fotografía de Londres tomada alrededor de 1865. Al fondo, la catedral de San Pablo.

Dominio público

En la ciudad se concentraban todas las fuerzas económicas, pero muy especialmente las financieras. Habría sido casi imposible mantener en movimiento el comercio internacional sin el crédito avanzado por los bancos ingleses.

En efecto, a comienzos del siglo XIX ya quedó claro que Inglaterra contaba con sistemas eficaces de crédito. En 1797, el gobierno, necesitado de él para continuar la guerra contra la Francia revolucionaria, pidió prestados fondos en la City para satisfacer sus desmesurados gastos. La deuda creció de 36 millones de libras a la inaudita cantidad de 709 millones en 1816.

Las exigencias de guerra demostraron que en la organización de recursos financieros la City no tenía rival

En 1810, la sucursal londinense de la casa Rothschild se ocupó del pago de subvenciones a los aliados de Inglaterra y la transferencia de fondos al ejército de Wellington en España. Las exigencias de guerra demostraron que en la organización de recursos financieros la City no tenía rival.

A mediados de aquel siglo afluía capital, canalizado desde Londres, a los ferrocarriles, a las minas, a las empresas de agua y gas y a los seguros de diversos países europeos y de ultramar. Cuando el Banco de Francia no pudo pagar sus obligaciones tras la derrota militar de 1871 a manos de Prusia, el Banco de Inglaterra lo cubrió.

Un ómnibus en el Londres de 1865.

Dominio público

Londres era la ciudad donde se recibían y desde la que se enviaban más letras de cambio. Por otra parte, la capital inglesa constituía la única cámara de compensación de deudas.

A prueba de catástrofes

Durante el siglo XX, la City sobrevivió a dos guerras mundiales y repetidas crisis económicas. En el último medio siglo se ha puesto fin a toda una serie de medidas restrictivas, permitiendo, entre otras cosas, la entrada de empresas extranjeras en la bolsa de valores.

Londres conserva su condición de capital financiera global, como demuestran la cantidad de sucursales que mantienen en ella importantes bancos de todo el mundo. Pese a las dudas que genera el impacto del Brexit en su actividad, la City, la “milla cuadrada” de la primitiva urbs romana, es hoy por hoy el centro del mercado internacional de divisas y uno de los lugares en los que se concentra una mayor riqueza en un mínimo espacio.