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Los primeros pacificadores de Oriente Medio

Grandes discursos del siglo XX

Anuar el Sadat protagonizó en 1977 una histórica intervención en el Parlamento de Israel que desembocó en los Acuerdos de Paz de Camp David

Intervención de Anuar el Sadat ante la Kneset

ARCHIVO

EL CONTEXTO

Heredero del fracaso de la coalición árabe en la Guerra de los Seis Días y perdedor de la Guerra del Yom Kippur, dos conflictos en los que Israel se posicionó definitivamente como la potencia militar de Oriente Medio, el presidente egipcio Anuar el Sadat decidió apostar por la vía política. Aunque su país seguía formalmente en guerra con Israel, el líder egipcio no sólo aceptó la invitación del primer ministro israelí Menájem Beguín de visitar Jerusalén, sino que decidió dirigirse al Parlamento de Israel en un acto sin precedentes que tuvo lugar el 20 de noviembre de 1977.

Como representante de Egipto, un país que con su antecesor Gamal Abdel Nasser había constituido junto a Siria la República Árabe Unida y que albergaba una combativa Liga Árabe, el gesto de El Sadat venía a ser un reconocimiento de facto del Estado de Israel y todo un desafío al statu quo panarabista. Además de todo un revés al equilibrio geopolítico establecido por Estados Unidos y la Unión Soviética en la región.

El acontecimiento generó tanta expectación como rechazo en el mundo árabe y en Israel, aunque tanto la visita oficial, la primera de un mandatario árabe a Israel, como la alocución se celebraron sin mayor problema. Sadat se dirigió al hemiciclo en árabe –en 1971 lo había llegado a hacer en persa en el Parlamento de Teherán– para prometer paz a cambio del respeto a las fronteras de Israel marcadas por la ONU y el reconocimiento de un Estado palestino. Unas exigencias duras para Israel, pero tibias para los gobiernos árabes y la propia Liga Árabe, que abandonó El Cairo tras lo que se interpretó como una traición de Egipto al reconocer a la “entidad sionista”.

Las palabras de conciliación y concordia sonaron extrañas en la región, pero pronto contaron con el aval de la comunidad internacional occidental, en tanto que el bloque oriental esperó acontecimientos. A raíz de esa intervención en la Kneset que abría un inédito proceso de paz, un año después El Sadat y Beguín volvieron a reunirse para preparar junto al presidente estadounidense Jimmy Carter lo que acabaría por convertirse en pocos meses en los Acuerdos de Paz de Camp David. La Academia Sueca, por su parte, reconoció el gesto con la concesión a ambos mandatarios del premio Nobel de la Paz de ese año.

El Tratado de Paz entre Egipto e Israel se formalizó el 26 de marzo de 1979. Egipto reconocía oficialmente al estado israelí y ponía fin a una declaración de guerra de 1948, en tanto que Israel reconocía la soberanía egipcia sobre la península del Sinaí y accedía a retirar sus tropas de la zona. El acuerdo también preveía el derecho de Israel a utilizar el canal de Suez. El tratado se mantiene vigente hasta el día de hoy.

La firme apuesta por la paz del líder egipcio no dejó de ser una espina clavada en el mundo árabe enquistado en el conflicto y en octubre de 1981, durante un desfile militar, Anuar el Sadat fue ametrallado por un pequeño comando infiltrado. Su desaparición, sin embargo, no supuso una marcha atrás. Bajo el mandato de Hosni Mubarak, Egipto siguió apostando por la paz, arrastrando a otros países árabes, y su posición en el tablero político de la Guerra Fría osciló desde su alineación con el bloque del Este a aceptar el apoyo económico y comercial de Estados Unidos.

Portada de La Vanguardia dedicada a la intervención de El Sadat

Así informó La Vanguardia del discurso de El Sadat (1) (2) (3) (y 4)

El DISCURSO

“En el nombre de Dios, señor presidente de la Knesset, señoras y señores, permítanme en primer lugar expresarle mi honda gratitud al presidente de la Knesset por haberme concedido esta oportunidad de dirigirme a ustedes. Me presento hoy con firme convicción para dar forma a una nueva vida y para instaurar la paz. Todos amamos esta tierra, la tierra de Dios, todos: musulmanes, cristianos y judíos. Todos veneramos a Dios.

”No culpo a todos los que recibieron mi decisión cuando la anuncié al mundo entero ante la Asamblea del Pueblo egipcia, no los culpo por haberla recibido con sorpresa. A algunos los cogió totalmente desprevenidos. Otros la interpretaron incluso como una decisión política para camuflar mis intenciones de emprender una nueva guerra.

”No obstante tomé esta decisión tras larga reflexión, consciente de que constituye un riesgo inmenso, pues Dios Todopoderoso ha hecho que mi destino sea el de asumir la responsabilidad por el pueblo egipcio y compartir la responsabilidad de la nación árabe, la principal labor de la cual es la de agotar todos y cada uno de los medios en el intento por salvar a mi pueblo árabe egipcio y a la nación panárabe de nuevas guerras de dolor y destrucción.

”Tras larga reflexión, me convencí de que ese compromiso de responsabilidad ante Dios y ante el pueblo hace que sea labor mía llegar hasta los rincones más remotos del mundo, incluso a Jerusalén, para dirigirme a los miembros de la Knesset, ponerles al corriente de todos los hechos que me ocupan y dejar después que decidan por ustedes mismos. He asumido la carga de los requisitos previos de la responsabilidad histórica y, en consecuencia, el 4 de febrero de 1971 declaré estar dispuesto a firmar un acuerdo de paz con Israel. Ésa fue la primera declaración realizada por un alto cargo de responsabilidad árabe desde el comienzo del conflicto árabe-israelí. Motivado por todos estos factores, que vienen dictados por las responsabilidades del liderazgo, el 16 de octubre de 1973, ante la Asamblea del Pueblo egipcia, exhorté a celebrar una conferencia internacional para instaurar la paz permanente basada en la justicia. Nadie me escuchó.

Mi principal labor es salvar al pueblo egipcio y a la nación panárabe de nuevas guerras de dolor y destrucción”

Anuar el Sadat

”Me encontraba en la posición del que suplica la paz o pide un alto el fuego. Motivado por las responsabilidades de la historia y del liderazgo, firmé el primer acuerdo de retirada, seguido por el segundo de retirada del Sinaí.

”¿Cómo podemos conseguir una paz permanente basada en la justicia? Bien, me presento ante ustedes con una respuesta clara y franca a esta gran pregunta, para que el pueblo de Israel, así como el mundo entero, pueda oírla.

”Antes de proclamarla, deseo asegurarles que mi respuesta clara y sincera está asentada en una serie de hechos innegables:

”–El primer hecho es que nadie puede construir su felicidad a costa de la desgracia de otros.

”–El segundo hecho: jamás he hablado, ni hablaré jamás, con dos discursos; jamás he adoptado, ni adoptaré jamás, dos políticas. Nunca trato con nadie más que con un solo discurso, con una sola política y un solo rostro.

”–El tercer hecho: la confrontación directa es el método más inmediato y con mayor probabilidad de éxito para alcanzar un objetivo claro.

”–El cuarto hecho: el llamamiento a una paz justa y permanente, basada en el respeto por las resoluciones de las Naciones Unidas, se ha convertido en un llamamiento universal.

”–El quinto hecho, y puede que éste sea el más claro y destacado, es que la nación árabe, en su voluntad por alcanzar la paz permanente basada en la justicia, no parte de una posición de debilidad. Al contrario, posee el poder y la estabilidad necesarios para un sincero deseo de paz.

Nadie puede construir su felicidad a costa de la desgracia de otros”

Anuar el Sadat

”En nombre de la honestidad debo comunicarles lo siguiente:

”–En primer lugar, no he venido aquí para obtener un acuerdo por separado entre Egipto e Israel. Eso no forma parte de la política egipcia. Este problema no es entre Egipto e Israel.

”–En segundo lugar, no me presento ante ustedes en busca de una paz parcial, esto es, para poner fin al estado de belicosidad en esta etapa y postergar el problema al completo a una etapa subsiguiente. Ésta no es la solución radical que nos conduciría a una paz permanente. De igual modo, no me presento ante ustedes por un tercer acuerdo de retirada del Sinaí, ni del Golán, ni de Cisjordania.

”Me presento ante ustedes para que logremos construir una paz duradera basada en la justicia, para evitar el derramamiento de una sola gota de sangre. Ésta es la razón por la cual he declarado estar dispuesto a llegar hasta los confines más remotos.

”¿Qué significa la paz para Israel? Significa que Israel conviva con sus vecinos árabes de la región con seguridad y garantías. ¿Es eso lógico? Yo digo que sí. Significa que Israel viva dentro de sus fronteras, seguro ante cualquier agresión. ¿Es eso lógico? Yo digo que sí. Significa que Israel obtenga todo tipo de garantías que le aseguren estos dos factores. A esta petición, yo digo sí. Más allá de esto, declaramos que aceptamos todas las garantías internacionales que ustedes conciban y acepten. Declaramos que aceptamos todas las garantías que deseen obtener de las dos superpotencias o de cada una de ellas, o bien de los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad o de algunos de ellos. De nuevo, declaro con toda claridad e inequívocamente que estamos de acuerdo con cualquier garantía que ustedes acepten, porque a cambio también la recibiremos nosotros.

Debemos construir una paz duradera basada en la justicia. Eso significa que Israel viva dentro de sus fronteras ”

Anuar el Sadat

”No obstante, ¿cómo se puede lograr esto? ¿Cómo podemos llegar a ese acuerdo que nos llevaría a una paz permanente basada en la justicia? Existen factores que deberían arrostrarse con valentía y claridad. Israel ha ocupado y sigue ocupando por la fuerza territorios árabes. Insistimos en la completa retirada de estos territorios, incluido el Jerusalén árabe.

”He venido a Jerusalén, la ciudad de la paz, que siempre será prueba viviente de la coexistencia entre creyentes de las tres religiones. Es inadmisible que nadie pueda concebir la condición especial de la ciudad de Jerusalén en el marco de la anexión o del expansionismo. Debería ser una ciudad libre y abierta para todos los creyentes.

”Déjenme que les diga que no me presento ante ustedes para hacerles la petición de que sus tropas evacuen los territorios ocupados. La retirada completa de los territorios árabes ocupados después de 1967 es un hecho lógico e incontestable. Nadie debería suplicar por ello. Cualquier conversación acerca de la paz permanente basada en la justicia y de cualquier medida para asegurar nuestra coexistencia en paz y seguridad en esta parte del mundo acabará careciendo de sentido mientras ustedes sigan ocupando territorios árabes por la fuerza de las armas. Así pues, no hay paz que pueda construirse sobre la ocupación de la tierra de otros, de lo contrario no sería una paz seria. No obstante, ésta es una conclusión obvia e irrebatible si las intenciones son sinceras y los intentos de establecer una paz justa y duradera para sus generaciones venideras y las nuestras son genuinos.

”En cuanto a la causa palestina, nadie podría negar que es la clave de todo el problema. No hay nadie en el mundo capaz de aceptar hoy los eslóganes que se propagan aquí en Israel, que hacen caso omiso a la existencia del pueblo palestino y ponen incluso en duda su paradero. Puesto que hoy ya nadie niega la realidad del pueblo palestino ni sus derechos legítimos.

En cuanto a la causa palestina , nadie podría negar que es la clave de todo el problema”

Anuar el Sadat

”Incluso Estados Unidos, su primer aliado, que está absolutamente comprometido con la salvaguarda de la seguridad y la existencia de Israel, y que ofreció y sigue ofreciendo a Israel todo el apoyo militar, material y moral. Digo que incluso Estados Unidos ha optado por enfrentarse a la realidad y admitir que el pueblo palestino tiene derechos legítimos, que el problema palestino es la causa y la esencia del conflicto y que, mientras continúe sin resolverse, el conflicto seguirá agravándose hasta alcanzar nuevas dimensiones.

”Con total sinceridad les digo que no puede haber paz sin los palestinos. Pasar por alto o dejar de lado esta causa es un grave error de consecuencias impredecibles.

”No me permitiré ahondar en acontecimientos pasados como la declaración Balfour, de hace 60 años. De sobra conocen ustedes este relevante texto. Puesto que han encontrado la justificación legal y moral de constituir un hogar nacional en una tierra que no les pertenecía, les corresponde mostrar comprensión ante la insistencia del pueblo de Palestina para que se proclame de nuevo un Estado en su territorio. Cuando algunos extremistas piden a los palestinos que abandonen su objetivo supremo, les están pidiendo, de hecho, que renuncien a su identidad y a toda esperanza de futuro.

”Aclamo las voces israelíes que pidieron el reconocimiento del derecho del pueblo palestino a conseguir y salvaguardar la paz. Aquí les digo, señoras y señores, que de nada sirve negarse a reconocer al pueblo palestino y su derecho a constituir un Estado, así como su derecho al regreso.

Deben afrontar esta realidad con valentía, como he hecho yo. La paz no puede durar si se continúan intentando imponer conceptos fantasiosos a los que el mundo ha dado la espalda.

D nada sirve negarse a reconocer al pueblo palestino y su derecho a constituir un Estado y su derecho al regreso”

Anuar el Sadat

”Concibamos juntos un acuerdo de paz basado en los siguientes puntos:

”–El fin de la ocupación de los territorios árabes tomados en 1967.

”–La obtención por parte del pueblo palestino de sus derechos fundamentales y su derecho a la autodeterminación, incluido el derecho a proclamar su propio Estado.

”–El derecho de todos los estados de la zona a vivir en paz dentro de sus fronteras, unas fronteras seguras, consolidadas y garantizadas mediante procedimientos que habrán de convenirse, que proporcionarán la seguridad propia de las fronteras internacionales además de las garantías internacionales convenientes.

”–El compromiso de todos los estados de la zona a administrar las relaciones entre sí de acuerdo con los objetivos y los principios de la Carta de las Naciones Unidas. En especial los principios que se refieren a la no utilización de la fuerza y a la solución de diferencias por medios pacíficos.

”–El fin del estado de belicosidad en la zona.

”He decidido presentar ante ustedes, en su patria, las realidades, sin ningún plan y sin ningún capricho, sino para que juntos ganemos la batalla por la paz permanente basada en la justicia. No es sólo mi batalla. Tampoco es sólo la batalla de los dirigentes israelíes. Es la batalla de todos y cada uno de los ciudadanos de todos nuestros territorios, cuyo derecho es el de vivir en paz. Es el compromiso de conciencia y de responsabilidad que millones de personas albergan en sus corazones.

”Les anuncio que no ha sido mi intención llevar a cabo esta iniciativa basándome en lo que podría conseguir durante esta visita. He venido aquí a entregar un mensaje. El mensaje ha sido entregado y que Dios sea mi testigo.”

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