Contaba William Golding que poco después de ganar el premio Nobel fue a un hotel y le preguntaron cómo se deletreaba su nombre. El exclamó: “Por Dios, me acaban de dar el jodido premio Nobel”.
Esta anécdota refleja muy bien la personalidad del genial escritor inglés.
Golding nació el 19 de septiembre de 1911 en St Columb Minor (Cornualles), en el seno de una familia dedicada tradicionalmente a la enseñanza; su padre era profesor de ciencias. A los 18 años ingresó en el Brasenose College de Oxford, en la rama de ciencias, cumpliendo los deseos de sus padres. Dos años después sin embargo, se especializó en lengua inglesa e inició su andadura literaria. En un principio escribió poesía, pero en 1952 se decidió por la prosa y empezó a escribir su primera novela:“El señor de las moscas". Rechazada por varios editores, fue la editorial Faber and Faber quien finalmente se decidió a publicarla, Golding le correspondió siéndole siempre fiel.
La obra obtuvo un rotundo éxito suponiendo su desembarco en la escritura profesional. “El señor de las moscas”, se ha convertido en uno de los libros estadísticamente más vendidos y leídos de la literatura contemporánea: ha vendido más de cinco millones de ejemplares y ha sido adaptada cinematográficamente en dos ocasiones en 1963 y en 1990.
Golding, la concibió inspirándose en un relato ideológicamente clave: “La isla de coral”, de Ballantine, popular novela de la literatura inglesa que narra la aventura de un grupo de jóvenes que tras naufragar en una isla logran sobrevivir aplicando los principios que rigen la sociedad victoriana. Escrita con el vívido recuerdo de un combatiente de la II Guerra Mundial, Golding participó en el desembarco de Normandía en 1944, su versión de la aventura es muy distinta. Los muchachos que protagonizan el naufragio de su novela distan mucho de ser heroicos robinsones románticos. Al perderse, afloran sus más bajos instintos humanos, la crueldad y la maldad les domina y se establece con inusitada rapidez entre ellos una relación de victimización de los más débiles que les aboca a un inexorable fin de muerte y destrucción.
Tras el singular y repentino despegue su obra continuó cosechando éxitos. Así en 1983 se le concedió el premio Nobel de literatura por "El señor de las moscas" y por la totalidad de su obra.
En 1988 fue nombrado sir, caballero de la Orden del Imperio Británico, por la reina Isabel II.
En 1992 viajó a España al ser nombrado doctor Honoris Causa de la universidad de Oviedo y presentó la traducción española de “Fuego en las entrañas”, que completaba su trilogía marinera iniciada en 1980 con “Ritos de paso” obra por la que había sido galardonado con el prestigioso premio Booker en su país.
La obra de Golding es esencialmente pesimista. Se halla traumatizado por sus vivencias bélicas, "Mi pasado anda junto a mí" escribiría en "Caída libre". El autor está convencido de la maldad intrínseca del ser humano, y obsesionado por la violencia que rige nuestra existencia disecciona y analiza los instintos humanos de todos sus personajes siempre abocados a un trágico destino. Pese a ello, su lectura consigue ser amena e incluso divertida.
Su biografía se halla jalonada de curiosas anécdotas que certifican su carismática personalidad y su interés por la ciencia. Entre ellas, destaca su enconada defensa de la existencia del Monstruo del lago Ness, reivindicación que le llevo incluso a publicar artículos en la científica revista "Popular Science" o tal y como publicaba La Vanguardia a bautizar por azares del destino la famosa teoría de Lovelock, que le valdría a éste el premio Nobel, como “Gaia”.
Pero la más escabrosa es la ventilada en una polémica biografía escrita por John Carey en la que se narraba un episodio inédito de la vida del escritor según el cual éste habría confesado a su esposa haber intentado violar a la edad de 18 años a una adolescente de 16. El suceso tenía su versión ficcional en la obra autobiográfica “Men, women and now”, en ella el autor recuperaba la relación con su presunta víctima.
En mayo de este año la editorial Faber and Faber publicó "The children of lovers", escrita por su hija, Judy Carver.En ella pretende "limpiar" la memoria de su progenitor relatando las dificultades que sufrió la familia. Ofrece el retrato de un padre brillante y difícil pero a la postre amoroso.
Tras superar un cáncer en 1992, Golding falleció presuntamente de un paro cardiaco el 19 de junio de 1993, dejando inacabada su última obra “La lengua oculta”, que se publicó, póstumamente en 1996.
"Deseo ser leído después de muerto" afirmaba en La Vanguardia en 1990. Damos fe de que lo ha conseguido.