Vivir en Fisher Island (Miami), lugar solamente accesible en helicóptero, barco privado o ferry es un privilegio al alcance de grandes fortunas y de celebridades como Julia Roberts, Oprah Winfrey, Carolina Wozniacki y la top internacional Karolina Kurkova. Sin embargo, residir en el cuarto código postal más caro de EE. UU. y ser expulsado del club privado de la isla (el lugar donde dejarse ver incluye beach club, campo de golf, pistas de tenis, puertos deportivos, restaurantes, spa, gimnasio, teatro y más) significa poco menos que llevar cosida en el pecho y a la vista la letra escarlata. Algo así están viviendo Kurkova y su marido, el exitoso agente inmobiliario Archie Drury, que han demandado al Fisher Island Club ante la corte del condado de Miami-Dade.

Karolina Kurkova con Archie Drury de vacaciones en Capri (Italia)
En noviembre de 2023, Drury fue informado por carta de que una conducta inapropiada había comprometido su pertenencia al club: se refería la comunicación a aquella vez en que accidentalmente se metió en un coche igual al suyo, un Range Rover blanco, propiedad de otro miembro. Aun cuando el marido de Kurkova dio la vuelta enseguida y el dueño del vehículo no presentó cargos, fue suspendido por seis meses. La segunda suspensión se produjo porque dos semanas después, en Nochebuena, pidió comida en La Trattoria, que pertenece al club. Un mail le advirtió de que había cometido una “violación flagrante de su suspensión”. La guerra estaba declarada.

Vista aérea de Fisher Island, en Miami.

En 2023 pusieron a la venta este apartamento, una de las seis propiedades que poseen en la isla.

A Fisher Island solo se accede en helicóptero, yate o ferry.
La pareja acusa a dos de los cinco miembros de la junta directiva del club de emplear su posición de privilegio en beneficio propio tras ciertas reformas estatutarias que consideran inválidas: se trata del financiero Mark Zeitchick y de David Chene, cofundador de la firma de gestión de activos Kennedy Lewis y presidente de la junta de la inmobiliaria Douglas Elliman. Y precisamente, una cláusula de la última reforma establece la expulsión en caso de que un socio demande a la junta.
En su demanda, Drury alude al sentido común sobre el asunto de las pizzas: si pidió cena al restaurante es porque estaba solo con sus su hijo y su hija y la cena era para ellos, miembros también del club y demasiado jóvenes para ir a recogerla por sí mismos. Kurkova y su marido hablan de tácticas de intimidación, como que la esposa de Chene ha seguido a Drury y a su hijo por toda la isla grabándolos en vídeo; ignorar la petición de proporcionar a un inquilino suyo acceso al puerto deportivo y hacer caso omiso a preguntas en orden a la posibilidad de alquilar sus unidades inmobiliarias.

Una de las terrazas del beach club del lujoso lugar.

Pertenecer al club está hoy en 350.000 euros.
Del otro lado, los demandados explican a la prensa de Miami que la top y su marido son tan solo “antiguos miembros descontentos” y que fueron expulsados a causa de un intento de defraudar al club y eludir sus reglas, añadiendo lo siguiente en una circular enviada a los miembros del elitista club: “Sembrar la discordia va directamente en contra de nuestro objetivo de ser 'los mejores de la clase'. En interés tanto de la etiqueta como de la armonía, le agradecemos su adhesión a todas las políticas de nuestro club, ya que trabajamos para mantener y elevar la experiencia de los socios”.
Vivir en Fisher Island
El lugar más exclusivo de Miami
La construcción de este edén para millonarios, el cuarto código postal más caro de EE. UU. (tras Atherton en California y dos en los Hamptons, Nueva York), comenzó en 1919 cuando el promotor Carl G. Fisher compró la propiedad a Dana A. Dorsey, el primer ricachón afroamericano del sur de Florida, que seis años después se la cambió a William K. Vanderbilt II por una embarcación de lujo. Fisher Island es una comunidad de islas privadas que atiende específicamente a los ricos, en la actualidad, 800 familias. Ocupa 86 hectáreas y no puede alquilarse un apartamento por menos de 10.000 euros al mes ni comprar una casa por menos de cinco millones.

Un spa para millonarios.
La pareja accedió al club por 250.000 dólares respectivamente en 2013 y 2018. Hoy está en 350.000. Son veteranos en la isla. Drury explica que los problemas con el club comenzaron cuando a finales de 2022 dejó la poderosa agencia inmobiliaria Douglas Elliman, donde era agente, para irse a la competencia, NobleRoc. Dos sociedades a nombre de la pareja poseen seis condominios (una propiedad privada con responsabilidad en las áreas comunes) en la isla por las que pagaron alrededor de cinco millones y medio de euros entre 2013 y 2022.
“Los clubes privados de Florida y las HOA (asociaciones de propietarios) ejercen un poder sin control con riesgos de gobernanza injusta, explotación financiera en manos de juntas interesadas. Sin una reforma inmediata, estas organizaciones continuarán operando como feudos no regulados poniendo en riesgo a los propietarios, empresas y el mercado inmobiliario de Florida”, dice la pareja en su demanda. Drury y Kurkova alegan que han sido privados de sus derechos de propiedad y cifran sus daños y perjuicios en millones de dólares.