Lo vemos en el cine haciendo de un joven Pasqual Maragall en la película El 47 ; vuelve al teatro con Jauria , donde interpreta a uno de los violadores de la manada de Pamplona; ha participado en la película La abadesa , ambientada en el siglo IX y en invierno se meterá de lleno con otra obra de teatro, La herencia . Carlos Cuevas (Montcada i Reixac, 1995), conocido, entre otros, por sus papeles de Biel en la serie Ventdelplà , de Pol Rubio en Merlí y de Alex en Smiley , no se aburre. “La idea es no ubicarme en un solo espacio y que también me permita hacer cosas nuevas”, explica.
Entre esas otras cosas se encuentra poner voz a audiolibros como 20.000 leguas de viaje submarino o Los tres mosqueteros para el catálogo de Audible, el servicio de Amazon que está apostado por la reedición de clásicos dentro de su oferta. En noviembre, repetirá la experiencia con El lazarillo de Tormes . “Me gusta pensar que puedo ser útil para acercar la literatura a los jóvenes”, afirma. “En mi opinión, cuanto antes empiecen a leer, mejor, porque es un hábito, y sólo así puedes entender lo guay que es estar seis horas seguidas leyendo”.
Él es un enamorado de los libros. Le picó el gusanillo a los 15 años. Antes asegura que no era de esos niños a los que le leen un cuento antes de irse a dormir. “He sido muy autodidacta. Me encantaba ir al teatro y yo buscaba en la biblioteca las obras Chéjov o de Shakespeare”. Pero lo que le robó el corazón confiesa que fue el cuento latinoamericano del siglo XX. “Cortázar, Borges, Sábato, Biel Casares… Los descubrí con 15 años y aquel verano los devoré y fue cuando supe que quería estudiar Literatura”.
Se matriculó en la universidad y empezó la carrera, pero su ajetreada vida como actor –ya desde muy joven– le llevó a dejarla aparcada. Ahora, a los 28 años, se ha propuesto acabarla. “Aunque ya me estoy arrepintiendo porque me pensaba que iba a ser un año tranquilo, y me han salido un montón de cosas”, confiesa.
Carlos ha aprovechado el verano para leer, sobre todo relacionado con su trabajo, por ejemplo, Regreso a Howards End de E. M. Forster, la novela en la que está basada la obra de teatro que hará este año en el Teatre Lliure. “También he estado leyendo a Henry David Thoreau porque haré unas lecturas en el Temporada Alta con textos de él”. Ha leído Pasolini, Marcovaldo de Italo Calvino y a Milena Busquets porque ha rodado una película sobre su libro También esto pasará .
“Y no me canso de recomendar el ensayo de Anna Pacheco Estuve aquí y me acorde de vosotros sobre los trabajadores del sector del lujo en Barcelona”. A la hora de leer se mueve entre la novela y el ensayo y confiesa que nunca elige por el género. “Me pasa igual que con el cine. Yo no escojo una película porque sea de miedo, de comedia o de drama. La escojo por el director. El género me es absolutamente igual”.
Su mejor hora para sumergirse entre las letras es por la tarde, antes de cenar. “El deporte lo hago por la mañana, y por la tarde, de 7 a 9, me gusta leer”. Pero asegura que sobre todo aprovecha mucho para leer en los viajes o en los parones de los rodajes. “Yo con el móvil estoy cinco minutos y ya me aburro, entonces, leo mucho. Siempre llevo un libro en el bolsillo”.
Entre las obras que más le han marcado se encuentran La insoportable levedad del ser de Kundera, Ficciones de Jorge Luis Borges, El maestro y Margarita de Mijaíl Bulgákov y Retrato del artista adolescente de James Joyce. Y uno de sus escritores favoritos es Foster Wallace. “Me encanta cualquier libro suyo, Algo supuestamente divertido que nunca volveré en hacer es espectacular”. Podría pasarse horas hablando de libros: “Hay gente que regala velas; yo regalo libros”.