Tras un periodo bastante largo manteniendo un contacto ocasional, Irene Urdangarin y Juan Urquijo han reavivado su relación con una serie de encuentros en Madrid, donde han compartido desde paseos urbanos hasta experiencias más aventureras. La nueva pareja, que parece muy bien avenida, ha tenido una curiosa y animalista cita.
Este plan no ha sido otro que una visita a Safari Madrid, un espacio donde los visitantes pueden interactuar con animales en semilibertad desde la seguridad de su coche. En este paraje, ubicado en la Aldea del Fresno, Irene y Juan disfrutaron de la compañía mutua en un entorno tan inusual como emocionante.
La revista ¡Hola! ha logrado conseguir imágenes de ambos, sonrientes y entretenidos, mientras alimentaban a una cabra montesa con una zanahoria desde su coche, que estaba siendo conducido por el hermano de Teresa Urquijo y cuñado de José Luis Martínez-Almeida.
Además de este pintoresco momento, las fotografías revelan otros momentos de complicidad entre Irene y Juan. Una imagen especialmente ilustrativa muestra a Irene apoyando la cabeza en el hombro de Juan, un gesto que, aunque leve, sugiere una gran confianza en su nuevo novio y un fuerte vínculo emocional pese al poco tiempo que llevan juntos.
Cada vez más unidos
A pesar de la distancia física habitual entre ellos, ya que Irene trabaja como cooperante en Camboya desde enero, su relación parece ir viento en popa, algo que da vértigo a la infanta Cristina, pues la actual suegra de Urquijo considera que su hija puede desviarse de sus estudios.
El reencuentro del pasado verano, mediado por amigos comunes entre los que se encuentra Victoria Federica, parece haber sido el catalizador para este nuevo capítulo en sus vidas, en el que una amistad de la infancia algo olvidada ha ido floreciendo.
De hecho, A Urquijo se le vinculó fuertemente con la primera de su actual novia. Hace tres años se les vio juntos y se empezó a especular con que fueran pareja. Sin embargo, el tiempo demostró que solamente eran buenos amigos y quedaban para pasar un buen rato juntos, sin ningún tipo de sentimiento por medio.