Cinco años pueden ser muchos o pocos en una vida. Para Iñaki Urdangarin (55), que este fin de semana asiste, en Ginebra, a la reunión familiar convocada con motivo de la graduación y mayoría de edad de su hija, Irene, ese periodo de tiempo ha incluido su entrada y salida de prisión y la ruptura de su matrimonio con la infanta Cristina.
El 18 de junio no es una fecha para celebrar, pero sí es la del inicio de la cuenta atrás de la condena que Iñaki Urdangarin empezó a cumplir, hoy hace cinco años, cuando ingresó en la cárcel de Brieva (Ávila). En la actualidad, disfruta del régimen de libertad condicional; es libre, pero no del todo, ya que hasta que el próximo mes de abril se cumplan los cinco años y diez meses a los que fue sentenciado, cualquier delito menor le devolvería a prisión.
La condena de cinco años y diez meses por el caso Nóos no acaba formalmente hasta el mes de abril del 2024
En una primera sentencia, dictada el 17 de febrero del 2017, Urdangarin fue condenado a seis años y tres meses de cárcel por malversación, prevaricación, fraude a la administración, dos delitos fiscales y tráfico de influencias en el caso Nóos, pero finalmente la pena se rebajó a cinco años y diez meses. El 18 de junio del 2018, el marido de la infanta Cristina ingresó en el módulo de hombres de la cárcel de mujeres de Brieva, en el que era el único interno.
Un año y tres meses después, en septiembre del 2019, salió por primera vez de la cárcel para realizar, tres días a la semana, labores de voluntariado en la residencia Don Orione, un centro ubicado en Pozuelo de Alarcón (Madrid) dedicado a la atención de personas discapacitadas, a donde acudía recorriendo, en viaje de ida y vuelta, los 100 kilómetros que separan la cárcel del centro. El permiso se truncó con la pandemia y Urdangarin no salió de la cárcel ni recibió visitas, entre marzo y diciembre del 2022. Con anterioridad, la infanta Cristina lo fue a ver algunas veces, pero el recluso no solicitó ninguna visita íntima.
Tras el fin de las medidas del confinamiento, Urdangarin pidió el traslado al centro de reinserción Melchor Rodríguez García de Alcalá de Henares (Madrid), y amplió su voluntariado para ir cada día a la residencia Don Orione. En el centro de Alcalá, donde estuvo dos meses, se sometió a un programa de reinserción por delitos económicos.
Tras serle concedido el tercer grado penitenciario o régimen abierto, Instituciones Penitenciarias autorizó su traslado a la cárcel de Zaballa (Álava) tras acreditar que tenía una oferta de trabajo en Vitoria, además de arraigo social, ya que en esa ciudad vivían (y viven) su madre y alguno de sus hermanos. El 1 de marzo del 2021 dejó el centro de Alcalá para ingresar en la prisión alavesa, donde cumplió condena en régimen abierto y dormía de lunes a jueves en el centro penitenciario, mientras el fin de semana residía en casa de su madre, Claire Liebaert. En el mes de junio del 2021 se le concedió el régimen abierto y ya no tuvo que volver a dormir en la cárcel.
Desde marzo del 2021 a marzo del 2022, cuando obtuvo la libertad condicional, Urdangarin trabajó en el despacho de asesoría fiscal Imaz&Asociados, en Vitoria, donde conoció a Ainhoa Armentia, con quien inició una relación sentimental que salió a la luz el mes de enero del 2022, cuando la revista Lecturas publicó unas fotografías de la pareja paseando de la mano en Bidart (País Vasco francés). Urdangarin, que en estos años ha hecho un curso de gestión deportiva, hizo un intento de buscar trabajo en el FC Barcelona, pero hasta la fecha no ha conseguido un puesto laboral. Sigue viviendo en Vitoria, en casa de su madre, y ya no esconde su relación con Ainhoa, aunque aún no se ha hecho público su divorcio de la infanta Cristina.
Iñaki Urdangarin ha recuperado la relación con sus hijos, dañada más por la separación matrimonial que por su estancia en la cárcel, y suele viajar a Barcelona para asesorar a su hijo Pablo, que ha seguido sus pasos en el balonmano. La reunión familiar de este fin de semana en Ginebra, sin una sola imagen junto a la infanta Cristina, y menos aún al lado del rey Juan Carlos, certifica todo lo que ha cambiado la vida de Iñaki, lejos ya su tiempo de flamante duque de Palma.