Ghislaine Maxwell, supuesta conseguidora de menores para el pederasta Jeffrey Epstein, se liberó una temporada de la monotonía carcelaria.
No es que la sala del tribunal de Manhattan sea un paraíso de esos a los que ella estaba acostumbrada, pero al menos rompe lo que sus abogados denuncian como un régimen penitenciario infernal. Dicen que le dan un trato peor incluso que a Hannibal Lecter, el canibal inventado por el novelista Thomas Harris.
Maxwell declara su inocencia y cree que es el chivo expiatorio por la muerte de su amigo Epstein
Aunque ya había sido trasladada en varias ocasiones en presencia de la juez, a partir de este martes, y por un periodo de unas ocho semanas, Maxwell será conducida al edificio del bajo Manhattan a diario, salvo festivos, que en su caso serán una tragedia.
Todo arrancó este martes con la selección del jurado entre unos 500 candidatos. En principio, si no hay atasco en este proceso, la vista oral se iniciará el próximo día 29 y se calcula que se prolongará entorno a mes y medio.
Vestida con un traje negro, lo primero que hizo al acceder a la sala fue abrazar a sus letrados. Y dedicó una mirada fugaz a la dibujante que hacía su viñeta judicial.
Afronta un total de seis cargos, incluido el transporte de menores para que participaran en actividades sexuales delictivas. Era la colaboradora necesaria, según la imputación, para reclutar jóvenes y ponerlas a disposición del millonario Epstein, al que le unía una profunda amistad, durante los años 1994 a 2004.
Epstein, con una pena previa por este tipo de crimen, fue arrestado en Nueva York en julio del 2019 por tráfico sexual. Tenía 66 años cuando al mes siguiente lo hallaron sin vida en su celda. Su defunción se decretó suicidio, aunque las teorías conspirativas se dispararon por su amistad con presidentes –Bill Clinton, Donald Trump–, influyentes responsables financieros y de multinacionales o con el príncipe Andrés de Inglaterra.
A sus 59 años, Maxwell se enfrenta a un largo futuro en prisión si es declarada culpable. Ella ha defendido su inocencia y sus abogados se centran en socavar la credibilidad de las acusadoras –a las que la juez Alison J. Nathan permite que se las llame víctimas–, así como los motivos de la fiscalía. Los defensores sostienen que el ministerio público la “castiga” como chivo expiatorio por la muerte de Epstein.
Ghislaine, educada en Oxford y figura de la alta sociedad, es la hija pequeña del magnate británico de la comunicación Robert Maxwell. Falleció en 1991 al caer de su yate, el Lady Ghislaine , cerca de las islas Canarias, cuando le investigaban por el supuesto saqueo de los fondos de pensiones de su empresa.