Toñi Moreno ha hecho su parte como comunicadora para reparar el daño causado, por la sociedad entera, a Dolores Vázquez. Hace 20 años fue acusada de matar a la joven Rocío Wanninkhof, hija de la mujer que tiempo atrás fuese su pareja, y condenada por un jurado popular. No hubo pruebas directas contra ella y que fuese homosexual, en aquellos días, pesó mucho en su contra. Fue a la cárcel y permaneció en prisión 17 meses hasta que el ADN hallado en un crimen posterior la exculpó judicialmente. Ahora, habla por primera vez sobre su vida destruida en el documental Dolores. La verdad sobre el casi Wanninkhof, que ya puede verse en HBO Max.
Toñi Moreno presentará mañana, 30 de octubre, la cena benéfica de la Asociación Elena Torres por la Investigación Contra el Cáncer que se celebrará en el restaurante Corso de Ibiza dentro del marco de su Pink October. Con ella estará la investigadora Priscila Monteiro Kosaka, quien lidera el proyecto del CSIC que financia la Asociación Elena Torres.
Imagino que cuando le proponen presentar una gala como esta, acepta orgullosa.
Me llamó mi amigo Aurelio Manzano para hablarme de la Asociación Elena Torres, del proyecto tan interesante de investigación que llevan a cabo y como sabe que intento en la medida de lo posible comprometerme con las causas en las que creo, dije que sí, naturalmente. El cáncer es una enfermedad que nos afecta a todos de un modo u otro. Todos tenemos un familiar que lo ha padecido y en mi caso, gente muy querida que he perdido.
La gala se celebra en el marco del Pink Octobre que organiza el restaurante Corso en Ibiza. ¿Mucho trasiego con la niña?
Como sabes, tengo una niña de año y medio y debo organizar una infraestructura, pero compensa.
Cómo te cambia la vida tener un hijo, ¿eh?
Completamente. Pero estoy encantada porque me gusta la marcha. Lo mejor que he hecho en la vida; es duro pero también lo tuvieron duro nuestros padres. Estoy encantada, mi hija me está dando un chute de vida.
¿Qué valores principales procura inculcarle a su pequeña?
Los que me inculcaron mis padres: tener empatía con el sufrimiento ajeno, trabajar cada día sintiendo que aporta algo a la sociedad y que se rodee mucho amor.
Es coproductora del documental de seis episodios Dolores. La verdad sobre el casi Wanninkhof, que ya emite HBO Max, y en el que dais voz a la mujer que fue injustamente acusada del crimen y cuya vida se fue por ello al traste. ¿Deberían los medios hacer un acto de contrición por haber empujado a crucificarla con ciertos titulares cargados de morbo?
La responsabilidad de que Dolores acabara en prisión no fue solo de la prensa, hubo una investigación nefasta, el sistema judicial falló; aunque es muy garantista, falló estrepitosamente. Esta mujer tuvo muy mala suerte por todos los lados. La prensa se hacía eco de cada decisión judicial y todas apuntaban a que era culpable. Los medios formaron parte de la presión social pero no fuimos responsables de lo que le ocurrió.
¿Fue difícil ganarse su confianza?
Contamos con un equipo maravilloso, el de Unicorn Studio, de la productora de Ana Rosa Quintana. Tres personas nos sentamos ante ella, le presentamos el proyecto y le dijimos que creíamos que era el momento oportuno: hay una generación de personas que ahora estudia Derecho y Periodismo que no conoce su caso y que deberían conocerlo. Que esto no puede volver a ocurrir y que tenía, en cierto modo, la obligación de denunciarlo.
La vida de Dolores Vázquez quedó completamente arruinada. Ingresó en prisión por un crimen que no cometió y su cara y su nombre quedaron estigmatizados. ¿Alguna vez pensó en quitarse la vida?
No. En el documental aborda ese punto. Dice que nunca lo pensó porque tenía que demostrar su inocencia y eso le daba mucha fuerza.
Aún queda mucho camino por recorrer pero los jóvenes aceptan mucho mejor que 20 años atrás la diversidad sexual. ¿Cree que en la actualidad Dolores Vázquez hubiese sido tratada tan duramente por ser homosexual?
Todos los días me desayuno con ataques homófobos en los institutos y en la calle. Creo que hay mucho por luchar todavía y que este documental está de plena actualidad. Dolores Vázquez no fue condenada solo por lesbiana pero fue una cosa más y un claro caso de lesbofobia. Algunos titulares destacaban asuntos como que hacía karate, como si fuese algo negativo, que era autoritaria por haber sido directora de un hotel de cuatro estrellas… Elementos que te restaban feminidad. Hubo un componente importante de lesbofobia y que en la actualidad hay mucho que pelear en ese sentido.