Harry Styles: de ídolo juvenil a icono de estilo

“Misterioso, enigmático y reservado”. A pesar de haber nacido y crecido en pleno auge de las redes sociales, así es como la prensa internacional define hoy a Harry Styles. Sobre el papel es un chico que logró llegar a la final del concurso de talentos británico The X Factor en 2010 y convertirse en el ídolo adolescente de millones de chicas como componente de la primera boyband post millennial, los aclamados One Direction.

Para algunos el guapo de clase con suerte. Pero en la práctica ha sido mucho más que eso. Si nos remontamos a sus principios, el valor de One Direction se sostuvo en la ruptura de los cánones que debía seguir una banda de jóvenes músicos para alcanzar el estrellato. No más coreografías, adiós a los liderazgos entre los integrantes y carpetazo a los uniformes de colegio privado. Los nuevos ‘Backstreet boys’ eran un grupo de cinco amigos que se lo pasaban bien haciendo música.

En esa normalidad cotidiana empezaron a atraer a seguidoras adolescentes. De todos ellos, Styles era el alumno aplicado que parecía no haber roto ni un plato. Eso sí, cada mes se le relacionaba con una mujer diferente. Primero fue la presentadora Caroline Flack, que prácticamente le doblaba la edad, y después la cantante Natalie Imbruglia. Se le vio paseando con Taylor Swift por Central Park y al poco tiempo besando a Kendall Jenner en un yate.

El cantante jugaba con la ambigüedad encima del escenario mientras ondeaba la bandera del Orgullo

Y, mientras Styles desmentía cada uno de esos rumores, se dedicaba a ondear una bandera del Orgullo en uno de sus conciertos. Algo fuera de lo común para un ídolo masculino que arrastraba millones de fans. Pero Styles era el miembro que abogaba por la indefinición, la ambigüedad y la libertad en todas sus vertientes.

Se vestía con estampados estridentes, le gustaban las perlas y también el tul transparente. A los ojos de cualquier crítico de moda poseía un gusto innato al alcance de muy pocos. La estrella del rock se transformó poco a poco en un icono de estilo que no era ni masculino ni femenino, sencillamente era Harry Styles.

Comenzaron a invitarle a las semanas de la moda, posaba para las revistas del sector y se convirtió en el niño mimado de Alessandro Michele, que rápidamente le convirtió en musa e imagen de Gucci. De hecho, su gran consagración llegó cuando fue distinguido como el hombre británico más estiloso, robándole el puesto a David Beckham.

Su fama crecía al mismo tiempo que lo alejaba de su banda,que se acabó por disolver en 2016. Styles siguió a lo suyo y, en su primer año como solista, uno de sus temas fue distinguido por la Rolling Stones como la canción del año. Solo un pequeño avance de lo que estaba por llegar.

Ahora, su último hito ha sido entrar en la historia de la moda como el primer hombre que posa en solitario para Vogue USA. Una portada que puso el grito en el cielo a las voces más conservadoras al ver que llevaba un vestido blanco. La polémica estaba servida, pero quién mejor que Styles para seguir rompiendo los cánones de la masculinidad y, por qué no, abrir una mesa de diálogo sobre la vestimenta de género.