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El efecto Tamara Falcó: ¿Le beneficia su colaboración en ‘El hormiguero’?

Opinión

La hija de Isabel Preysler logró un golpe de efecto emocional con su participación en ‘Masterchef Celebrity’ pero una sobreexposición con calzador le juega en contra

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Tamara Falcó se ha dejado ver en varias alfombras rojas y es asidua a la televisión

Raúl Terrel / EP

Siempre me ha parecido curioso ver como en la vida los roles de las personas pueden cambiar drásticamente en cuestión de segundos. La fina y difusa línea que separa la simpatía de la repulsión es, en el caso de las celebridades, digno de estudio humanitario. O filosófico, da igual.

Está claro que los focos y el efecto escénico que supone que alguien conviva con más o menos asiduidad en un plató aceleran las partículas que deambulan por el hemisferio del cerebro que se ocupa de controlar nuestra asertividad. Y, en ocasiones, parece que ese piloto haya sufrido un ataque epiléptico ya que somos capaces de elevar al altar de los dioses a la misma persona que hace unos días enterrábamos a pico y pala en un monte perdido. O viceversa.

La hija de Isabel Preysler, Tamara Falcó, a su llegada a la 68 edición del Festival Internacional de Cine de San Sebastián.

Juan Herrero / EFE

Curiosa perversión la nuestra basada, en parte, en juicios subjetivos que suelen ir de la mano de nuestro estado de ánimo. Aunque debo decir que, en el caso que nos ocupa, pueden haber condicionantes que hagan que la balanza cambie de lado a la velocidad de la luz. Sin ánimo de hacer ninguna tesis doctoral, quien les escribe ha subrayado dos elementos que pueden resultar clave a la hora de bajar a alguien del cielo al infierno con la misma eficacia con la que cogemos el ascensor: la sobreexposición y no saber elegir bien el espacio donde desplegar las alas.

Y para completar esta disertación acudimos a un claro ejemplo actual que dibuja perfectamente el retrato humanístico que estoy intentando esbozar. Tamara Falcó era antes de su participación en la cuarta edición de Masterchef Celebrity una de aquellas personas que, sea por su más que asumida pijería, por su inaccesibilidad o por llevar la losa de una familia unida a la aristocracia levantaba más recelo que otra cosa. El primer semáforo era el de un rojo rechazo.

'El Hormiguero': Tamara Falcó debutó como colaboradora del programa hace unas semanas

Atresmedia

Pero la hija de Isabel Preysler potenció en el talent de cocina lo que, en mi opinión, más le favorece como personaje público: su naturalidad, espontaneidad y un punto de ingenuidad que suele generar un clic afectivo a quien la escucha o está con ella. Tamara aterrizó en el mundo de los mortales tirando la puerta al suelo y regeneró una imagen esquiva a base de simpatía y proximidad que también le ha valido un impulso dentro del universo de las influencers.

El peligro que advierto ahora es que, sintiéndose cómoda en este rol televisivo no sepa elegir bien los paisajes que más la favorecen. Y es aquí donde asoman las hormigas moradas que pueden convertirse de nuevo en un pozo hacia los depredadores de la crítica. Su participación como colaboradora de El hormiguero no es que me parezca puesta con calzador, sino que creo que ha sido necesaria una grúa entera.

Tamara Falcó en el primer programa de la nueva temporada de 'El Hormiguero'

Instagram

Tamara Falcó descuenta en el papel que le han brindado como opinadora en una tertulia con criaturas televisivas más rodadas como Nuria Roca o Juan del Val. Y lo que a primera vista parecía una tierna ingenuidad puede convertirse en una artificialidad sin sal que solo se salve con las anécdotas de su familia. Eso, unido a una clara sobreexposición en diferentes alfombras rojas, podría devolverla a la lista negra del club de fans de la lengua viperina. Cuidado.