Su primer recuerdo es estar apoyada en el quicio de una caseta durmiéndose, tendría siete u ocho años. Desde antes y desde entonces, Raquel Revuelta no se ha perdido una sola edición. Le resulta inconcebible no asistir a la Feria de no ser por fuerza mayor. En su caseta baila, come, bebe y recibe amigos que acuden a Sevilla a visitarla.
También hace networking: la exmiss es directora de la agencia de comunicación y organización de eventos Doble Erre, creadora de la semana de moda flamenca SIMOF, editora de la revista ‘Surrealista’ y propietaria de los baños árabes Aire, con sede en Sevilla, Barcelona, Vallromanes y Almería, Nueva York y Chicago: “Y estamos con otros destinos dentro del plan de expansión”, dice Revuelta, que entre tanto ajetreo ha encontrado tiempo para presentar su primer libro, una obra divulgativa titulada ‘Flamenca, un recorrido por la moda del sur’.
Esta noche comienza todo, tras el adelanto de un día propuesto el año pasado por el consistorio y que fue aprobado por la mayoría de los sevillanos, tanto ciudadanos como comerciantes y hemos querido estrenar un especial sobre la feria y sus personajes más célebres con una experta desde niña.
¿Cuándo comienza para ti la feria?
Yo no pongo un pie en el Real antes de la noche del pescaíto. Los sevillanos siempre hemos afrontado con mucha ilusión ese primer día porque con el ‘alumbrao’, el momento en que a las doce se encienden las luces de la portada, comienza todo. Esa tarde estamos todos excitados. Yo suelo llegar sobre las diez de la noche y lo que el cuerpo aguante. La primera noche es como más exclusiva para nosotros, no está tan masificada y es más para ver a tus amigos de toda la vida y caras que has visto desde siempre. Además, estamos todos muy guapos y descansados (risas).
Es decir, que si tienes un vestido favorito, te lo pondrás esa primera noche.
¡Cómo un vestido favorito! Es que nos buscamos uno especial para el pescaíto y el alumbrado y si no lo has encontrado, tienes un problema.
Lo que se denomina vestirse y comportarse “de sevillanas maneras”.
Exactamente. Pero solemos tener todos los días organizadísimos, con los vestidos escogidos, planchados y dispuestos en el perchero; cada día, su traje con sus complementos y accesorios. Vivimos eso con mucha entusiasmo. Entiendo la sorpresa a veces de forastero pero a mí me parece la manera de vivir más afortunada del mundo: habida cuenta de que no sabemos cuánto tiempo vamos a estar aquí, disfrutamos el bellísimo espectáculo de color y la actitud es siempre la de estar dispuesto a disfrutar. Creo que es un muy sano e inteligente concepto de vida.
¿Y el resto de días, cuándo bajas al Real?
Hoy la vivo más de día que de noche. Sobre las 15:30 h llego a la caseta para comer y me quedo hasta que aguanto, pueden ser las doce o de madrugada. En general, pocos sevillanos van antes de comer. Rara vez voy por la mañana, a no ser que tenga un compromiso, como me ocurre este lunes. Porque la feria son días de reunión de amigos y de familia pero también de oportunidades de negocio. Yo cada año cierro alguna operación.
¿Qué se come y se bebe en las casetas?
La gastronomía gira en torno a los fritos, desde los chanquetes a las gambas y el cazón, pero también hay carne ‘mechá’, caña de lomo, chacinas, tacos de queso... Los tres platos más comunes yo diría que son los revueltos, el jamón de bellota y la tortilla de patatas. Y se impone un caldito de madrugada, para reponer fuerzas. Hay personas que prefieren comer de plato, sentadas, normalmente la gente mayor pero también algunos socios de clubs como el Pineda, Aero o el Mercantil que viven la feria de otra manera, más reposada. Si llueve, lo que llamamos chaparrones de mayo o en abril aguas mil y hay que refugiarse, algunas casetas preparan potajes de garbanzos para afrontar el mal tiempo. Antes se bebía sobre todo fino y manzanilla, aunque en los últimos años se ha impuesto el rebujito, mezcla de manzanilla y Sprite.
Para terminar, ¿de qué depende que en algunas casetas veamos flamenco en directo?
Esto lo contratan los socios, porque la caseta es una extensión de nuestra casa. En muchas tenemos cada día al menos un ratito de actuación pero también hay casetas con mucho arte en las que se arranca alguien a cantar espontáneamente, cuando menos te lo esperas. Esas son las que más apetecen.