Aitor Luna, más allá de la catedral

Ni el hijo de Bernat Estanyol ni el hijo del Alcayata han tenido una vida fácil.
Su destino lo marcaron sus progenitores, y aunque les separan 700 años, ambos personajes están unidos por un mismo actor: Aitor Luna. TV3 emite esta noche el último capítulo de La catedral del mar, donde interpreta a Arnau Estanyol, y a partir del jueves y sólo hasta el domingo se subirá al escenario del teatre Coliseum para representar La vida a palos, al lado de Imanol Arias, que hace de su padre.

Casualmente Aitor Luna (Bergara, 1981) no fue la primera opción para ninguno de los dos personajes. El papel en el texto de Pedro Atienza le vino después que Jon Arias (el hijo de Imanol) lo rechazara para trabajar en varios proyectos de televisión. Y el de protagonista de la novela de Ildefonso Falcones lo consiguió tras la negativa de Quim Gutiérrez y de Yon González, su hermano menor. “Arnau pertenece a un tipo de personajes que no te dejan indiferente, que después de interpretarlos te crean conflictos internos acerca de la dignidad y de los palos que da la vida”, recuerda el actor. A la hora de escoger tres escenas de la serie, no lo duda: “La muerte de María, la primera esposa de Arnau, y la entrega de Mar a su violador, porque son escenas que si conectas realmente las sientes de verdad y en este sentido fueron bonitas. Y por supuesto destacaría la del final, en el interior de Santa María del Mar, cuando ya está acabada. Fue impresionante rodar allí dentro vacía y sin bancos”.

Junto con el de Arnau Estanyol, el personaje que más le ha marcado interiormente es el del capitán Alatriste, que interpretó para la serie de Tele 5 del mismo nombre, aunque el que recuerda con más cariño es el de Gonzalo Montoya en Los hombres de Paco, con el que se hizo popular en toda España. Luego vinieron Gran reserva, La fuga y Velvet, entre otras. Pero la primera de todas fue la telenovela Goenkale, para ETB: “Mis padres son andaluces y en casa se habla castellano, por lo que tuve que ponerme fuerte a practicar euskera –explica. Lástima que no lo hablo desde que estoy en Madrid”. En la capital vive muy cerca de su único hermano Yon González ( El internado), cinco años menor que él.

La televisión es el medio que más éxitos le ha dado, pero sus inicios fueron en el teatro, tras estudiar arte dramático. “Soy actor gracias al teatro. Y me encanta volver. En mis inicios actuaba en café teatros de Bilbao y en Madrid he trabajado en Medea, Hamlet...”. Y ahora La vida a palos, con la que ha actuado en Buenos Aires, Madrid, Bilbao y estos días en Barcelona. “Después vendrá Zaragoza, València y al paro... porque es la realidad del actor”, dice Luna tajante, aunque sin perder la sonrisa. “Me hace gracia cuando me preguntan por mis próximos proyectos –añade– como si los actores fuéramos enlazando un trabajo tras otros, y en mi caso no es así. Y eso que yo soy un afortunado, porque sólo el ocho por ciento de los actores puede vivir de su profesión, pero nunca sabes cuándo te van a volver a llamar. Hay un concepto muy equivocado sobre la vida del actor y sobre que estamos forrados”.

Se considera una persona ahorradora “para las épocas en las que no trabajo” y “con los años me he vuelto más solitario”. Soltero, su fiel compañera es su Harley “con la que me escapo cada vez que puedo, por la sensación de libertad, y de viajar sin rumbo fijo , aunque en breve tengo previsto ir a Granada para visitar a mi familia”. Si tuviera que elegir entre vender la moto o la casa, lo tiene claro: “Antes vendería la moto, porque en el 2010 casi me cuesta la vida, por un coche que se me echó encima. Como a todo el mundo, a mí también la vida me ha dado palos”.